"Entonces, al tocar la mejilla del joven, la reina tuvo una visión; se vio dentro de una profunda caja de metal, en un vasto charco de sangre, su propia sangre, con los miembros separados de su cuerpo y su torso partido piezas, incluso su cabeza separa de su cuello, pero aún con vida y sin ninguna señal de que la muerte acudiera a su encuentro, pero sintiendo dolores punzantes en cada una de las esparcidas partes de su cuerpo, creyendo así que el dolor la volvería loca, gritando en silencio, ya que sus cuerdas vocales habían sido cortadas al decapitarla, y arriba, en la salida de la caja de metal, un joven y dos mujeres, una a cada lado de él, dando la orden de cerrar la caja, dejándola en total penumbra."
—Esto está mal, muy mal.
Decía una joven vampiresa rubia, con voz temerosa y un ligero temblor en sus labios.
—Solo hazlo. Cierra tu mente como te he mostrado, acércate a la Madre y mira en su mente, solo necesito que me digas cuando planea dormir, es algo sencillo, es algo inocente.
—No, no lo es. —Los ojos de la vampiresa se empezaban a llenar de lágrimas de sangre, sabía que estaba siendo orillada a hacer algo terrible. —Tú quieres matar a la Madre.
Arie empezaba a perder la paciencia, había invertido mucho tiempo en educar la mente de Aleenah, había pasado demasiado tiempo con ella adiestrando y aumentando sus dones, más que con sus propias hijas, y ahora pensaba que le había enseñado demasiado bien ya que creía que ni el mismo podía esconder sus pensamientos de la joven.
—Yo no quiero matarla, solo quiero... ponerla a un lado por un tiempo, que descanse. Ella ya no necesita estar por aquí.
—La Madre de Todos no siempre está aquí, ella viaja, ella se retira a tierras despobladas a meditar, incluso dura años en sus viajes, ella casi no interfiere contigo.
—"Casi", ese casi es el que me fastidia. Aleenah, hermosa, solo haz lo que te pido... no hagas que te lo ordene, ¿sí?
Aleenah cumplió con lo que Arie le pidió, fue hasta la cámara de la Madre y cerrando su mente mientras conversaba de trivialidades pudo ver que la reina llevaba cerca de un año sin dormir y se sentía muy cansada, su próximo sueño estaba cerca.
—¿De qué te sirve saber cuándo dormida la reina si no te puedes acercar a ella? Lynae no te lo permitirá.
—Lynae tiene un destino que cumplir conmigo, de ella no te preocupes. Tu solo debes estar atenta a mi próximo llamado. Ahora vete a seguir con tus obligaciones.
—¿Podría quedarme unos días más a tu lado? —Pregunto Aleenah en tono lastimero, asemejándose demasiado a un cachorro que mendiga un poco de amor de su dueño.
—No. Lárgate. Yo te llamare cuando te necesite.
Arie ya tenía bien planeado todo lo que tenía que hacer para llegar a la reina durante su sueño. Sabía que Lynae no se separaría ni un instante de la puerta de la cámara de la Madre, así que necesitaba un poco de ayuda para lograr su cometido.
Al tercer día de descanso de la reina, Eydis llego con una botella de sangre en las manos para ofrecerla a Lynae.
—Yo no pedí alimento.
Dijo apenas viendo de reojo a Eydis y lo que llevaba en las manos.
—Lo sé. Llevas tres días aquí de pie, supuse que tendrías hambre.
—¿Qué edad crees que tengo? Puedo pasar semanas sin alimentarme y seguir en perfecto estado.
—¿Es cierto que puedes desaparecer? —Pregunto Eydis ignorando las anteriores palabras de Lynae.
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En los tiempos del caos.
VampirEl hombre fue el depredador del hombre; el agua se estaba convirtiendo en veneno y la población mundial disminuía día con día, el dinero de los poderosos no fue más que papel sin valor y ellos solo un puñado más de gente desesperada por un plato de...