CAPITULO 8

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A la mañana siguiente del último encuentro de Stellan con Geenebra, este entro como ráfaga en la oficina que compartía con Carlos, el cual con solo ver la expresión en su rostro sabe que lo único que se aproximan son problemas.

—Necesito tu ayuda.

—¿Sabes? Hubo un tiempo en el que el trabajo era tolerable, incluso me gustaba, venir, conversar, escuchar tus quejas de todo, era una buena rutina. Pero ahora en serio desearía que te cortaran la cabeza.

—Sí, lo que digas, pero ahora necesito tu ayuda.

—¿Para qué?

—Quiero que me ayudes a pensar en una manera de enfermar al esposo de Geenebra.

—Quieres que el esposo de la habitante tenga una muerte asistida, para eso ocupas que se mande a Peace Fields, y para eso es necesario enfermarlo.

—Sí, captaste la idea.

—¡Quieres matar a un habitante! Eso, es un crimen, y tú lo sabes.

—¿Crimen? Enfermamos a cientos de personas y los mandamos a Peace Fields, ¿cuál es la diferencia en esto, que lo hace un crimen?

—La gente que enviamos a su muerte asistida son ancianos, gente que ya no puede cumplir con su parte del convenio, así se estableció; tú lo que quieres es asesinar a ese hombre para que no haya nada entre tú y la mujer, ¿pero para qué? Jamás podrás hacer una vida con ella, Stellan, no te hagas esto, por favor.

—Sabía que dirías eso, así que te propongo algo. Ayúdame a enfermar al esposo de Geenebra y yo mismo le llamare a la mercenaria para que venga por esos sediciosos que tanto te incomodan.

—Podría yo mismo llamar al Gran Magistrado, no te necesito para eso.

—¿Entonces porque no lo has hecho?

Carlos miro con desagrado a su amigo. Si bien era cierto que no necesitaba a Stellan para reportar a los radicales de su zona, no lo había hecho por tolerancia hacia su pequeña aventura con la habitante.

—Vacunas.

—¿Qué?

—Vacunas, idiota, vacunas. Esa es tu solución. De hecho es una idea de... es algo en lo que se había estado pensando desde antes de El Levantamiento, una medida de emergencia.

Stellan se sorprendió al escuchar esto, ya que pensaba que al ser el dirigente y haber estado presente desde el principio, el estaría al tanto de todos los detalles y medidas que el Gran Magistrado tuviera, por muy insignificantes que estas fueran. Entonces recordó que Carlos estuvo ahí antes que él, que Carlos era el que lo había reclutado, por decirlo de alguna manera.

—¿Necesitamos dar algún aviso o alguna autorización de el Gran Magistrado?

—Déjame eso a mí, solo necesitamos enfermar al habitante, ¿cierto? —Carlos empezó a teclear los datos de Kaoul en su computadora, y de inmediato apareció su ficha de vida. —Kaoul, habitante número 15, 111, 752, hace su voluntariado trabajando en los ductos de aire, también en los filtros de los techos. —Después de pensar un momento en lo que la situación de Kaoul les ofrecía, la respuesta vino a Carlos como algo de lo más obvio. —¡Tétanos! Usemos eso.

—Los vacunamos contra todo al nacer.

—Sí, pero ellos no lo saben. Solo diremos que es prevención, solo para los que trabajan en circunstancias como la de él. Les daremos solución salina a todos, y a tu habitante un coctel como el de los ancianos. —Carlos vio la sombra de la duda en el rostro de Stellan. —¿Qué te pasa?

En los tiempos del caos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora