29 - "Con comida todo es mejor"

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Lucas observó cómo Sky desató sus zapatillas y gimió estirando los pies. Debía ser incómodo utilizarlas, aunque no pensó en eso por mucho tiempo cuando vio sus bien tornadas piernas que las mallas cubrían. De abajo hacia arriba aprecio las horas de trabajo que la danza hicieron en la rubia; cintura delgada, brazos estilizados y fuertes, no mucho pecho, pero era compensado con otras cosas, definitivamente. Su escrutinio iba bien, hasta que se topó con el rostro del padre de Sky.

—¿Se te perdió algo? — le preguntó con total calma.

Lucas negó con rapidez. Si, el padre de su futura novia le daba miedo. Un montón y no le daba pena admitirlo. Había escuchado historias sobre Sebastian; las muertes, los secuestros, las alianzas. Todos le temían casi tanto como a su mujer, una amable rubia de apenas uno sesenta de estatura ¿qué podría tener de temible?

Hace años era prácticamente impensable el reencuentro. Así que estar comiendo hamburguesas en el mismo lugar — sin intentar matarse — es algo así como un record.

—Todavía están en problemas. — les recordó tío Simon antes de morder su hamburguesa.

—No sé porque les sorprende. — dijo Laura de repente, robando papas fritas del plato de su parabatai. Lucas frunció el ceño. — Siempre estamos en problemas. — comentó, enfatizando la primera palabra. — Que Will casi muere, nuestra culpa. Que si dejamos a Melanie conducir, nuestra culpa...

—Esa vez si fue nuestra culpa. — aceptó Lucas.

—Que interesante conversación. — murmuró Sky comiendo su última papa frita.

—Estoy esperando que en cualquier momento aparezcan los chicos con las cámaras gritando que es una broma. — mencionó Simon, haciendo reír a Nina. Comer una hamburguesa con Sebastian, lo usual. — Esto es extraño. Pero nadie puede rehusarse a una hamburguesa gratis.

—¿Gratis? — preguntó Jonathan limpiándose los labios con una servilleta. — ¿Quién se supone que los invitó? Creí que solo nos siguieron porque tenían hambre.

—Tu tarjeta de crédito los invito. — informó Nina después de un momento de tensión por parte de los demás nefilim. — No seas tacaño, será una buena reducción de impuestos en el extranjero.

—Seguro que sí. — bufó su esposo.

—¿Por qué eres tan amable? — se atrevió a preguntar Alec.

—Porque le prometí a mi esposa que intentaría no matar a nadie durante nuestra estancia en el Instituto. — respondió este con total sinceridad, sin embargo, sonrió ligeramente para quitarle aspereza al asunto. — aunque estoy reconsiderando los parámetros de esa promesa. — dijo eso mirando directamente a Lucas. Este se encogió en su lugar para diversión de Laura.

—¿Desde cuándo las promesas valen para ti? — preguntó Isabelle sin amedrentarse.

—Desde que me case, quizá. — respondió el rubio sin prestarle mucha atención a la pelinegra, la cual seguía comiendo su hamburguesa. — Realmente no me importa lo que hagan. — agregó, mirando a los tres nefilim adultos frente a él. — lo que piensen carece de sentido para mí.

Sky rodó los ojos. En momentos como ese desearía que un agujero se la tragara. Su madre tenía esa mirada de "comportarte" y para variar, iba dirigida a su padre.

—Entonces, si pienso que no eres el bastardo infeliz de la última vez, ¿también carece de sentido?

Lucas abrió mucho los ojos por las palabras pronunciadas de su papá y no fue el único. Su tranquilo y estoico padre levantando la voz. Bien, obviamente Alec era quien imponía los castigos o regaños cuando hacen algo estúpido; nunca se creería que dijo eso, de no haberlo presenciado.

Cazadores de Sombras: Herederos del CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora