—¿Disculpe?
Pregunto Geenebra, que había sido tomada por sorpresa. Como podía la vampiresa saber o sospechar de alguna relación con Stellan
—Dije, ¿Qué relación tienes con el dirigente Strand?
Geenebra bajo la cabeza, como si quisiera esconderse de la vampiresa frente a ella, sus ojos se movían nerviosamente, parecía como si buscara desesperada algo en el piso, algo que la salvara de la pregunta que Aleenah le hacía.
—Yo... el me... ellos, el dirigente y el vice dirigente, me ayudaron con la denuncia que hice.
Entre los balbuceos de Geenebra, sus miradas evasivas e inquietas y el temblor en su voz, Aleenah supo que había mucho más entre ella y el dirigente, lo habría sabido incluso sin la avalancha de imágenes que recibió de la mente de la humana.
—Sí, ambos son sujetos sumamente amables y disponibles, grandes partidarios del Bien Mayor. —Respondió Aleenah con una sonrisa que cada vez parecía más amenazante. —¿Tu eres partidaria del Bien Mayor, Geenebra?
—Claro, todos lo somos.
—No, no todos lo son, tu esposo no lo es. ¿Sabes de qué trata en realidad el Bien Mayor, Geenebra?
—De la sobrevivencia. —Respondió la mujer, temerosa.
—Exacto, sobrevivencia. Si nosotros no hubiéramos hecho nada por la sobrevivencia de los humanos, nosotros también hubiéramos muerto; tarde o temprano la esfera que llamamos Tierra, hubiera quedado vacía. En resumen, estamos aquí para protegerlos, incluso de ustedes mismos y de sus malas decisiones.
Geenebra sintió como si sus pulmones se vaciaran y se congelaran, no supo a ciencia cierta a que se refería Aleenah cuando dijo eso de las "malas decisiones", pero si supo que iba por completo dirigido a ella.
—¿Qué pasara con Kaoul?
—Sera reubicado. —Mintió la vampiresa, seria condenado a una muerte asistida. —Ahora preguntare de nuevo, y quiero una respuesta legitima, ¿Qué relación tienes con el dirigente Strand?
Geenebra trago saliva con dificultad, respiro profundo y se dispuso a contestar, sabía que entre las malas decisiones que había mencionado la vampira, se encontraba el tratar de mentirle.
—Somos amigos. El me busco en mi lugar de voluntariado, y me ha ayudado con lo de Kaoul y mi seguridad.
Aleenah sonrió a recibir una imagen curiosa de la mente de Geenebra.
—Tu seguridad ya no será un tema a tratar, saliendo de aquí iré a arrestar a tu esposo, estará bajo la custodia y vigilancia de mi equipo y lo entrevistare personalmente. Así que ya no necesitaras que te proteja ningún vampiro.
—Muchas gracias. —Dijo Geenebra sin ver a la vampiresa a los ojos.
—No me agradezcas, no aun. Tu familia ya no corre peligro por parte de tu esposo, pero el Gran Magistrado no te quitara la vista de encima. —La mujer quiso decir algo en su defensa, pero Aleenah no se lo permitió. —Geenebra, te convendría no perder el contacto conmigo, te convendría ser mi amiga, te convendría más que ser amiga de tu dirigente, el cual también será entrevistado.
Después de una docena más de preguntas mucho menos intimidantes que la inicial, Aleenah se levantó de su asiento y se dispuso a salir de la vivienda de Geenebra, pero antes de llegar a la puerta, se giró para ver a la mujer a la cara, frente a frente.
—Toma esto, —Le ordeno a Geenebra, extendiéndole una tarjeta plástica de color purpura, de un lado tenia grabado el nombre de Aleenah Saint, y del otro lado solo tenía una placa metálica rectangular. —guárdala en un lugar seguro, si hay algo que tengas que decirme, algo que necesites o corres peligro, solo pon tu pulgar en la placa por diez segundos y sabré que me necesitas, yo vendré a ayudarte.
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En los tiempos del caos.
VampireEl hombre fue el depredador del hombre; el agua se estaba convirtiendo en veneno y la población mundial disminuía día con día, el dinero de los poderosos no fue más que papel sin valor y ellos solo un puñado más de gente desesperada por un plato de...