Capítulo 3. Evan Peters

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Todo sucedió tan rápido que no recuerdo cuál fue la causa.

Estaba tranquilamente cogiendo la comida, tras haber ido a pedirle el dinero a Isaac (y he de confesar que no sé cómo siempre tiene dinero) junto a Hiro y nos sentamos donde siempre y no tardaron en llegar Mara y Alice.

— Adivina a quién le dejan participar en los campeonatos de surf.— casi gritó Alice de emoción.

— Enhorabuena.— dije abrazándola.

— Felicidades.— dijo Hiro sin tan siquiera levantarse y Alice puso una mueca, estaba claro que le parecía una persona muy sosa.

— ¿Cómo lo has conseguido?— le preguntó Mara tras haberla felicitado.

— Pues, ayer fui a las pruebas clasificatorias en secreto. Ya sabéis que mis padres no quieren que yo participe profesionalmente en surf.— aclaró y Mara y yo asentimos mientras Hiro comía su ensalada de pasta.— Pues las pasé, la segunda en la lista.— dijo orgullosa.

— Vaya, eso es fantástico.— le dije contenta.

— ¿Qué vas a hacer con tus padres?— le preguntó Hiro entrando en la conversación.

— El caso es que mi padre estaba viendo las pruebas cuando yo participé. Me han permitido participar aunque, obviamente, la semana que viene estoy castigada sin salir. Pero hoy tengo entrenamiento con un entrenador profesional.— dijo muy eufórica y algunas personas se giraron a verla.

— Qué suerte que tu padre estuviera allí.— comenté yo.

Como de la nada, como solía aparecer, cierta persona a la que tengo odio en ambos mundos, apareció en nuestra mesa.

— ¿El surf?— preguntó riendo.— Eso no es un deporte de verdad.

— Sí es un deporte, tiene su federación y campeonatos mundiales.— se defendió Ali.

— Y el ajedrez también, cariño, y eso tampoco es un deporte.— dijo riendo. Como un acto reflejo mi mano de metió en mis espaguetis y se los lancé a Tina.

— ¿Para qué te sirve el deporte sino has sido capaz de esquivar eso?— le dije y ella me tiró el plato de Alice encima.

Entonces, y como en un libro o película, alguien gritó: ¡guerra de comida!

Kilos de comida volaron por los aires, pero no me dio tiempo a ver huir a Tina, sino la habría manchado hasta su "maravilloso y espectacular pelo". Sin embargo, mucha comida cayó en mi ropa y mi pelo. Hiro quedó intacto a pesar de estar más cerca de Tina que yo, supongo que al ver los espaguetis volar a la ropa de Tina lo vería venir y se metió bajo la mesa. Mara y Alice salieron corriendo del comedor y yo me quedé sola. Cuando llegaron los profesores, preguntaron quién empezó la guerra pero por una vez, me salvé y acusaron a otro chico, supongo que el que gritó lo de la guerra. Menos mal, sino podría ir despidiéndome de las pruebas. El lado negativo: tenía comida hasta en sitios inesperados. Decidí ir a ducharme y aunque fuese ponerme la ropa para el entrenamiento, estúpida Tina, ya estaba empezando a destrozarlo todo.

Por culpa de Tina, tuve que ir a ducharme y llegué tarde a la clase del señor Hitaka, que si ya estaba enfadado conmigo, ahora que había llegado tarde a su clase, más.

— Bien, abrimos un debate sobre el romanticismo.— fantástico...— ¿Creéis que todo lo que se dice ahí es cierto?

Como acto reflejo James y yo levantamos la mano a la par.

— Venga, Sherman, ya que ha llegado tarde espero que lo pueda arreglar con esto. Adelante, la escuchamos.— me dijo el señor Hitaka con el ceño fruncido. Me acomodé en mi silla y carraspeé bajo la vista de todos.

After HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora