Vivir en la ciudad 2

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Hello💖 Algunos me pedisteis que hiciera la continuación de este capítulo y bueno, aquí está. Espero que os guste.➰
AU*

Faltaban dos días para que se cumpliera un año desde que Magnus y Alec empezaron a salir en aquella tarde de otoño y Magnus estaba preparando algo muy especial para su aniversario. Llevaba casi un mes recorriendo la ciudad y yendo a todos lados para organizarlo. También estaba perdido en sus pensamientos y Alec se había dado cuenta.
- Magnus, ¿me estás escuchando?
El chico sacudió la cabeza y miró a Alec mientras trataba de recordar qué le había dicho.
- Emmm, yo... ¿puedes repetirlo? -Le pidió, tratando de poner cara adorable.
- ¿Qué diablos te pasa? -Exclamó Alec y Magnus le miró confundido por lo que el chico siguió hablando. -Últimamente estás distante, perdido en otro mundo y ya no te veo fuera de clases porque siempre tienes algo más importante que hacer.
- Yo... -Magnus no sabía qué decir sin desvelar su sorpresa.
- ¿Qué te pasa, Magnus? -Susurró mirándole a los ojos.
- No... No puedo decírtelo. -Respondió y miró a la mesa donde estaban comiendo ya que era su hora del almuerzo.
Pasó un buen rato hasta que Alec volvió a hablar.
- ¿Estás con otro? -Preguntó.
Magnus levantó la vista de golpe y habló en un tono elevado.
- ¿Qué? ¿Cómo puedes pensar eso, Alexander?
- Es lo que da a entender tu comportamiento... Necesito que me digas la verdad. -Se estaban mirando y a Magnus le dolió el pecho cuando vio que los preciosos ojos azules de su novio estaban llenos de lágrimas.
- Alec, te lo prometo, no te estoy engañando, nunca lo haría.
- Entonces dime qué te pasa.
- Aún no puedo decirlo. -Le dijo y la expresión de Alec se volvió de enfado.
- Vale, genial. -Exclamó en tono brusco y se levantó de la mesa. -No confías en mí.
- ¡No es eso! -Magnus se levantó también pero Alec había cogido la mochila y de estaba alejando. - ¡Alexander! -Le llamó pero el otro no hizo ni caso y entró al edificio de clases.
Magnus decidió darle tiempo para que se calmara y se dirigió a su clase.

Dos días después.

Alec había pasado esos dos días sin hablarle a Magnus y evitándole en todo momento. Era viernes y las clases acababan de terminar. Todos los estudiantes salían apresurados del campus. Magnus corrió hasta la clase de Alec y cuando llegó suspiró aliviado al ver que Alec seguía allí, como siempre era el último en salir. Magnus se acercó a él pero cuando Alec le vio, se hizo a un lado quedando junto a una mesa.
- No quiero hablar contigo. -Murmuró Alec sin mirarle.
- Feliz aniversario, mi amor. -Le dijo Magnus con una sonrisa.
En sus manos llevaba una rosa de color azul, un osito de peluche con los ojos azules y una caja de bombones. Alec levantó la vista y le miró con asombro.
- ¿Te has... Te has acordado? -Preguntó muy sorprendido.
- Eres idiota.
- Ah, que bien, ¿por eso estás tan raro? ¿porque soy idiota? -Exclamó Alec con una mueca de fastidio.
Magnus se acercó, esta vez Alec no puedo alejarse ya que estaba atrapado entre la mesa y Magnus.
El más alto dejó los regalos sobre la mesa y miró a Alec sin dejar de sonreír.
- Eres un idiota por haber creído que no recordaría que día es hoy, eres idiota por pensar que es posible que te estuviera engañando y eres idiota por haberme hecho pasar estos dos días sin hablar contigo y mucho peor, sin besarte. -Antes de darle tiempo a responder, se inclinó un poco y le besó.
Al principio, Alec no se movió pero luego siguió el beso con ternura. Se separaron y ahora Alec también sonreía.
- Te amo. -Le dijo Magnus. Era la primera vez que lo decía y Alec volvió a besarle.
- Te amo, Magnus.

[...]

Fueron a almorzar a un restaurante y después Magnus le vendó los ojos a Alec para darle una sorpresa. Cuando le destapó los ojos estaban en una feria totalmente vacía. Magnus había conseguido que la cerraran sólo para ellos ese día, aparte de que habían montado un escenario en el centro del recinto. Alec no encontraba palabras por lo asombrado que estaba y más aún cuando vio como Magnus se subía al escenario y se sentaba frente al piano. Comenzó a tocar una preciosa melodía que había compuesto para Alec. Lágrimas de alegría resbalaron por las mejillas de Alec y la sonrisa le iluminaba el rostro.
Cuando Magnus bajó del escenario Alec se tiró sobre él y le besó lentamente.

Subieron a la noria y antes de llegar arriba, Magnus habló;
- Mis padres eran de Indonesia y me enseñaron el idioma. -Alec le miró algo confundido pero se distrajo cuando, al mirar al frente, vio la pared del escenario iluminada y tres palabras brillando en el centro: Aku cinta kamu.
Alec no tuvo que preguntar el significado de esas palabras. La expresión de Magnus, su sonrisa y el sentir la mano de Magnus entrelazada con la suya no dejaban dudas.
- Aku cinta kamu, Magnus. Siempre. -Susurró Alexander.


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