CAPITULO 31

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El niño salió de la habitación y entro a la contigua que había estado deshabitada hasta entonces, ya que los tres, Nore, Deeline y Geenebra, siempre habían dormido juntos, Deeline se levantó también de la cama y lo siguió, deteniéndose antes para hablar con Aleenah.

—Aleenah, ya no queremos estar aquí, te ruego que prepares un medio de transporte para regresar a la sub zona T. Nore y yo habitaremos su antigua casa.

—¿Están locos? Allá no hay nada, en la sub zona de seguro la gente ya está empezando a morir de hambre. —Dijo Geenebra casi exasperada por las palabras de la niña vampira.

—No es así. La sub zona T está siendo dirigida con éxito por una joven humana y dos vampiros, las personas están aprendiendo a vivir de nuevo y nosotros queremos ir ahí.

Geenebra por alguna razón se sintió atacada. Dos vampiros, esos sin duda eran Stellan y Carlos, ¿pero quién era la joven humana?

—Tu sabes que no se pueden ir, si sabes lo de la visión sabes que no se pueden ir.

—Sabemos lo de la visión, sabemos tus planes... y aun así queremos irnos.

—¿Le dijiste algo a mi hijo? —Inquirió Geenebra molesta.

—A él le digo todo, entre nosotros no hay secretos, nosotros no somos como ustedes. —Dijo recriminatoriamente mirando juiciosa a Geenebra, para después dirigirse a Aleenah. —Queremos ese transporte, no cambiaremos de opinión, no a menos que yo vea algo realmente impresionante en nuestros futuros... después de todo, ella solo tiene que levantar una estúpida loza de cemento, eso lo puede hacer sola, no nos necesita para eso.

—¡La Madre de Todos dijo que...!

—¡¡La Madre de Todos está loca!! —Grito Deeline interrumpiendo, golpeando sus piernas con los brazos y los pequeños puños cerrados, dando la impresión de que fuera a hacer una rabieta, pero en su mirada conservaba la convicción de una mujer completamente segura de sus palabras. —Tiene siglos desmembrada, enterrada viva, sola con sus pensamientos en medio de la penumbra. Aleenah, te amo, pero debes aceptar que estas recorriendo el camino que una demente te señalo.

—Solo te pido tiempo, solo un poco, y que durante ese tiempo busques en los futuros que solo tú puedes ver para que confirmes lo que te digo, que los tres deben ir juntos, que es de vital importancia que los tres acudan a la Madre de Todos.

—¿Y después? ¿Qué pasara después?

—No lo sé...

—Exacto, no lo sabes. Después de esta locura que te encomendó a ti, de seguro nos encomendara una nueva locura a nosotros y seremos como estúpidas ratas ciegas dentro de una esfera rodando sin fin.

—¡No le hables así! ¿Qué acaso no te sientes agradecida con ella por haberte escondido y protegido o porque te haya estado ayudando a desarrollar tu don? ¿No sientes fidelidad por la Madre de Todos?

Deeline sonrió condescendiente. Si bien no se sentía tan bien de hablarle así a Aleenah y sabía que pediría disculpas después, no le gustaba que una recién nacida le dijera como debía de sentirse o que podía o no podía hacer.

—¿Tu que sabes de agradecimiento, de dones o de fidelidad? —Dijo la pequeña niña encarando a Geenebra, que a pesar de la diferencia de estaturas logro lo que quería, intimidar. —Si tú ni siquiera supiste ser madre, quizá tampoco sepas como ser una hija digna. Ahora muévete de mi camino antes de que te arranque los brazos y te los meta por la garganta.

Deeline salió de la habitación para ir a reunirse con Nore, dejando a las dos vampiresas solas.

—Esa niña está loca.

En los tiempos del caos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora