Idris

4.2K 332 21
                                    

Cuando Alec despertó al día siguiente, notaba todo el cuerpo entumecido y tenía un terrible dolor de cabeza. Había pasado la noche anterior dándole vueltas a un mismo tema durante horas; ese tema era Magnus.
Le había costado admitirse a sí mismo lo que sentía por él, que le quería. Ese sentimiento era más fuerte cada día que pasaba con él, pero ahora su corazón y su mente estaban luchando, el deseo y la razón. Si elegía seguir con Magnus, defraudaría aún más a sus padres y no podría vivir en el Instituto, pero si le dejaba, perdería lo mejor que le había pasado jamás.
Inmerso en sus pensamientos, no vio a su hermana entrar en la habitación y se sobresaltó cuando la oyó llamarle.
- Isabelle, ¿qué haces aquí?
- ¿No piensas decirme qué te pasa? -Preguntó ella con los brazos cruzados.
Alec la miró y vio a su hermana pequeña, a la valiente niña que siempre había protegido y que se había convertido en una gran guerrera. Alec sabía que no tenía que proteger a Izzy de demonios o batallas, pero quiso que los problemas de sus padres no le afectaran, sentía que debía protegerla de los prejuicios del mundo que les rodeaba. Por eso se esforzó en sonreír y ponerse en pie.
- Estoy bien, no te preocupes.
- ¿Seguro? -Insistió mirándole detenidamente.
- Sí.
- Bueno, nos vamos a Idris. -Su dolor de cabeza aumentó pero no dejó que su hermana lo notara. Cogió su mochila y su arco y salieron juntos al jardín delantero. Allí estaba el brujo Ragnor Fell, había ido para crear el portal que les llevaría a la ciudad de Alacante. Alec sintió una punzada en el corazón al ver que no habían llamado a Magnus como hacían normalmente.
Cuando quiso darse cuenta estaba en una esquina del jardín con el móvil en la mano, a punto de llamar al brujo. Pero no lo hizo. Decidió que se tomaría el tiempo que estuvieran en Idris para aclarar sus ideas. En la ciudad no había cobertura de modo que Magnus no podría llamarle. Se tragó el temor que sentía y cruzó el portal junto a los demás.

Llevaban tres días en Idris, en la casa de los Lightwood. Simon se pasaba los días en el Salón de los Acuerdos con asuntos de los vampiros y Clary le acompañaba. Jace e Isabelle habían estado entrenando día y noche. Y sus padres, quienes no le dirigían la palabra a Alec desde que habían discutido en la biblioteca, no habían pasado por la casa ni una vez, estaban siempre en reuniones de la Clave. Esto significaba que Alexander estaba solo con sus pensamientos todo el tiempo que no pasaba con Max, su hermanito, que era poco pues este tenía clases.

Alexander se encontraba enfermo desde que habían llegado. Tenía un dolor de cabeza horrible y sentía mareo cuando se levantaba. No había sacado ninguna conclusión respecto a qué hacer y se le acababa el tiempo; ya habían acabado con los repudiados y volverían en dos días, cosa que le hacía sentir peor todavía.
Se levantó del sillón donde había intentado leer sin conseguirlo y salió al pasillo para llegar a la cocina. En esos tres días había recordado todas las veces que no había hecho lo que deseaba, todas las veces que había ocultado su forma de ser, en como se lo había guardado todo para no decepcionar a sus padres. Y recordó cada momento que había pasado con Magnus desde aquella fiesta donde se habían conocido.
La única idea que había encontrado que implicaba seguir con Magnus, apareció de nuevo en su mente mientras llegaba a duras penas al final de las escaleras. Se tuvo que apoyar en la pared mientras la cabeza le daba vueltas y su visión se nublaba. La idea de escuchar a su corazón en vez de a su cerebro por una vez fue lo último que pensó antes de desmayarse.

Cuando Alec volvió a estar consciente notó su cuerpo relajado por primera vez en días. Supo que estaba en la enfermería porque notó el duro colchón de muelles bajo él. Se sentía muy débil y al abrir los ojos la sorpresa le sobrecogió. Estaba contemplando a los ojos felinos en los que tanto había pensado los últimos días.
- ¿Magnus? -Quería abrazarle y que le dijera que todo iría bien, que sus padres aceptaban su relación y que podía ser feliz con quien quería estar. Pero la oscuridad se lo llevó de nuevo.

- Creí que ya estaba bien. -Oyó la voz de su hermana.
- El veneno no había abandonado su cuerpo del todo. Ahora sí, gracias a Magnus. -Notó el desprecio y el alivio mezclados en la voz de su madre.
- Debería haberme dado cuenta de que se encontraba mal. -Exclamó Jace.
- Todos sabemos lo reservado que es Alec, sabe ocultarse demasiado bien.
Tras oír las palabras de su padre abrió los ojos y encontró todos los rostros que eran importantes para él mirándolo. Excepto al que de verdad quería ver.
- ¡Alec! ¿cómo te encuentras? -Dijo su hermana.
- ¿Qué ha pasado?
- Te has desmayado por el veneno de aquel demonio que re atacó, Izzy te encontró.
- Ah, bueno, me encuentro bien.
- Nos han dicho que ya éstas totalmente curado.
- Te refieres a Magnus, está aquí, ¿verdad? -Le preguntó Alec a su madre.
- Sí, él te ha curado. -Fue su hermana quién respondió.
El nefilim se sentó en el borde la cama y se puso una camisa y unas botas ya que solo llevaba pantalón de chándal.
- ¿A dónde vas? -Preguntó Robert.
- A hablar con Magnus. -Sentenció Alexander y se puso en pie.
- No te atrevas... -Empezó su padre pero el chico le cortó.
- No me digas lo que tengo que hacer, soy adulto, es mi vida y quiero vivirla con Magnus, ya no me importa lo que digáis.
Salió de la enfermería y caminó por los pasillos hasta que llegó a su habitación. Como esperaba, Magnus estaba sentado en la cama del cazador.
- Magnus yo... Siento no haberte llamado pero...
- No te molestes. -Dijo el brujo y se puso de pie.
- ¿Vas a... Dejarme? -El temor le cortó la respiración.
- ¿Qué? Nefilim estúpido, no voy a dejarte. Isabelle me lo contó todo, entiendo lo que hiciste pero quiero saber que has decidido. -Dijo Magnus con una sonrisa triste.
- Isabelle no lo sabía....
- Dice que las runas de audición son muy buenas.
Alec río al oír lo que su hermana había hecho. Después se acercó a Magnus.
- ¿Tú qué crees que he decido?
- Sinceramente, no lo sé. -Magnus parecía muy inseguro y eso enterneció a Alec.
- Me he cansado de anteponer a mis padres y sus estúpidos pensamientos. Quiero estar contigo y es eso lo que haré... Si tú quieres.
Magnus no contestó, si no que rodeó a Alexander con su brazos y le besó. Alec correspondió al beso con impaciencia y sonrieron en los labios del otro.
- Te quiero muchísimo, Magnus. No lo olvides nunca. -Le pidió el nefilim besándole el cuello.
- Yo también te quiero, mi nefilim.

¡Por el Ángel! No puedo creerlo de verdad, ¡Más de 1.000 vistos! No como agradeceros vuestro apoyo. Lo intentaré con el próximo capítulo que será muy especial y espero que os guste.
MALEC, AMOR Y PLANES DE SAN VALENTÍN...😇😇💞💞

MALECDonde viven las historias. Descúbrelo ahora