Esperé a que Scarleth bajara del Jeep para que me entregara las llaves.
—¿Puedo conducir de regreso?
—No —respondí al instante—. Ya has conducido ahora, no arriesgaré mi vida dos veces en un día.
La oí bufar antes de lanzarme las llaves.
—Me encanta que me tengas tanta confianza —respondió sarcástica.
—Cállate y ve a tu clase de Criminología antes de que te lleve a patadas yo misma.
Ella se separó de mí caminando hacia su edificio correspondiente mientras yo me dirigía al mío. Psicología Social, allá voy. Al entrar todo es un desorden, personas platicando por aquí, otros tantos molestando a los más débiles. A pesar de estar en la universidad las personas parecen no madurar. Entré tranquilamente para sentarme en la parte de atrás del salón, en mi lugar de siempre, parece que el hecho de quién sea tu padre tiene sus consecuencias, ya que nadie se sienta en los lugares continuos al mío. El Señor Cage entra al salón y todos guardan silencio rápidamente. Sonreí, perecía que los chicos le temiesen, porque siempre que él entraba la tranquilidad y serenidad se hacían presentes.
—Buenos días, chicos —saludó el hombre—. Espero que estén preparados puesto que falta poco para...
Un chico toca la puerta interrumpiendo la clase. Todos llevaron la vista hacia en él. Su cabello castaño se encontraba revuelto, llevaba una camisa azul marino que se ceñía a su figura, unos vaqueros negros colgaban de su cintura.
—¿Puedo pasar? —preguntó el castaño— Siento interrumpir la clase se me hizo un poco tarde.
—Adelante Señor...
—Anderson. Alén Anderson —concretó. Regresé mi vista al Señor Cage, quien le hizo una seña para que entrara.
Al entrar el chico paseó la mirada por toda la estancia, como si buscara a alguien, cuando sus ojos cayeron en mí sonrió, pero yo aparté la mirada, hasta que escuché pasos a mi lado. Elevé la vista y ahí estaba él, tomando asiento en la mesa continua a la mía. Mi mirada se encontró con la suya durante unos segundos, por un momento me pareció reconocer sus ojos cafés pero sacudí la cabeza con intención de votar esas tontas ideas.
El resto de las clases transcurrieron sin inconvenientes. Igual que las siguientes dos clases de las cuales en la última también estaba el mismo chico. Nunca antes lo había visto, tampoco es que me pasara observando quién entraba y quién salía por las puertas de las aulas.
Miré mi plato en el cual descansaban dos rebanadas de pizza. Oí unos pasos acercarse a la mesa, no levanté la vista, podría reconocer el sonido de los pasos combinado con los brincos de Scarleth en cualquier lado.
—Hola, Alice —habló Scar—, te presento a Thomas, mi novio —dijo la chica frente a mí, el pedazo de pizza que llevaba a mi boca quedó suspendido en el aire.
Levanté la vista sorprendida. Y en efecto, ella estaba colgada del brazo de un chico rubio.
—Por esto la plática de anoche —murmuré para mí. Me cruce de brazos y elevé una ceja.
—Yo... —el chico parecía dubitativo. Ambos se sentaron frente a mí— Bueno pensé que tendría que ser eceptado por un a un hombre de, no sé ¿47 años?, pero veo que no. Yo quiero salir con Scarleth y si ella cree que tengo que tener su aprobación, pues aquí estoy...
—Tranquilo chico, no muerdo —dije con una sonrisa—. Tienes razón, estas aquí. Eso es suficiente para mí, te acercaste a "the black swan" —hice comillas con voz irónica—. Pero yo no soy nadie para aprobar esa relación, es ella la que te debe aceptar. —Señalé a la pelinegra— No te diré que si le rompes el corazón yo te romperé la cara, sé que Scar se encargará de eso.
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Hermoso Peligro
ActionDespués de años de entrenamiento para ser la mejor asesina de Nueva York, Alice huye con su madre. Ambas odiando aquel mundo por completo, queriendo olvidar un horrible pasado; las torturas, los asesinatos, las drogas, las armas y todo aquello ilega...