Noche de bodas

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Magnus Y Alec llegaron al hotel en París a las diez y media de la noche. La ventaja de viajar con portales. Pero no aparecieron en la habitación, sino en el pasillo junto a la puerta.

Alec fue a abrir la puerta cuando notó que Magnus le agarraba la mano. Le miró.

- De eso nada. -Fue lo único que dijo el brujo. Abrió la puerta y luego cogió a Alec como si fuera una princesa y entró en la habitación.

- ¡MAGNUS! ¡Bájame! -Gritó Alec pataleando al aire mientras Magnus le llevaba hasta la gran cama. Le dejó con delicadeza sobre el colchón y le miró desde arriba.

- Eres mi princesa. -Le dijo aguantando la risa.

- No soy una princesa. -Le dijo Alec.

- ¿A no? -Insistió Magnus y se puso sobre él. Se inclinó hasta rozar sus labios.

- No. -Dijo Alec y le cogió de la nuca para besarle. Se separó lo justo para hablar. -Si fuera una princesa no dejaría que me hicieras ciertas cosas. -Susurró y esta vez fue Magnus quien le besó.

Alec empezó a desabrocharle la camisa y se la quitó. Magnus no tuvo tanta paciencia y rompió la camisa del nefilim para comenzar a besarle el cuello.

Alec gimió cuando Magnus le mordió el cuello y le quitó el pantalón. Magnus hizo lo mismo y le bajó también la ropa interior. Se puso a horcajadas sobre la cintura de Alec y le acarició el abdomen.

- Magnus... -Jadeó Alec y le tiró del brazo para que se agachara y besarle.

Magnus le mordió el labio y habló sobre sus labios.

- ¿Qué quieres, Alec?

Alec le miró sonriendo de lado y se acercó a su oído para susurrarle la respuesta.

Luego le besó y arqueó la espalda pegándose más a Magnus.

El brujo le sujetó los brazos por encima de la cabeza y con la otra mano le agarró la cintura.

Alec apretó los labios y gimió cuando Magnus comenzó a moverse. Movió las caderas para que Magnus se moviera más rápido. De alguna manera el nefilim se dio la vuelta quedando sobre Magnus y siendo él quien se movía. Magnus se puso sentado para llegar al cuello de Alec y le besó dejándole varias marcas.

- Te amo, mi marido. -Dijo Magnus con la respiración entrecortada.

Alec enredó sus manos en el pelo de Magnus sin dejar de moverse y le tiró un poco para que ladeara la cabeza y besarle. Magnus gimió cuando Alec empezó a darle pequeños mordiscos.

Alec bajó por su hombro y llegó a su pecho. Luego le besó con lengua y jadeó cuando Magnus apretó el agarre en su cintura. El nefilim le acarició la espalda y le susurró al oído:

- Te amo. -Alec se pegó a él y gimió su nombre.

La respuesta de Magnus fue un beso lento que duró hasta que no tuvieron aire.

Alec se acostó junto a Magnus con las mejillas rojas y el pelo alborotado. Le miró y sonrió. Magnus le acarició la mejilla y luego pasó los dedos por las marcas que le había dejado en el cuello. Siguió bajando por su pecho y luego fue a su espalda. Alec dio un respingo cuando Magnus le tocó el culo y este sonrió descaradamente. Le miró mordiéndose el labio y se acercó para darle un beso corto.

- ¿No te cansas nunca? -Preguntó Alec al ver que el brujo le miraba con deseo.

- Cómo quieres que me canse de ti, con lo sexy que eres, y lo mono que estás cuando te sonrojas.

Alec puso los ojos en blanco y rió un poco. Pero dejó de reírse cuando sintió que Magnus se había puesto sobre él. Miró hacia arriba.

- ¿Te estás riendo de mí? -Inquirió Magnus mirándole serio.

- No... -Respondió el nefilim tratando de ponerse serio.

- ¿Me estás mintiendo?

- No... -Volvió a decir el nefilim aún tratando de esconder la sonrisa que amenazaba con salir de sus labios.

- Te voy a enseñar las consecuencias de burlarte de mí, Alexander. -Se movió suavemente sobre él.

- ¿A qué te refieres? -Ya no se estaba riendo.

- Ya lo verás. -Volvió a moverse y besó a Alec muy lentamente.

Cuando Alec intentó besarle con más urgencia, se apartó. Gruñendo en protesta fue a poner sus manos en la cintura de Magnus pero este le sujetó los brazos contra la cama y se inclinó lo justo para que sus labios se rozaran pero sin que pudiera besarle.

- Bésame. -Dijo Alec mirándole.

Magnus se alejó un poco más de él.

- Magnus... .-Gimoteó el nefilim.

Sin contestar, y sin apartar la mirada de la suya, Magnus se movió otra vez sobre Alec. Quería provocarle y lo estaba consiguiendo. Alec intentó levantarse para besarle pero Magnus le sujetaba las manos con fuerza sobre su cabeza. Intentó arquear la espalda para estar más cerca de él pero Magnus se alejó, evitando que llegara a rozarle.

Alec estaba empezando a desesperarse.

- Magnus, por favor... Lo siento... -Magnus le miró con una sonrisa que se podría calificar de pervertida.

- Te perdono por haberte reído... con una condición.

- ¿Cuál? -Preguntó Alec con un poco de miedo, si algo había aprendido y comprobado en innumerables ocasiones era que Magnus estaba loco.

- Que vuelvas a hacer lo que hiciste en San Valentín.

Alec enrojeció de golpe al oír aquello pero asintió.

- Dilo. -Pidió el brujo acercándose a sus labios.

- Lo haré. -Aseguró Alec.

Magnus le soltó las manos a Alec y este aprovechó para atraer a Magnus y besarle con fuerza de nuevo antes de cambiar de posición para quedar sobre él.

MALECDonde viven las historias. Descúbrelo ahora