CAPITULO 25

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Los siguientes días después de la rebelión organizada por Aleenah pasaron de diferente forma para todos.

Geenebra estaba ansiosa de que Aleenah saliera de su departamento, pero a la vez disfrutaba de pasar tiempo con su hijo en completa tranquilidad, seguía sin hablar con ninguno de sus ex compañeros ni con los que llegaron con Roseline, le parecía tan falso e incluso por momentos hasta inadecuado el convivir con aquellas personas, y aunque a sus compañeros de rebelión los conocía casi de toda su vida ahora era como si se tratara de completos desconocidos. Solo se sentaba a la mesa acompañada de Nore a su derecha y Deeline a su izquierda, Nore y ella bebían su suplemento y Deeline esperaba a que ellos acabaran de alimentarse mientras sostenía aquellas tres pequeñas esferas de cristal en sus manos y las miraba fijamente.

Desde que Geenebra hablo con Roseline y después su pequeña conversación con Deeline, la pequeña no se volvió a separar de ella, a menos que fuera para alimentarse e inmediatamente después regresaba a lado de Geenebra y Nore, incluso había empezado a dormía en el mismo departamento que ellos. Roseline no podía dejar de sufrir este nuevo alejamiento de su hija, pero lo aceptaba de la manera más tranquila que su autocontrol le permitía y al menos así sería hasta que las cosas volvieran a cambiar.

Stellan y Carlos siguieron incinerando los cadáveres de los habitantes de la sub zona y Deepery era de mucha ayuda, a pesar de su corta edad y su apariencia indefensa, sabia como hablarles a las personas y poco a poco perdió el miedo de hacerlo, la gente la obedecía y Stellan enviaba mensajes a través de ella, así entre los tres pudieron organizar los suministros que había para hacerlos durar lo más posible, también convencieron a los que habían saqueado las reservas de que devolvieran todo para poder compartirlo equitativamente.

Deepery le había preguntado a Stellan porque no salía a hablar con los habitantes y les decía todo él mismo, a lo que Stellan le respondió que no deseaba ser visto como dirigente de nuevo ya que solo deseaba ayudarlos a sobrevivir y a organizarse hasta encontrar un medio renovable y sustentable para que lo hicieran ellos mismos.

—¿Y sus reservas? ¿Qué pasara cuando ustedes no tengan alimento?

Pregunto Deepery a ambos. Carlos miro a Stellan reprobatoriamente, ya que el mismo le había cuestionado lo mismo un par de días antes.

—Sí, dinos, ¿Qué haremos cuando nuestras propias reservas se acaben?

Stellan miro a Deepery, la seriedad en su rostro le sumaba años, la hacía ver mucho más formal y mucho menos inocente.

—He calculado que nuestro alimento durara bastante; de la última toma de donaciones no se alcanzó a enviar la parte que le correspondía al Gran Magistrado y las reservas locales eran para cientos de vampiros, así que nos las arreglaremos bien por un año incluso podrían ser hasta dos.

—¿Y cuando esos dos años pasen?

Pregunto aún con más seriedad la joven. Carlos pensó que su actitud se debía a que temía que ellos fueran a querer volver a pedir cuotas o peor, que tomaran la sangre a la fuerza; Stellan supo que la insistencia de Deepery sobre el tema era porque se preocupaba por ellos, porque tampoco quería que ellos padecieran hambre o peor, que murieran.

—Cuando esos dos años pasen y nuestras reservas se acaben, Carlos y yo partiremos de este sitio y buscaremos como sobrevivir.

Carlos miro a Stellan aterrado, sabía que salir de la sub zona a buscar un alimento que jamás encontrarían seria suicidio, y que si llegaban a encontrar a alguien de quien alimentarse tendrían que recurrir a la vieja usanza, lo que significaba matar a un inocente, acto que Carlos jamás había cometido, ya que en los tiempos en los que él nació los vampiros tenían proveedores a los que se les pagaba por su sangre.

En los tiempos del caos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora