¿Puedes imaginar a Alexander Lightwood celebrando carnaval? ¿Disfrazado? ¿Cubierto de confetti? ¿No? Una idea que puede parecer totalmente loca e imposible se volvió posible gracias a los poderes de persuasión de Magnus. Aunque, tal vez aprovechar ese momento para pedirle a Alec que le acompañase no fue jugar limpio, pero había dado resultado.
Ahora Magnus estaba cubriendo a su novio con purpurina. Alec llevaba un disfraz de hippie lleno de flores, un collar enorme y una bandana de colores en el pelo. Y Magnus iba de... Bueno, Alec no sabía con exactitud de qué iba disfrazado. El brujo llevaba unos vaqueros celestes y una camisa blanca salpicada de colores. Todo Magnus era un torbellino de colores; el pelo, la cara, la ropa. E ignorando los consejos de Alec, había decidido dejar sus ojos sin glamour y se había pegado brillantes en las mejillas. Llevaba el mismo collar que Alexander así que se podía pensar que era un disfraz hippie al estilo de Magnus Bane.
- Estoy ridículo. -Gruñó Alec.
- Estas sexy. -Reiteró Magnus y prácticamente le vació un bote de purpurina azul en el pelo.
Alec no sabía en qué momento había aceptado que iría a esa fiesta sin sentido que usaban los mundanos para ocultarse se la realidad tras disfraces ridículos... Bueno, en realidad sí lo sabía y eso causó que sus mejillas se tiñieran de rojo intenso.
- ¿Alec? -Le llamó Magnus.
- ¿Eh? -Le miró desorientado.
- ¿Qué estás pensando? Te has puesto rojo. -Como respuesta, Alec se puso más rojo.
- ¿No te parece que ya tenemos purpurina de sobra? -Preguntó para cambiar de tema.
- La purpurina nunca es demasiada. -Pero, para no tentar a la suerte, guardó la purpurina y puso a Alec frente al espejo. -Perfecto.
- Ridículo. -Repitió el ojiazul.
- Sexy. -Respondió Magnus y tiró de Alec para pegarle a él y darle un beso que dejó a Alec con la respiración entrecortada. Después se separó y sonrió. -Si no nos vamos ya no llegaremos a tiempo.
Alec sólo atinó a asentir y corrió tras Magnus cuando este salió del piso. Unas pocas calles de recorrido y se vieron envueltos por el Carnaval. Cientos de personas disfrazadas atestaban esa zona de Nueva York. Casi ni se podía caminar entre el mar de gente y Alec siguió a Magnus de mala gana y poniendo muecas de enfado cada vez que un mundano se chocaba con él.
Iba maldiciendo para sus adentros cuando chocó con algo. Más bien con alguien. Levantó la vista y vio a un hombre que le miraba fijamente.
- ¡Mira por donde vas, imbécil! -Dijo el desconocido y Alec vio que estaba completamente borracho. El nefilim sabía que lo mejor era fingir una disculpa y seguir caminando con Magnus (aunque Magnus había desaparecido) pero si Alec no aguantaba a los mundanos ya de por sí, menos si le empujaban y le fastidiaban, imaginad el nivel de cabreo que tenía en ese momento. Y ante las palabras del borracho e insolente hombre no pudo contenerse:
- ¡No! ¡Mira tú por donde vas! ¡No eres más que un estúpido mundano!
El hombre se crispó y empujó con fuerza a Alec. El nefilim se lanzó hacia adelante dispuesto a darle una paliza cuando sintió que todo a su alrededor se desvanecía. Abrió los ojos y vio a Magnus frente a él, sujetando dos vasos y, al mirar a su alrededor, vio que estaban en Times Square. Había un concierto y gente pero sin duda era mucho menos agobiante que la calle.
- ¿Tu sangre de nefilim no te permite pasar un día sin pelear con alguien? -Magnus no parecía enfadado, una sonrisa burlona amenazaba con aparecer en sus labios.
- Era un idiota y empezó él. -Respondió Alexander.
- Vale, no seas aguafiestas y tomate algo, necesitas calmarte. -Dijo Magnus y le dio un vaso. Alec lo cogió, lo miró y se lo bebió de golpe provocando que le diera un poco de mareo. Después miró a Magnus.
- ¿Aguafiestas? ¡Me chantajeaste para que viniera, te aprovechaste de que sabias que no podría negarme! -Alec, un tanto afectado por la bebida y rojo de rabia siguió soltando una retahíla de quejas y reproches hasta que Magnus suspiró y le cogió de la camisa para pegarle a él y callarle con un beso.
Alexander se quedó estático pero cuando Magnus le mordió el labio correspondió al beso olvidando por completo que estaba enfadado. Alec empujó a Magnus a una pared haciendo que este gimiera sorprendido. Magnus acarició la mejilla de Alec y fue a meter las manos bajo su camisa pero Alec ya no estaba allí. Se había separado y le miraba con un pequeña sonrisa.
- Alexander. -Gruñó Magnus molesto.
- Me has hecho venir y vamos a quedarnos. La próxima vez te lo piensas mejor antes de salir de casa, de nuestra habitación, para venir a estos eventos. -Dijo Alec y le guiñó un ojo.
Magnus se quedó asombrado y fastidiado pero acabó sonriendo. Era increíble el carácter extrovertido que aparecía en su novio cuando estaban solos y conseguía alejar su timidez por un rato.

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MALEC
FanfictionHistoria del Gran Brujo de Brooklyn, Magnus Bane y su Nefilim, Alexander Lightwood. Aquí inventaré capítulos en los que se demuestra el amor que siente Magnus, (a su manera) y dónde intentaré que Alec venza su timidez en lo respectivo a su relación...