15. Vuelta A Casa

276 34 3
                                    

EEUU era un país alucinante. Sus paisajes de bosques me encantaban, en Australia eran más exóticos pero estos para mi eran geniales.

La verdad es que, como Alice no me cogió el móvil aquella noche, no les volví a echar cuenta a mis amigos. Y respecto a Evan... Él sí me llamó, junto con Ron y no le saqué el tema, todo seguía tan normal. Estaba claro que desde el ángulo del vídeo se había malinterpretado lo ocurrido.

Solo sabía de Australia por Evan y por mi tía, que llamaba cada día de forma exhaustiva para quejarse del picapleitos. Era un no parar.

Quitando aquello me lo pasé genial. Allí todo se hacía a lo bestia, en dimensiones colosales. Al principio me entusiasmó y me encantó, pasada una semana ya me había hartado.

Volví a patinar con mis primos, aunque había perdido la práctica y la verdad era que se me daba fatal y Luke se rió de mi en mi cara.

Mi tía me enseñó fotos de la novia de Ken, que era voluntaria en el centro en el que él se encontraba y era exactamente igual a Dominique Weasley. Entonces me di cuenta de cuantísimo la echaba de menos.

Harry estuvo practicando un poco de béisbol y entonces entendí la reacción de los demás. No le daba a una bola, no cogía ninguna... Los vídeos de los partidos eran imágenes de él en el banquillo algo alicaído.

Tuve una charla de hermana mayor con él a pesar de que aquí no era su hermana.

- Quizás el deporte no sea lo tuyo, Harry.- le dije un día mientras pasábamos por el centro comercial mientras mi tía compraba comida.

- No quiero decepcionar a mi madre. Ya sabes, entrenadora de jugadores profesionales. Jack consiguió su beca para California gracias al deporte y hasta Ken sería capaz de hacerlo mejor... Incluso Luke, se portará mal pero es un crack en deportes, todos ellos... - casi rompe a llorar.- No quiero ser el débil de todos que no consiga nada. No quiero decepcionar a mamá.

- Mira, Harry, cuando me pasó lo del accidente entendí una cosa. Y esa cosa es que tus padres no se decepcionarán si saben que realmente inviertes tu tiempo en algo que realmente sí te gusta. ¿Qué es lo que realmente te gusta, pequeño?

- Te vas a reír.- dijo negando con la cabeza.

- Te prometo que no lo haré.- le juré con mi mano en el corazón.

- Me gusta bailar. Veo los campeonatos mundiales y a bailarines profesionales y pienso: Oh, tío, ese podría ser yo. Pero luego lo olvido. Viviendo donde vivo eso es imposible.

- Yo creo que serás un gran bailarín.

- ¿En serio?- sus ojos estallaban en chispas de emoción.

- Serás un gran bailarín porque tú crees que puedes serlo. Puedes ser lo que tú te propongas, Harry. Que nadie jamás te diga lo contrario, ¿de acuerdo?

Él asintió y salió más feliz. Ojalá aquello sí le llenara.

Pasé un tiempo también con Charlie, me explicó qué era lo que iba a hacer el año siguiente y le dije que yo iba a estudiar lo mismo. Se emocionó mucho y me dijo que me iría contándome su experiencia para que me fuera fácil tener la mía.

Isaac hablaba mucho con Mara y eso me tenía fuera de mi lugar porque por mí ni preguntaba. Supongo que estaría enfadada, me avisó y yo lo neguéz lo que vieron sus ojos. Supongo que tendría que sentar mal.

Aún así, mis primos y yo lo habíamos pasado genial. Aunque de nuevo, lo peor fue el viaje. No la despedida, yo sé de sobra que les volvería a ver. Obviamente lo peor era Isaac en un avión. La vuelta fue incluso peor aunque intentó tranquilizarse porque Mara vendría a recibirnos.

Se podría decir que la loca le había dado fuerte, porque ahora estaba a sus pies.

Cuando llegamos también Evan y Ron nos recibieron y la tía también. El que no estaba era el "amigo" de mi tía, pero mejor, prefiero no tener un accidente volviendo del viaje, había sobrevivido a Isaac.

Mara había venido con la tía y yo me apresuré a sentarme delante para no tener que sujetar las velas de Mara e Isaac.

Cuando llegamos a casa, la tía nos dio los regalos de Navidad. La verdad es que eran geniales, Isaac casi llora de felicidad. Una Play 4 y Mara le regaló una entrada para un concierto al que irían juntos. ¡Dejándome a mí sin ir! Gracias, mejor amiga.

Yo por su parte tuve un collar de macarrones por parte de Ron, unas nuevas botas para jugar y... Evan me regaló un colgante precioso.

Cualquiera diría que lo que se avecinaba era posible. Todo era felicidad... Era.

Al día siguiente decidí ir a darle yo la sorpresa a Evan. Me levanté temprano y fui a comprar sus donuts favoritos a su pastelería favorita. Era temprano y decidí que no era bueno despertar a Susan así que me subí por encima del garaje a la habitación de Evan.

Traspasé a través de los visillos y cuando me giré para despertarlo la caja de los donuts cayó al suelo.

El ruido les despertó. Steacy se tapó con las sábanas de la cama y Evan se incorporó nervioso y asustado. Les había pillado.

Salí de allí por la puerta principal, zafándome de Evan, que me pedía que parase para poder darme explicaciones. No lo hice.

No me siguió más de la puerta. No estaba vestido, evidentemente. Yo seguí andando, mientras el sol iba ascendiendo y eso me enfadó más. En todas las películas, series y libros cuando el protagonista está enfadado, el tiempo acompaña a sus sentimientos. A mí, por otro lado, estaba triste y el sol brillaba más que nunca, feliz, dando vida.

Caminé enfadada kilómetros. Me senté en la plaza del centro comercial y vi a parejas felices incluso algunos bebés y me sentí peor.

Entonces entendí que ni siquiera me dolía, solo estaba decepcionada por perder mi tiempo con alguien que no lo valoró. Con alguien que no lo valoró lo suficiente.

Recordé que ese mismo día era el día del juicio y decidí ir a verlo. Ya no me quedaría sin saber qué pasaría. Julio había gastado su tiempo y sería para nada. Y eso me hacía pensar si se habían aliado para hacernos la vida imposible a mí y a Sarah.

Llegué a los juzgados con el juicio ya empezado. No podía permitir que me vieran, así que me senté atrás del todo.

Evan llevaba un traje que le quedaba genial. Estaba guapísimo, una pena que no estuviéramos hechos el uno para el otro. En el fondo yo ya sabía para quien estaba hecha. Sólo que esa persona no existía en este mundo. O no como yo recordaba. Le echaba de menos.

Llegados a la hora de la sentencia, Evan se levantó y habló al juez.

- Las dos partes hemos llegado a un acuerdo. Hemos arreglado nuestras diferencias, ambos viviremos con Ronald.- Julio abrió mucho los ojos, sorprendido ante aquello, había perdido su tiempo para nada.

- Caso sobreseído.- dijo él juez con un golpe de martillo.

Decidí irme antes de que me viera, pero fue inevitable y me cogió.

- Yo...

- Eres un mentiroso de mierda. ¿Costaba mucho decirme la verdad? Esconderlo y mentir solo lo ha hecho peor. Eres una persona horrible.

- Yo no quiero que la cosa acabe así. Todo empezó porque Ron la invitó a dormir un día... Una cosa llevó a la otra.

Solo asentí.

- Espero que os vaya genial y que Ron crezca como se merece.

Me iba a ir, pero decidir despedirme una última vez.

- Adiós, Evan Peters.

After HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora