Era de madrugada cuando Chris regresaba a su casa, bueno, el departamento que utilizaba desde hacía años cuando se asentó en Alemania. La cacería de la noche fue fructífera, a pesar de la poca actividad demoniaca en el área. Pudo tomar el metro u otro medio de transporte, pero necesitaba despejarse de lo ocurrido en las últimas semanas. Desde la llamada de su hermano, contando las buenas noticias, se sentía cada vez más... solitario.
Podía contar a sus mejores amigos con los dedos de una mano y dos de ellos no contaban por ser miembros de su familia, ¿cuán patético era eso? Tenía que admitir que fue su decisión dejar Nueva York y regresar a Europa, al contrario de sus hermanos que se divertían y disfrutaban de sus presentaciones al público, Christopher iba al extremo opuesto. Entablar una relación de amistad, noviazgo, lo que fuera, era complicado. No solo por ser un cazador de sombras por elección, sino por sus pocas habilidades sociales.
Su hermano mayor tenía cierto encanto, toca varios instrumentos musicales y ese aire misterioso vuelve locas a las mujeres y hombres, para desgracia de su esposa. Su hermana, era bailarina, sus presentaciones llenaban teatros. Y él, bueno, su madre siempre dijo que era el que mas parecido a su progenitor, lo cual no es precisamente una mala cosa, solo un pequeño gran obstáculo en su vida. La inteligencia con la que fue dotado tampoco le venía mal, pero le impedía actuar como la mayoría de la gente, a veces, ni siquiera lograba empatizar con otros nefilims a su alrededor.
Esos pensamientos llegaban con cada vez más frecuencia, la misma frecuencia con la que daba largas caminatas después de una cacería. Soltó un largo suspiro, dentro de poco iría a donde su familia para pasar las fechas decembrinas y sería un asco contarles que realmente no había nada que contar. Su vida no era la más interesante, si era honesto consigo mismo. Probablemente su madre se preocuparía por ese hecho, sus hermanos y primos le harían una cuenta en Tinder para encontrarle alguna cita y así burlarse de él. Su padre, bueno, simplemente se encogería de hombros para hacerle saber que se las arreglara solo.
Sip, podría recrear con precisión como iría esa incomoda conversación.
—¡Largo! — oyó la exclamación de una mujer a unas calles de distancia.
Probablemente fuera una riña casera, una de la que no debería enterarse si no fuera por la runa que trazo hace horas en su antebrazo. Subió mas el cuello de su abrigo para intentar pasar desapercibido cuando caminara por ahí, con algo de suerte ni se fijarían en él.
—¡Te estoy haciendo un favor! — gritó el hombre de vuelta. — ¡Nadie se fijaría...!
—¡Cállate!* — interrumpió la voz femenina.
Chris abrió muchos los ojos, la mujer ni siquiera le respondió en su idioma. Eso no sonó como el alemán. Aunque el fervor en su voz, junto con el leve temblor, le dijo que era terreno pantanoso. Apuro el paso, verse en medio de ese tipo de riñas, nunca era lo mejor.
—¡Suéltame! — esa era la razón por lo poco que le gustaban las peleas, había una delgada línea entre una discusión y la violencia. — ¡Aléjate, me estas lastimando!
Christopher soltó un largo suspiro mientras tomaba la decisión que cambiaria el rumbo de la pelea de enamorados, no le tomó mucho tiempo cuando un grito de dolor rasgo el aire. Corrió a velocidad inhumana, conmovido por el dolor ajeno, con algo de suerte no tendría que golpear a nadie.
—Déjala en paz. — pidió Christopher sin alzar la voz. — Estoy llamando a emergencias. — levantó el celular para que quedara a la vista. — No creo que una ficha policial quede bien en cualquier registro.
—De cualquier manera, ella no vale la pena.
Por supuesto que aquel desconocido tenía que tener la última palabra, pues no solo le bastó con eso, sino que empujo a la mujer con fuerza al suelo. La sangre del rubio hirvió al ver tal acción, sobre por el grito que esta emitió. Y como un cobarde el agresor huyó, claro que Chris lo hubiese atrapado de no estar mas preocupado por la joven mujer frente a él.
Se agachó junto a ella e intentó tocarle el hombro, pero esta hizo amago por alejarse, aunque sin éxito.
—Necesito que te tranquilices. — dijo Chris suavemente. — No tengo la menor idea de que te duela, así no puedo ayudarte. Por favor, coopera por un momento.
—La cadera. — murmuró la chica apretando los labios, señaló su costado izquierdo. — Por favor, no... no quiero ir al hospital, solo necesito llegar a mi departamento. Estaré bien.
—Ni siquiera puedes levantarte, dime dónde es. — cogió a la morena en brazos, quien no tuvo fuerzas para rebatirse. Solo señaló el desvencijado edificio de al lado, que definitivamente había visto días mejores. — Bien, supongo que habrá que subir escaleras. — murmuró mientras entraba al recibidor.
—Vivo en el segundo piso. — murmuró la chica de regreso con voz temblorosa.
—Casi llegamos. — se dijo Chris al oír el rechinar de los escalones. — ¿Cuál es el numero?
—Al final del pasillo. — murmuró de nuevo.
Chris abrió la puerta y contuvo la respiración al ver el reducido lugar en el que la chica vivía. Era mas que obvio que no podría costearse la sala de emergencias de cualquier hospital, intentó no juzgar, su madre alguna vez le había dicho que no todos tenían la fortuna de tener las comodidades básicas, pero era la primera vez que lo veía de primera mano.
La depositó en la reducida cama en la esquina del lugar. aún seguía apretando los labios, obviamente sintiendo dolor.
—Quítate los pantalones. — ordenó Chris como si estuviera en el hospital, rodeado de su personal.
Se dio cuenta como sonó eso al ver la cara de pánico de la chica, la cual abrió la boa para gritar, pero el rubio se lo impidió.
—Perdón, no quise asustarte. — se disculpó Christopher sin quitar la mano de la boca de la morena. — Eso, bueno, sonó bastante mal. Pero necesito ver el daño antes ir corriendo a la farmacia por cualquier cosa, ¿tienes un botiquín o toallas limpias? — preguntó tentativamente.
—No es necesario, ya se me está pasando. — negó con la cabeza.
—Deja que yo juzgue eso, no soy un asesino o psicópata, pero desde que me dejaste ayudarte eres algo así como mi responsabilidad... a menos que quieras que llame a un servicio de ambulancia.
La chica agrandó los ojos con mido puro, mordiéndose el labio con nerviosismo. Señaló la única puerta dentro del diminuto departamento. Chris suspiró aliviado por no tener que presionar más. En su opinión, si una persona no quería visitar una sala emergencias en el hospital, era por dos cosas: o es un paciente demasiado testarudo o tiene algo que ocultar. Con esta extraña chica no sabía que pensar.
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¡Esto no es un simulacro! Solo una pequeña probadita, ¿quién será la chica misteriosa? Obviamente no está completo, pero quería dejarles este fragmento para que vean que si estoy trabajando en otros proyectos ;P
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Cazadores de Sombras: Herederos del Cielo
FanficHan pasado 20 años desde la última batalla contra los Nephilim. Nada ha cambiado sustancialmente. La Clave siendo dirigida por cazadores de mente cerrada, la constante fricción con los subterráneos, incluso la actividad demoníaca ha ido disminuyend...