Capítulo 36. Colorín colorado...

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MARATÓN FINAL (6)

Ya sé que huir no era la manera más madura de afrontar aquella situación. Pero estaba sufriendo un ataque de ansiedad y solo corrí por el bosque, hasta que me encontré frente a la casa de los Griffiths. Desde el sótano veía salir luz del sótano de la casa. No me lo pensé más, porque sabía que James era igual de cabezota que yo, así que no tenía mucho tiempo, me deslicé por la ventana del sótano, cayendo de costado. Si es que lo tienes todo, Sam.

Me levanté lo más rápido que pude. Vi que para mi suerte, era Malcom el que estaba allí abajo y no sus padres o alguna de sus hermanas.

- Escóndeme.- le pedí casi sin aire, entre el ataque, la carrera y que me caí de la lado, poco me quedaba.

Él me pidió que le siguiera hasta la alacena debajo de la escalera. Cerró la puerta detrás de nosotros con llave y eso hizo que me diera miedo, un poco de pánico y claustrofobia. Y yo no soy claustrofóbica.

- ¿Quién te persigue?- me preguntó preocupado.

- James.

- ¿Y por qué huyes de él?- preguntó extrañado.

Suspiré.

- Por que no sé afrontar las situaciones de mi vida.

Me pegué a la pared, eché la cabeza hacia atrás y suspiré. Él se colocó a mi lado y no dijo nada. La verdad es tampoco podía decirme nada. De pronto alguien llamó a la puerta. Sí, a la puerta de la alacena. ¿Quién coño llama a una alacena? Esto me olía a chamusquina.

- Vamos Sam, sé de sobra que estás ahí.- era James y había dejado caer, seguramente, su frente contra la puerta porque se escuchó cómo algo chocaba suave contra la puerta.

Malcom me miró y me hizo señas cómo para dejarle entrar y yo negué repetidamente con la cabeza

- Mira, me da igual que no quieras hablar, pero huir es lo más infantil que has hecho nunca. Me has dejado con ese marrón allí en medio. Tú y mi padre. Y... Y Teddy no está.- se fue apagando conforme fue hablando.

Malcom se acercó y abrió la puerta a pesar de mis negativas y de que intentaba frenarle pero era más fuente que yo, James casi cae encima suya. Le cedió la llave a James y se fue sin decir nada. James no tardó mucho y cerró la puerta con llave y se la metió en el bolsillo del pantalón. ¿No querías huir, Sam? Pues toma, encerrada en una habitación con lo que tienes que afrontar, si es que te lo montas siempre para ser gafe, chica.

- Me has dejado solo. ¡Solo!- dijo algo enfadado.- Tu madre y la mía se han quedado heladas. Y mi padre ha salido a buscarte nada más ha visto que te has ido al baño, en eso es más rápido que yo. ¿Sabes lo que es que tu madre con 16 años te coja de la oreja? Soy más alto que ella, así que casi me ha tumbado en el suelo. Tus hermanos...

- Ya James, soy una cobarde y una infantil y... Lo que tu quieras, pero no podía quedarme allí, me estaba ahogando. Yo... Lo siento. ¿De acuerdo?

- Y... Y también estaba intentando digerir lo que has dicho.

- James, es tu vida, tu eres quien decide si se queda aquí, se queda en Hogwarts o lo que quieras hacer con ella.- le dije yo en un suspiro.

- Me refería a eso de que me quieres.- dijo él y yo me puse rojisima en cuestión de segundos. Aparté la mirada de él e intenté retroceder, pero ya estaba pegada a la pared.- ¿Después de todo me sigues queriendo?

- Vamos James, ¿no crees que ya me he humillado bastante diciéndole a tu padre que te quiero? No me hagas hablar sobre eso.

- Es que de eso es de lo que vamos a hablar. Sino no vamos a salir de aquí. Tenemos tiempo y comida. Tú decides cuanto tiempo gastas de tu vida.

After HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora