21. Salta

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Cuando volví a clase le dije, más roja que un puñetero tomate a Hiro lo que había pasado con James y Evan. Hiro flipaba.

- Por lo menos tú, a pesar de salir herida, vuelves a reponerte.- sonaba a Hiro con el corazón roto.

Sí, Alice es una de mis mejores amigas, pero a mi Hiro... Ay, se me cayó el alma a los pies al verlo así.

- Mara y yo hemos intentando hacerla entrar en razón, pero sus padres le han comido la cabeza.

- ¡Sherman!- me gritó el profesor. Tragué con dificultad.- Al pasillo. Y no haga planes para esta tarde, porque lo pasará en el aula de castigados.

Me levanté y me salí de la clase. Genial, Sam, ahora no vas a poder hacer lo que querías.

Sí, James y yo no habíamos empezado bien y había pensado acampar con él este fin de semana, pero ahora el tiempo se me agotaba. Iba a ser una primera cita con mayúsculas e iba a ser de verdad, no como la de Jake o la de Evan. No, iba a empezar bien, porque no quería verle el fin a todo aquello.

Me quedé pensando hasta que sonó la campana, entré y recogí mis cosas. Hiro no tardó en reírse de mí y decirme que él iba a pasar la tarde dibujando. Por lo menos ahora no estaba tan cabizbajo.

Me dirigí al aula de castigo tras pararme a preguntar en secretaría. No sabía donde estaba, porque nunca había ido.

Cuando llegué, parecía una aula normal, con muchos mensajes positivos en las paredes, con cartulinas de colores y todo. Pero dentro estaba el profesor más horrible de todos. Yo lo tuve en primer año, el chico de al lado mía se orinó encima el primer día que le echó la bronca. Sí, horrible.

La tarde fue poco provechosa. Esperaba poder hacer algo, deberes incluso. No, nos tuvo allí mirándole la cara. Un chico se quedó dormido y le tiró el borrador a la cabeza. Era diabólico.

Cuando salí, tras perderme el entrenamiento y todo no tenía ganas de nada. Por ello, fue mi sorpresa encontrarme a James allí, con su bicicleta. Me acerqué a él.

- Hola, pensé que estarías en casa estudiando.- le dije cuando llegué hasta él.

- Tengo una sorpresa para ti.- me dijo. Abrí mucho los ojos.- Ponte esto.- me dio el antifaz de dormir de su madre, o espero que fuera de ella y no de él, sería raro.

Me lo coloqué sin taparme los ojos, porque me paró.

- Primero ponte el casco y sube.- me tendió otro casco, él llevaba uno azul oscuro.

- ¿Sabes? En las series y películas románticas, el chico recoge a la chica en coche o en moto. No en bicicleta.- dije mientras me subía tras él y ajustaba la cinta del casco.

- Esa gente tiene dinero. Yo no, bájate el antifaz y agárrate fuerte.- me dijo antes de empezar la marcha.

Intenté averiguar hasta donde me estaba llevando. Lo juro. Pero en algún lugar me perdí y desistí en mi tarea. Encima de que él sí se lo había currado iba a ir yo a estropearle la sorpresa. Eso sería de mala persona. Paramos varias veces, supongo que en cruces o semáforos, y por eso, cuando llegamos, tardé en bajar. No me dejó quitarme nada, ni el casco ni el antifaz. Puso sus manos en mis hombros y me fue guiando. Tropecé con un pequeño escalón y escuché abrirse unas puertas automáticas. Seguimos hacia dentro, escuché unas manos chocar, pero como un saludo, y el pitido de una puerta con seguridad que nos cedía el paso. Paramos.

- Ahora, quítate el antifaz.- me susurró poniendo mis pelos del cuello de punta.

Me lo quité, y la luz de los focos me dio de lleno. Me costó acostumbrarme a la luz y mientras parpadeaba para acostumbrarme, James me quitó el casco.

After HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora