CAPITULO 33

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Cuando Deeline y Nore estuvieron listos para partir le avisaron a Geenebra, al salir del departamento varios de los habitantes los estaban esperando para bombardearlos con preguntas y reclamos.

—¿Dónde está Aleenah? —Pregunto una mujer.

—Esta durmiendo, despertara en unos días. —Respondió Geenebra sin quitar su vista de la puerta del elevador.

—¿A dónde van ustedes? —Pregunto un Cardiinal, su antigua compañera de rebelión con la que no había vuelto a hablar casi desde que llegaron a aquel lugar.

—No podemos hablar al respecto.

—¿No deberíamos ir con ustedes? —Inquirió la voz de un hombre que estaba a sus espaldas.

—No. Solo nos iremos nosotros tres.

Geenebra y los niños seguían caminando hacia el elevador sorteando a las personas que se les ponían enfrente.

—¿Pero que pasara con nosotros? —Quisieron saber varios ya con cierto enfado por la falta de respuestas satisfactorias, entre ellos estaba Keth y Reid, sus otros dos antiguos compañeros.

Deeline volteo hacia ellos, empezó a hablar pero los habitantes empezaban a perder el control y por su infantil estatura no le prestaban mucha atención. Geenebra vio como Dee empezaba a desesperarse y la levanto en brazos sin previo aviso y la sentó en su hombro para que todos pudieran verla.

—¡Escuchen! No están solos, Aleenah despertara en unos días y los llevara a todos a un lugar para habitar. No se quedaran aquí por siempre, en unos días más podrán reincorporarse a la vida. Solo deben tener un poco de paciencia y serán recompensados.

Entonces Patel camino hasta el frente abriéndose paso entre las personas hasta llegar a donde Geenebra y los niños estaban.

—¿Y se supone que crea en tus palabras cuando tú fuiste la culpable de la muerte de tu propia madre? —Espeto furioso y señalando despectivamente con el dedo a la niña. —Tu solo eres muerte y destrucción para los que te rodean.

Deeline no mostro reacción alguna, Geenebra bajo a la niña al suelo y dio un paso al frente, quedando así cara a cara con Patel, lo miro a los ojos y el hombre le sostuvo la mirada, en sus ojos había pena y dolor, pero eso a Geenebra no le importaba en absoluto.

Geenebra separo un poco más sus pies buscando un poco de apoyo, solo necesitaba un poco, abrió por completo la mano derecha, dejando firme y tensa la palma a la altura de su pecho, miraba su propia mano con atención buscando que Patel la mirara también para conseguir el segundo de distracción que necesitaba, y cuando lo consiguió descargo contra la parte media de su torso un corto pero intenso golpe, que no lo mataría pero si lo inmovilizaría por el dolor algún tiempo.

—Sus costillas flotantes estarán adoloridas por un tiempo, pero no tiene fracturas graves.

Les dijo Geenebra a las personas que la veían con asombro y miedo. Se dio la vuelta, tomo su maleta y las de los niños, y juntos entraron al elevador.

El elevador tardaría varios minutos en subir hasta la superficie, los tres pasajeros permanecían en incomodo silencio.

—Eso de alzarme para que me escucharan y el defenderme de Patel... fue muy cortes de tu parte.

—Era lo correcto, él estaba siendo injusto y grosero contigo.

—Gracias.

—No me debes nada.

—Es cierto. —Intervino Nore. —No te debemos nada. Esto no cambia nada.

El silencio volvió a reinar en el reducido lugar.

En los tiempos del caos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora