Capítulo 30. Odio los barcos

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Nada más llegar a casa pude empezar a gritar. Ya que todos se comenzaron a gritar, mis gritos se veían ahogados por los de los demás.

"Haced las maletas, nos vamos al amanecer", nos dijo mi madre.

Yo creía que James no sabía tampoco lo de EEUU, porque al estar aquí, habría sido más fácil mantener la mentira. Pero estando juntos allí, que seguro que estaríamos la mayoría del tiempo juntos, lo veía taaaan difícil. Me sentía taaaan débil. Sabía que al final acabaría cediendo. Y que él ganaría, porque al fin y al cabo, me había enamorado de James Potter hasta tal punto de perdonar lo imperdonable.

Y me conocía, ay que si me conocía. Y sabía que eso que me olía mal era que al final acabaría perdonándole.

Hice mi maleta tal y como mi madre me dijo. Y como era un pueblo de la comunidad mágica, mi escoba no se iba a quedar en casa.

Salí de mi habitación para bajar a comer cuando casi me dio el bastón de Ken, Luke se agachó a la vez que yo y me pidió silencio.

- TE VOY A DAR DE HOSTIAS, CANIJO.- le seguía chillando Ken mientras seguía moviendo su bastón y nosotros intentábamos esquivarlo.

Luke hizo como el que salió corriendo. Y me pidió silencio con un gesto, entonces el bastón de Ken se estampó en su cabeza con fuerza. Mi gemelo se quejó sonoramente a la par que se llevaba las menos a la cabeza.

- Nunca me subestimes, Luke, soy el ganador del Torneo de los Tres Magos.- dijo y bajó la escaleras con la cabeza bien alta. Cuando lo oí abajo del todo estallé en carcajadas.

- ¿A quién se le ocurre?- dije entre risas.

Mi hermano me miró con mala cara, aunque después sonrió. Y con una mirada, supe que me retaba a ver quién llegaba primero a comedor. Quedamos empatados, después de varias trampas al otro. Mi madre sólo supo suspirar desde los fogones y vi a Jack sonreír mientras colocaba los cubiertos.

- ¿Qué tal este año?¿algo importante?- preguntó mi madre, mientras seguía de espalda a nosotros. Ken ya estaba en la mesa.

Jack, Luke y yo nos miramos. Ya tendríamos que comenzar a actuar.

- Bueno lo mío con Victoire fue sólo un amor de verano.- dijo Jack, pero Ken comenzó a reír sin parar.

- Le dejó por Teddy.- le dijo Ken y Jack le tiró un pan pero no supo ubicar desde donde, ya que le dio efecto, como solíamos hacer cuando jugábamos.

- Oh, bueno, esa chica y tú no teníais futuro. La distancia es mucho, y en estas edades estar cerca es muy importante.- le dijo mi madre para nuestra sorpresa.

- Por eso nos vamos con los Potter. Suertuda que eres, zanahoria.- se quejó Ken.

- Perdona pero DeDe también se viene con nosotros, así que no sé de qué te quejas.- le dije yo.

- Cierto, soy la leche.- dijo él sonriente.

El viaje a EEUU por la comunidad mágica internacional se hacía en barco. ¿Sabéis que son tres días en barco? Son tres insufribles días sin poder huir de las miradas de nuestros padres sobre nosotros. Porque en EEUU podríamos huir a cualquier lugar, y yo no tenía pensado ahogarme.

Llegamos a la puerta demasiado temprano a través de la red flu. Pero claro, había un control de aduanas interminable. En la cola nos encontramos con los Potter y DeDe. No le dijimos nada a Ken, pero él parecía olerla. Se acercó a ella y le abrazó. Casi lloro de frustración, yo quería algo tan puro. DeDe podría haber engañado a Ken si le hubiera dado la real gana, pero no lo hizo y eso se ganó mis respetos, me quitaba el sombrero ante ella.

James entonces dio dos pasos y se colocó a mi lado, sonriendo ladeadamente. Yo decidí aprovechar que los padres se ponían al día para hablar con él.

- Tres días en barco.- le dije.- Eso va a significar que vamos a estar tres días más que vigilados.

- Bueno, debemos ser buenos actores, Sam.- me dijo bajito.- Tampoco pasarse, nuestros padres saben que tú y yo nos guardamos el amor más para nosotros.- bajó todavía más el tono el voz.- Deberíamos dejarnos pillar dándonos el lote.

Abrí mucho mis ojos. Eso sí que no iba a ser capaz de hacerlo. Una cosa era poder superar que me abrazara de forma cariñosa y todo lo que venían siendo sus muestras de cariño a mí. Pero liarme con él. Eso supondría mi perdición.

- No sé si seré capaz, James. Yo...- me cortó, me cortó cuando iba a decirle que no iba a ser capaz porque no sería capaz de ignorar más eso que se ti por él. Pero no me dejó.

- Sólo nos miraran y luego se irán, no más de unos segundos. Nos escondemos cuando les veamos venir y cuando estén casi encima nuestra, pam. Sería lo normal en un barco, el espacio es reducido, es normal que se encuentren con nosotros. No creo que tus padres te riñan mucho por eso.- dijo.

Se creía de verdad que había dejado de quererle. Se lo había creído. Él pensaba que yo ya no le quería, y más bien estaba luchando por no demostrar lo mucho que quería quererle.

Ya subidos en el barco tuve que compartir habitación con la mitad de mis hermanos. Y eso era horrible. Porque nada más ponerse en marcha, estaba tan mareada que acaparé el baño por lo que mis hermanos me hicieron saber que eran siglos.

Tras varias horas, James abrió la puerta del baño con algo en la mano.

- Mi hermano dice que es bueno para el mareo.- me tendió un frasco.- Aunque lo ha hecho él, que sí, que es un as en pociones, pero ha acabado segundo curso. Está en tu mano arriesgar tu vida.- finalmente acabó sonriendo. Como si lo hubiera estado reprimiendo.

Dudé unos segundos. No podría ser peor, además, habría que darle un voto de confianza a Albus. Abrí el frasco, cuyo contenido era amarillo, y me lo bebí del tirón, un solo buche. Sabía asqueroso, o eso o todavía el sabor del vómito estaba en mi garganta. Tosí un poco, cosa que hizo que James entrase a rescatarme del baño.

De pronto, el barco basculó, la puerta se cerró y James se cayó de boca en la pequeña bañera del diminuto baño.

- ¡Oh, Merlín!- exclamé levantándome cómo pude para ir a su rescate, pero seguía mareada.- ¿Estás bien?- pregunté.

El barco volvió a bascular y caí encima de James, que se quejó sonoramente. Estaba más que mareada, tanto que era incapaz de moverme.

Pasados unos minutos, James me quitó de encima suya con cuidado y nos quedamos los dos allí dentro. Ahora él tenía un bollo considerable en la frente.

Genial, para sumar más cosas a mi fantástico viaje al otro lado del charco, me mareaba en los barcos y ahora estaba encerrada en el baño con mi ex novio. Sí, estábamos encerrados, James se levantó a intentar abrir la puerta y nada. Yo mi varita la dejé en la habitación, y la suya se rompió cuando nos caímos. Estábamos encerrados.

Sí, me encantaba viajar en barco, era mi sueño.

Mrs. Malfoy ✨

After HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora