Capítulo 51

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Voy caminando y escribiendo (antes no me he caído), si se van algunos dedazos lo siento.

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Vi a Eleonor bajar del taxi y supe que nada bueno me esperaba. Detuve el Jeep y me acerqué a ella casi corriendo, estaba a punto de entrar en el edificio.

—¡Tía!

Ella me buscó con la mirada entre las personas hasta que dio conmigo. Sus ojos estaban inyectados en sangre e hinchados, su cabello estaba despeinado. Una muy mala señal. En cuanto estuve frente a ella me abrazó.

—Alice. —Su voz apenas era audible—. Alice, me lo arrebató y... y yo...

Ni siquiera era capaz de formular una oración coherente. Se veía como si tuviera cinco años más , como la vez que mi madre me dijo que Connor estaba muerto. El pánico me llenó en cuanto la idea pasó por mi cabeza.

—¿Dónde está Dante? —pregunté horrorizada por lo que ella me pudiera decir.

—¡Se lo llevaron! —gritó, soltándome para mirarme a los ojos—. Se llevaron a Dante.

Comencé a reír histérica.

—Estás mi entiendo ¿verdad? —Sonreí frunciendo el ceño—. Él está con mi madre, Dante está bien.

Ella negó con la cabeza lentamente y tomó mis hombros.

—¡¡¡ESTÁS MINTIENDO!!! —grité—. Él está bien, tiene que estar bien.

—¡Escuchame, hija! —Sacudió mis hombros y tomó mi rostro para que la mirara a los ojos, había tanta pesadumbre en ellos. Después susurró—: Dante está en peligro.

Todo se volvió una masa de problemas interminables y sentimientos ocultos que explotaron en ese momento.

Mis piernas se sintieron tan débiles, mis vista se volvió nublada por algunos segundos.

—¡Alice! —el grito de mi tía hizo eco en mi cabeza.

Vi la silueta de dos hombres correr hacia nosotras.

—Él está bien —seguía repitiendo en un susurro—. Yo sé que Dante está bien...

Entre mi pérdida de conocimiento pude ver el rostro de Alexis y Connor, escuchaba sus voces como un ligero susurro inaudible para mis oídos. Yo no dejaba de repetir que mi hermano estaba bien. Sentí unos brazos envolver mi cuerpo y cargarme, percibí el rostro de Alexis y fue entonces... que la oscuridad se apoderó de mí.

ALEXIS

Pasé mi mano por su cabello con delicadeza, se veía tan frágil. Sus pestañas rozaban ligeramente sus pómulos y su boca estaba ligeramente entreabierta.

Christian entró en la habitación y miró todo dentro para después negar con la cabeza.

—Joyce nunca va a cambiar. Desde que era una pequeña su habitación era un desastre.

Su mochila estaba en una esquina de la habitación, había una cuaderno y un libro en el piso al lado de la cama, el maquillaje y algunas cremas faciales estaban desordenadas sobre el tocador y había algunas sudaderas en la mesa de noche.

Hermoso PeligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora