Capítulo 11. El abogado

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Cuando la tía volvió después de hablar en un suspiro, me dijo:

- Que venga todos los días a las siete a preparar el juicio. Se reunirán en casa.

- ¿Aquí por qué?

- La única condición que ha puesto es que se quede aquí hasta que acabe el juicio para no tener que pagar estancia.

Me acerqué y la abracé.

- Muchas gracias, Sarah. Te quiero.- besé se mejilla antes de subir las escaleras.

Cuando llegué a mi habitación llamé a Evan para darle la buena noticia.

- ¿¡En serio!?

- En serio.

- Tu tía es genial. Si estuviera allí le abrazaría.- dijo y yo reí. Estaba muy entusiasmado.

- Todos los días a las siete en mi casa para preparar el juicio. ¿Ya sabes cuándo va a ser?

- Hoy ha llegado la carta. 3 de enero.- dijo él apenado.

- No te preocupes, mi tía dice que es un gran abogado, seguro que te consigue la custodia.

- Eso espero. ¿Te ha dicho cuanto va a costar?

- Mi tía ha dicho que su única con edición ha sido quedarse en casa para no tener que pagar un hotel.

- Bueno, te dejo, Ronnie quiere que le lea un cuento antes de dormir.

- Buenas noches, te quiero.- le digo antes de colgar.

Ni me pongo el pijama, porque nada más colgar me quedo frita.

Al día siguiente me despierta Isaac.

- ¿Estás tonta o qué? Venga, vístete, que vamos a llegar tarde.

Me levanto corriendo y cojo lo primero que pillo mientras me lavo los dientes.

Cuando bajo Isaac ya está fuera con el motor encendido.

Las clases fueron monótonas y aburridas, al fin y al cabo es por lo que más echo de menos Hogwarts. A la hora de la comida les conté a mis amigos lo que pasaba con Steacy y se quedaron boquiabiertos. Sobre todo porque me habían contado la historia.

Vi pasar a James, no había ido ningún fin de semana a la quedada semanal del club de lectura. Y eso me apenaba, porque él me quería de vuelta, el cumpleaños de Lily me lo confirmó todo.

Cuando llegamos a casa un guapo hombre trajeado esperaba en el hall.

- Hola, buenas, soy Julio Martines, soy el amigo de Sarah.- dijo presentándose y le estrechó la mano a mi hermano.- Tú debes ser Sam. Gracias por hacer que me llame, llevábamos sin hablar años.

- Gracias a usted por venir y ayudar a Evan.- le dije yo.

- ¿Sammy, Isaac, estáis ya aquí?- oí a la tía desde arriba.

- Sí.- contestamos los dos al unísono.

- Subid por favor.

Cuando llegamos arriba la tía ya había preparado la habitación.

- Me debes una gorda, Sammy.- me dijo mi tía algo enfadada.

Miré a Isaac que sonrió porque él si sabía la razón de su enfado.

- ¿Cuánto tiempo estuvisteis liados, Sarah?- preguntó él.

- Demasiado tiempo. Sé que está aquí para que vuelva con él y por eso no nos va a cobrar. Bueno, a mi sí, porque aguantarlo ya es demasiado.

- Por lo menos es guapo.- dije yo y mi tía sonríe fugazmente, con esperanza de que no la viéramos, pero la vimos.

- Qué divertido va a ser todo.- dijo Isaac frotándose las manos.- Bueno, me voy a trabajar en mi súper sótano, cuando se haya ido el idiota avisadme para que pueda subir tranquilo.- dijo y bajó.

En ese momento llegó Evan, y yo todavía con el horrible uniforme del trabajo.

Bajé a abrirle mientras Julio terminaba de instalar sus cosas del trabajo en el salón.

- Hola.- me dijo con un beso y yo le sonreí después.- ¿Ya está aquí?- preguntó y yo asentí señalando el salón.

- Buenas, yo soy Julio Martines, y voy a ser tu abogado.- se presentó el ex de mi tía.

- Evan Peters, encantado.- dijo estrechándole la mano.

Ambos me miraron. Cogí la indirecta, allí sobraba.

- Yo voy abajo a ayudar a Isaac.- dije y me fui.

Ayudé a Isaac hasta que escuchamos la puerta de la entrada.

- Adiós, Evan.- dijo mi hermano y comenzó a subir.

Estaba claro que no lo iba a tragar en la vida.

No habíamos llegado arriba cuando oímos una torta y un insulto de parte de la tía Sarah.

- Esperamos mejor, ¿no?- le pregunté a Isaac y los dos bajamos sin hacer mucho ruido.

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Las semanas se pasaron rápido, y con el tiempo que pasábamos Isaac y yo abajo ya habíamos acabado el sótano y los dos estábamos más que felices de poder dejar ese horrible trabajo de uniforme feo. Pero mi amiga cajera no pudo evitar darle su número a Isaac cuando fuimos a despedirnos, por lo menos era mejor que Penny.

Dejar el trabajo me dio lugar a volver al club de lectura. James llevaba razón, la gente me echaba de menos. Éste fin de semana sería el fin de semana de Percy Jackson y veríamos las dos películas en casa de James.

Últimamente pasaba más tiempo con él que con Evan. Pero Evan estaba preocupado y ocupado en algo más importante. Hiro incluso me lo preguntó y tuve que negarle varias veces que no había cambiado a Evan por James.

El guantazo que escuchamos aquel día Isaac y yo no fue el primero que oímos o presenciamos. Ese hombre quería recuperar a la tía Sarah, pero lo hacía mal.

Evan y Julio cada vez tardaban más en preparar sus sesiones, y a veces Evan tenía que traerse a Ronnie para que también le preparasen a él. Yo no podía quedarme, así que iba al club de lectura, donde siempre me acogían con una sonrisa.

En cuanto al balonmano, ganamos dos partidos más y perdimos otro, eso nos dejaba todavía en primer puesto, a la espera de que pierdan nuestras competidoras. Paige estaba tan feliz que lo contagiaba y eso nos ayudaba a entrenar con más fuerza y a estar unidas.

En cuanto a mis amigos... Bueno, creo que Alice e Hiro se gustan, pero él es muy testarudo y a ella no le dejan salir con chicos. Mara sigue sufriendo en silencio por Isaac y además está emocionada por el baile de invierno.

Poco a poco faltaba menos para el gran día del juicio final, y eso no dejaba que Evan se centrara mucho en mí, hasta incluso me pedía perdón. La verdad es que yo ya había dejado de verlo como un novio, aunque entonces no lo sabía con exactitud.

Mi viaje a EEUU fue algo determinante para lo que pasó después, la verdad, fue un gran viaje lleno de reflexiones muy intensas.


Mrs. Malfoy 💞

After HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora