Capítulo 16

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¿Alguna vez has sentido que todo a tu alrededor desaparece, que ya no existe nada, solo una voz, una persona? Porque de esa manera me sentí.

Al escuchar su voz por el celular todo en mí se puso en alerta. No tendría que estar con él,  se suponía que estaba a salvo.

Te... tengo miedo. —La  voz de Scarleth era tan débil que apenas emitía un murmuro tartamudeante.

—No va pasar nada... —Mentira, podía pasar todo—. Te voy a sacar de ahí.

—Eso lo quiero ver, Joyce. —Su voz, su maldita voz, lo odiaba  tanto y el solo escucharlo hacia hervir mi sangre.

—Solo te lo voy a repetir una vez, David: si la sueltas será por las buenas, pero si no... atente a las consecuencias —advertí.

—Quiero que tanta destrucción eres capaz de hacer, Reed.

Mi mirada estaba al frente, sin embargo no veía nada, todo era confuso y turbio, solo era conciente del aparato en mi mano y las voces que éste transmitía.

—Tu problema es con mi padre —intenté razonar con él, aunque en el fondo sabía que era en vano—, conmigo, con ella no.

Ya lo veremos...

—¡David! —grité, sin embargo la llamada ya se había contado.

Miré el móvil y sin pensar bien las cosas lo lance al piso para después destruirlo con mi pie, no servía de nada pero mi coraje no me dejó hacer otra cosa.

—¡Joyce, ¿qué pasa? —interrogó Scott, asustado por lo que había hecho—. ¿David?

Lo miré atenta, su rostro mostró duda, sus ojos grises pedían a gritos una respuesta, no era consciente de la expresión de mi rostro para ponerlo de esa manera, se veía tan desesperado.

—La tiene... —murmure—. Él la tiene...

—¿A quién? Niña, habla por amor de Dios.

Él me tomó por los hombros y me sacudió levemente, como si quisiera que reaccionara o que saliera de un trance.

—¿A quién tiene? ¿Quién la tiene? —cuestionó lento.

—A Scarleth.

Él abrió sus ojos con asombro.

—¿A ella? —Casi lo quise golpear en ese momento.

—David tiene a Scarleth —repetí.

Y entonces reaccioné, mis pensamientos trabajaron de prisa y las ideas volaron en mi mente. Tenía que sacarla de ahí. Me dolía la cabeza de solo con imaginar qué le podía hacer o qué le haría; David podía ser un completo desgraciado sin escrúpulos cuando se lo proponía; si mi padre hacía torturas crueles, él no era nada al lado de David.

Sentí la culpa carcomer todo dentro de mí, ella estaba con David por mi culpa, porque yo la hice parte de mi vida y de todo lo que ella conllevaba.

Podía escuchar  tamborileo de mi corazón en mi cabeza. Miré a Scott y Alén, ellos esperaban mi relación. Tenía tanto en la cabeza.. No sabía que expresión tenía pero supuse que reflejaba lo que quería  hacer porque Alén pasó la palma de su mano por su cara en señal de frustración y Scott empezó a negar.

—No puedes hacer eso —alegó Scott, desesperado por hacer que cambiara de de opinión—. Es muy arriesgado, Joyce.

—Hay que sacarla de ahí —sentencie—. No te pido que vayas, Scott, tú ya tienes a quien cuidar y proteger, solo quiero armas. La voy a sacar de ahí a como dé lugar.

Hermoso PeligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora