¡He vuelto! Quería decir que la semana no pude publicar porque estaba enferma pero ya estoy aquí de nuevo y os traigo un nuevo capítulo.
Es un Universo Alternativo.
Espero que os guste💖😜.Acababa de empezar el otoño y las calles estaban llenas de hojas caídas. Alec acababa de bajarse del tren en el que había viajado desde un pequeño pueblo de Ohio hasta San Francisco. Había ido a esa gran ciudad para estudiar música pero estaba realmente aterrado. Toda su vida había estado en un pueblo donde había unas pocas decenas de casas, un supermercado, un cine, una escuela y pocas instalaciones más. Allí todos se conocían y le daba miedo cómo sería llegar a una ciudad donde todos eran desconocidos.
Con la guitarra y una mochila a la espalda, Alexander llegó a la residencia donde se alojaría los próximos tres años. El chico estaba tan ensimismado viendo todas las cosas, tan distintas a la vida simple del campo, que no vio al chico que recorría el pasillo en dirección contraria a él. Ambos chocaron y las mejillas de Alec se volvieron rojas cuando el otro le habló:
- ¿Estás bien?
- Sí, lo siento, ¿te has hecho daño?
- No, tranquilo. Soy Magnus Bane, ¿y tú? -Magnus era más alto que Alec, moreno y con una sonrisa y unos brillantes ojos verdes que hicieron que Alec no pudiera apartar la mirada.
- Soy Alexander Lightwood, pero... Puedes llamarme Alec.
- De acuerdo, ¿has venido a estudiar música? -Alec asintió. -¿Desde donde? -Preguntó Magnus sonriendo.
- Desde un pueblito de Ohio, y debo decir que este sitio es totalmente diferente.
- ¿Ah sí? Pues no sé, yo llevo aquí desde que nací así que estoy acostumbrado.
Alec le observó; Magnus vestía una colorida camiseta, pantalones de cuero y su pelo era casi todo azul. También parecía llevar maquillaje brillante en sus ojos. Al chico de campo le abrumó ver tantos colores en una sola persona; él siempre iba de negro o azul marino. Llamar la atención no era algo que estuviese en sus planes.
- Bueno, ahora tengo que irme, pero si quieres que te enseñe la ciudad, estoy en la habitación 246.
- Vale. -Respondió el de ojos azules bastante atontado por la energía que transmitía Magnus. Le vio alejarse y se instaló en su habitación.El curso aún no empezaba asi que Alexander le hizo caso al otro chico y le pidió que le hiciera de guía. Fueron a ver un museo e hicieron un divertido viaje en los antiguos tranvías de la ciudad. Hablaron de cómo era la vida en sus respectivos hogares y Magnus le hizo ver a Alec que su vida anterior había sido mucho más aburrida de lo que parecía. Lo que para Alec podía ser algo inimaginable, para Magnus era algo típico de su día a día. Y así fue como semana tras semana, Alexander se fue adaptando a la vida en la ciudad y pronto olvidó aquel pueblo perdido del que venía.
Un día tras las clases. Magnus esperó a Alec junto a su habitación y sonrió cuando el chico apareció por el pasillo.
- Hola. -Saludó Magnus, que por primera vez parecía tímido.
- Eh, hola, ¿habíamos quedado? -Preguntó Alec confundido.
- No... Yo..., ¿te gustaría... Te gustaría que tuviéramos una cita? -Las palabras de Magnus le cogieron por sorpresa y tardó en responder, pero cuando lo hizo no había rastros de duda alguna en su voz:
- Por supuesto, me encantaría. -Una gran sonrisa apareció en el rostro de Magnus. Entrelazó sus dedos con los de Alexander y salieron de la residencia cogidos de la mano.
Aquella tarde estuvieron más unidos que nunca. Dieron un paseo por el parque y merendaron en una bonita pastelería. Al final, Magnus llevó a Alec a un banco cercano al puente de San Francisco y vieron el anochecer juntos. Sus manos no se habían separado en toda la tarde y ahora Magnus atrajo a Alec para abrazarle. Alexander levantó el rostro para mirarle y quedaron tan cerca que Magnus solo tuvo que inclinarse un poco y sus labios se rozaron. Alec se movió de manera que quedaron más cerca y se besaron. Era el primer beso de Alec. Los labios de Magnus se movían tiernamente sobre los suyos y ya había caído la noche. Cuando se separaron ambos estaban sonriendo y las luces de la ciudad brillaban con fuerza. La ciudad que había sido testigo del primer amor de Alexander Lightwood. La ciudad que había visto el amor reflejado por primera vez en los ojos de Magnus Bane. La ciudad que dio lugar a una bonita historia de amor entre dos chicos que juntos crearon su propio mundo.

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MALEC
FanfictionHistoria del Gran Brujo de Brooklyn, Magnus Bane y su Nefilim, Alexander Lightwood. Aquí inventaré capítulos en los que se demuestra el amor que siente Magnus, (a su manera) y dónde intentaré que Alec venza su timidez en lo respectivo a su relación...