Capítulo 31. Electrificada

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MARATÓN FINAL

Cuando la poción me hizo efecto, el perfecto silencio se me hizo un silencio incómodo. ¿De qué íbamos a hablar ahora James y yo? ¿De las notas?

Sabía que si me quedaba mucho tiempo ahí con él acabaría diciéndole que todavía le quería. Pero mi orgullo, gracias a Merlín, me detuvo de nuevo y me dijo que no era el momento. Y llevaba razón, si él me rechaza ahora sería aún más incomodo. Bien hecho orgullo, te mereces una galletita.

Me puse a divagar, y recordé mi vida en Australia. Quería volver y jugar al balonmano. Obligar a Hiro y a Alice a salir juntos. Quería estar con James Parker, el chico que me recogía en bicicleta. Quería volver a ver a Isaac. Echaba de menos Australia.

Entonces las palabras salieron de mí, sin que pudiera detenerlas.

- Siento no haberte hecho caso.- le dije y él me miró confuso.- Siento no haber dejado las clases con el señor Hitaka. Supongo que... Que estaba enganchada a esa vida, la vida cómoda.

Él parecía meditar sus palabras, pero yo seguí hablando.

- Por no dejarlas estamos en esta situación. Bueno, seguramente estaríamos así pero pasándolo bien. No como ahora, que estamos aquí más callados que en las clases del señor Bins.

Él se río por la comparación.

- Acepto tus disculpas, sí y sólo sí tú perdonas lo que te hice.- dijo teniéndome la mano, para cerrar el trato.

Dudé un poco, no lo iba a negar, pero luego se la estreché. Estábamos en esa en cuanto mi padre abrió la puerta del baño. James tiró de mí para que estuviéramos más cerca.

- ¿Qué hacéis en la bañera? Llevamos buscándoos siglos.- se quejó.

- Con el traqueteo nos hemos caído cuando le he traído la poción del mareo.- explicó James mientras salía de la bañera. Luego me tendió la mano para ayudarme a salir.

- Y mi varita estaba fuera y la suya se ha roto.- acabé yo.- ¿Qué nos hemos perdido?

- Ken se cayó por la borda, lo que hizo el barco detenerse y luego tener que ponerse en marcha de nuevo.- explicó mi padre mientras nos cedía el paso saliendo del camarote.

- Eso explica el traqueteo.- dijo James mirándome.

- DeDe va un momento al baño y ese chico pierde el rumbo. No sé qué haría sin ella.- dijo mi padre desesperado.- Tu madre me ha mandado a buscarte para hacer recuento familiar.

El barco tampoco era nada del otro mundo, ni como esos muggles que me describió Isaac en una de sus cartas. No tenía nada, una pequeña piscina, el comedor, un salón y los camarotes. Pero realmente, para qué queríamos más, si con la magia, un viaje de semanas lo habíamos reducido a tres días. Ahora uno más, porque Ken nos hizo retrasarnos. Mi madre se alegró de ver que estábamos todos a salvo, pero no dejó que Ken se acercara a la borda en lo que quedó de viaje.

Esa noche, había una fiesta para adultos en el salón del barco, y nosotros no podíamos asistir. Así que estábamos todos en mi habitación, más callados que... en las clases de Bins.

- Bueno, ¿qué tal si jugamos a un juego de mesa?- propuso Lily.

- Oh, sí.- le apoyé.

Buscamos en la habitación pero no había nada, entonces fuimos a buscarlo a la habitación de ellos, pero seguía sin haber nada, así que cuando volvimos, caímos en ese silencio de nuevo.

- Prefiero irme a dormir.- dijo Albus y Harry dijo que él también y se fue a su habitación. Genial, esto cada vez estaba más caldeado. Sobre todo porque no estaba Teddy para templar la cosa haciendo un streaptis.

- Pues entonces yo también.- me dijo Lily y me dio un abrazo y se fue a dormir.

Nada más se escuchó cómo la puerta se cerraba Ken dijo:

- Ya me estáis contando que sucede aquí o iré a ver a papá y mamá.

- No es nada importante, Ken, solo es que estamos...- intentó suavizar DeDe.

- Sé cuándo la tensión se puede cortar hasta sin ver, DeDe, no me engañes.

Nos miramos todos. Primero miré a James, luego miré a Jack y a Luke. Charlie miró a DeDe y así, mirándonos entre nosotros estuvimos un tiempo.

- Estoy ciego pero no soy idiota, dejad de miraros y decídmelo.- amenazó con su dedo.

- Le puse los cuernos a Sam y ella cortó conmigo.- resumió James.

Nunca pensé que Ken hubiera aprendido tanto en ese colegio, pero estaba más que claro que orientarse sabía, porque se lanzó contra James e intentaba pegarle o eso creíamos hasta que lo inmovilizó debajo y le tomó el pulso en el cuello. Ninguno nos atrevimos a movernos. Sólo DeDe se acercó un poco.

- Ken, suelta al idiota de mi primo.- le dijo.

- Shhh, espera.- me dijo él.- ¿Todavía le quieres?

James no quería responder, entonces Charlie se dispuso a ayudar a su gemelo.

- Es a ti, Potter.- dijo cerca de él.

Mi pulso aceleraba por momentos. Pero James se negaba a responder.

- Tengo toda la noche, Potter.- le dijo Ken.

¿Os he dicho alguna vez que odio a mis hermanos en modo sobreprotector? Si es así lo repito, sino, lo odio mucho. Ken dejó cae su peso encima de James.

- Joder, Ken, aparta.- le pidió James.

- Es sólo una pregunta de sí y no. En cuanto respondas me quito de encima tuya.

James suspiró y giró su cabeza hacia mí.

- Claro que te quiero, Sólo Sam.- dijo y Ken se quitó de encima suya.

- Dice la verdad. Entonces, ¿qué problema hay, zanahoria?- me dijo a mí.

- ¿Ahora también eres sordo, Kenny? Me puso los cuernos.- dije cuando James se levantó.

- Creo que ya he tenido suficiente Sanders por hoy.- dijo.

- Te acompaño.- le dije en un acto reflejo y salí tras él, cerrando la puerta.- Siento mucho lo de Ken.- me disculpé mientras andábamos a su camarote.

- Ya lo sé, Sam. Yo sabía que él iba a ser el peor en reaccionar, es el que más te quiere.

Nos paramos frente a su puerta.

- Bueno ha sido un placer quedarme encerrado contigo, que te me caigas encima, que me ataque tu hermano y que me obligue a confesar mis sentimientos, pero creo que ya es hora de irme a dormir.- dijo sonriendo.

- Buenas noches, Potter.- le dije y entonces en una milésima de segundo, el abrió los ojos sorprendido y luego me besó en los labios.

- Buenas noches, sólo Sam.- dijo él, entrando y cerrando la puerta.

Me giré con todavía la electricidad en mi cuerpo y los dedos en mis labios cuando vi al señor Potter y a mi padre en el pasillo mirándome. Todo era culpa de Potter, cada vez que entraba en contacto físico conmigo, aunque sólo fuese pasándome la sal, provocaba ese algo indescriptible dentro de mi piel, ese algo que aceleraba mi pulso siempre. No pude definir el color de mi cara, porque rojo se quedaba corto. Salí corriendo a mi camarote e intenté dormir. Pero fue imposible, el contacto físico con James siempre era intenso y luego me dejaba represalias. Además, el barco seguía mareándome.

Andrea 💫

After HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora