Capítulo 30

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Aquí yo otra vez, nunca aguanto hasta el viernes.

Disfruten de la lectura.

Subí al auto para nada contenta con lo que iba a hacer, pero me amenazó, lo dijo. Sus palabras aún se reproducían en mi cabeza.

—Si no lo haces le quitaré la protección a tu madre y Scarleth.

Hacer un trato con él era como vender tu alma al diablo, estaba a su merced. Suspiré de nuevo sin apartar la vista de la ventana, sólo se veía todo borroso. El auto iba a una alta velocidad, mi padre quería que estuviera en la bodega pronto, era una estupidez que me pidiera ayuda, él podía hacerlo, además también tenía a Alén, él le podía ayudar más que yo.

—Tienes una vena de maldad y fuerza que me puede servir —dijo.

Quería que le ayudara a trazar un plan para transportar drogas sin ser descubiertos o emboscados por David o la policia.

—¿Por qué René no dejó que tú hicieras el plan? —cuestioné, mirando a Alén.

—Nunca he hecho alguno de sus planes, para él son más que confidenciales —se encogió de hombros.

—O sólo quiere que vaya con él a prisión por complicidad —murmuré.

—¿Por qué tu padre habría de ir a prisión? Digo, es muy difícil que puedan dar con él, además dijiste que tenía a la policia comprada.

—Es en lo único que tengo la esperanza puesta: que él esté en prisión. —Me giré para mirarle y sonreía, de nuevo, aunque como siempre no entendía por qué—. Pero eso es algo que no te debería de decir ya que eres su perro.

El negó sin borrar su sonrisa, pero parecía una sonrisa triste.

—Me odias, ¿no esa así?

—No te odio; odio lo que haces.

Y no se dijo más. Después de un rato lo vi extender su mano para encender la radio, sólo la encendió, no cambió de canción y lo dejó sonar.

No puedo esconder lo que hay dentro de mí. Dije que estoy cansado de apuntar con el dedo, cansado de esta mano sosteniendo el gatillo...

Miré el aparato con el entrecejo fruncido y después lo miré a él, se veía relajado y tranquilo.

Ahora ya termine con eso, tengo que dar un paso atrás. ¿Alguien puede verme? ¿Alguien puede escucharme? Porque creo que perdí mi camino.

Hermoso PeligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora