Salvado

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Luego de haber caminado y caminado llegué hasta mi casa percatandome de que ya era de noche, cuando entré a la casa mi madre estaba adentro.

-Hola-

Madre: ¿Donde estabas? -Me preguntó mientras parecía que me fulminaba con su mirada-

-Tenía cosas que hacer..., y Nathan?- Pregunté mientras escondía mi mano derecha detrás de mí.

Madre: está en tu cuarto dormido, tuvo que venirse el sólo, lo que hacías era más importante como para acompañar a tu primo hasta tu casa? -Comenzó a elevar cada vez más su voz hasta que casi gritaba-

Sin saber que responder lo único que hice fue agachar un poco la cabeza y desviar la mirada hacia la izquierda dejando ver la herida que tenía un poco más abajo de mi ojo derecho el cual aún no se habia curado.

Madre: Que tienes en la cara? -Se acercó hasta mi agarrandome la cara con sus manos y girandola hacia ella haciendo que la herida sea más visible- Que te ocurrió?!! Te peleaste?

Me solté de las manos de mi madre y me alejé un poco.
-No es nada, sólo me caí...-

Madre: No me quieras hacer tonta, esto no es por una caída.

-No es nada importante- Pasé a lado de mi madre para llegar a mi habitación, al llegar a la puerta la abrí y entré a mi cuarto.

Vi a Nathan dormido en mi cama, así que caminé silenciosamente hasta el baño de mi habitación, me encerré en el baño y le Di un golpe normal a la pared.
-Maldición...por que no se me curó la herida de la cara?- Me miré en el espejo viendo la herida, ya no me sangraba pero seguía igual que cuando me la hice.

Revisé la herida de mi pierna, el dolor desapareció pero la herida aún no se cerraba por completo. A diferencia de veces anteriores, ahora las heridas de estaban demorando en sanarse.

Me desvesti y me metí en la ducha, empecé a lavar mi cuerpo y las heridas quitando las manchas de sangre que aún quedaban sobre mi piel.

Después de haber limpiado la sangre de mi, agarré un frasco de alcohol y un algodón, puse un poco de alcohol sobre el pedazo de algodón y lo coloqué cuidadosamente sobre la herida que estaba en mi rostro. No era una herida profunda así que no ardió tanto.

Después procedí a realizar el mismo procedimiento sobre la herida de mi pierna, el ardor fue más fuerte que en la herida de la cara ya que esta de aquí si era algo profunda.

Revisé mi mano derecha viendo su aspecto no era tan malo como cuando me la hice, pero si dolía un poco, salí de la ducha y me puse una pijama que consistía en una camiseta sin mangas y un pantalón largo.

El sueño me invadió asi que caminé hasta mi cama y me acosté en el filo para evitar despertar a Nathan, poco a poco mis párpados se cerraban hasta que finalmente caí dormido.

Nathan comenzó a sacudirme poco a poco hasta que me desperté.

Nathan: Que dormilón, a este paso llegaremos tarde otra vez.

-Si si...Ya me desperté- Me senté en la cama mientras restregaba mis ojos, me levanté y camine hasta el baño con mi uniforme en la mano.

Me arreglé completamente en el baño, cambiandome, aseandome y colocandome una venda en mi mano derecha para evitar que los demás la vean. Al salir Nathan estaba esperándome como los demás días en el marco de la puerta.

Me despedí de mi hermana y de mi madre que por cierto ya estaba un poco más tranquila, y salí de la casa con Nathan y nos encaminamos hacia el colegio.

Nathan: Oye Jackson...Cuéntame que te sucedió, se nota a metros que eso no es por caída o algo así y ni hablar de tu mano, esa herida estaba muy mal.

Atrapado entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora