ELIPSIS.
DIEZ AÑOS DESPUES.
Adrien estaba en la azotea de aquel tremendo y fantasmagórico edificio que diez años antes había sido la sede del poder mundial y que ahora significaba menos que nada. Que eran diez años para un condenado a ver los siglos pasar como si fueran copos de nieve en una tormenta.
—¿Qué haces de nuevo aquí, acaso no te cansas de fastidiarme con tu falsa melancolía? —Pregunto Eydis a su padre al verlo de nuevo en la azotea, sentado en la cornisa, recibiendo el aire helado de lleno en su cara.
—Eydis, ¿tú me odias? —Pregunto el vampiro en un tono lastimero.
—La mayoría de la veces... pero en los últimos años no tanto.
—Acompáñame a ver a mi madre. —Pidió casi suplicando a su hija.
—La viste hace dos años, no creo que se haya movido de donde estaba la última vez. —Respondió Eydis renuente.
Ir a ver a la Madre de Todos a su tumba de helada le parecía morboso y de alguna manera hasta escalofriante, ver su cara detrás de centímetros de hielo la ponía nerviosa.
—¿Me amas? —Pregunto en un inusual (pero cada vez más común últimamente) tono infantil y afligido.
—Para mí desgracia, sí.
—Entonces ven conmigo. Estoy casi seguro de que no estará ahí, y si no lo está, no es algo que pueda tolerar estando solo.
—¿Acaso piensa que salió del hielo para ahora por fin venir a matarte?
—Ojala fuera eso.
—¿Entonces qué?
—Empiezo a recordar y no me gusta lo que estoy descubriendo.
—¿Qué cosa? —Eydis sentía como una oleada de miedo la invadía, jamás había visto a su padre hablar tan abatido.
—Que yo no fui el culpable... que nada de esto fue mi idea. Fue todo por él, una noche se presentó en mis habitaciones, una noche hace milenios, susurro en mi oído y me libro de mi voluntad, solo podía escucharle a él y me gustaba, me gusto más de lo que puedo admitir, ame estar bajo su influjo. Esa noche él me amo, me poseyó como nadie lo había hecho, y en medio de aquel placer extasiaste me dio sus órdenes y me hizo prometer que las acataría al pie de la letra, para luego olvidar que él fue el que me orillaba a hacerlo.
—¡¿De qué hablas?! —Interrogo asustada. Eydis jamás conoció a alguien pudiera doblegar a su padre de la manera que él relataba.
—¡El atentado contra mi madre, el querer ser ella, la instauración de un nuevo gobierno y la supremacía sobre los humanos, asesinar a mis hermanos, todo!
Eydis paso del miedo a la furia, no creía lo que escuchaba.
—No quieras ahora echarle la culpa a alguien, todo eso lo hiciste porque lo querías. Siempre envidiaste a la Madre de Todos, siempre despreciaste a los humanos y a los Bastardos, siempre deseaste el poder; no fue nadie susurrando en tu oído, fuiste solo tú.
—Sí, es cierto, pero te juro que fue él quien me orillo a hacerlo, yo por mi propio pie no lo hubiera logrado... fue el quien me dijo como manipularlas a ti y a tus hermanas, te lo juro que yo nunca las hubiera hecho cometer esos pecados.
Eydis se estaba hartando de esa estúpida conversación.
—¿Y quién fue ese ser malvado que corrompió tu dulce y bondadoso corazón?
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En los tiempos del caos.
VampireEl hombre fue el depredador del hombre; el agua se estaba convirtiendo en veneno y la población mundial disminuía día con día, el dinero de los poderosos no fue más que papel sin valor y ellos solo un puñado más de gente desesperada por un plato de...