Capítulo 35. Las cartas sobre la mesa

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MARATÓN FINAL (5)

La casa de los Griffiths era de personas estiradas, aburridas y falsas. Veía como la pobre Taylor no podía jugar haciendo ruido. La cena fue una aburrida charla entre adultos y Charlie, en el que los demás luchábamos por no caernos muertos encima del plato de comida.

En cuanto pudo, Malcom nos sacó de allí de forma educada. La verdad es que eso era destreza. Claudia se unió a nosotros en el sótano de la casa, había un billar. Yo me senté en uno de los sofás que estaban ahí abajo cuando llegaron los Potter. Respiré, no podía seguir estando enfadada con James, nos iban a pillar y la felicidad de mi madre era mi prioridad.

James se sentó a mi lado, mientras los demás jugaban al billar y DeDe se incorporaba al juego. James se acercó a mí hasta que sus labios rozaron mi oreja y me susurró:

- Sé que cuando dices que no es nada, un mundo pasa por tu cabeza.

Me levanté y lo cogí de la mano para salir de la casa. Mientras subíamos las escaleras, Jane venía con unas bebidas y no nos quería dejar marchar, aunque James esta vez se puso de mi parte y le dijo que volveríamos en un rato. A cambio, les dije a nuestros padres que iríamos a pasear y que volveríamos antes del anochecer. En cuanto salí y cerré la puerta solté la mano de James, que todavía transmitía esa energía por mi brazo hasta mi corazón. Comencé a caminar hacia el bosque y él me siguió.

- Es solo que no soporto a Jane. Me ha arrastrado por todo el lago en esa máquina y en vez de parar, aceleraba.- le dije.

- Seguro que no se ha dado cuenta.- la volvió a defender.

- Tú sólo te pones de su parte porque te gusta.- le acusé seriamente.

- No, no me gusta. Solo...- se interrumpió el solo para pensar bien sus palabras.- me intereso en ella porque me dijo que su tío es entrenador de un equipo de tercera aquí y que, como nos vio volar el otro día, quizás podría darme una prueba.

Y a mí no me iba a incluir, claro, porque soy el enemigo. Será hija de... Me callo, no le digo nada, no le digo nada...

- ¿Y te ha conseguido...?- mi pregunta quedó en el aire.

Nos vimos interrumpidos por Jane, que se acercó corriendo a nosotros con unos papeles en la mano.

- Estas invitado al entrenamiento de la semana que viene.- dijo ella pletórica y abrazando a James.

Quise apartarla de él de malos modos porque estaba abrazando a MI James, pero no tenía excusa para hacerlo. James se zafó de ella y se giró para mí.

- ¿Me ayudarás a entrenar no? No puedo hacerlo sin ti.- me dijo y yo asentí.- Jo, gracias Solo Sam.- me dijo y me abrazó, momento que aproveché para sacarle, maduramente, la lengua a Jane.

Pasamos mucho tiempo juntos esa semana gracias a Jane. Lo que pasaba es que todas nuestras conversaciones trataban sobre lo mismo: Quiddich. Y tampoco podía cambiar de tema pues Jack se nos unió, diciendo que no aguantaba estar cerca de Ken y DeDe porque él, sí dijo él y me lo creo, ers muy pero que muy empalagoso y cursi. Pero aún así cada segundo juntos me sabían a gloria. Alguna noche nos quedamos comentando cosas que podríamos entrenar al día siguiente hasta tarde y cuando volvía a casa veía como Jane cerraba su cortina. Era bastante pesada.

A pesar de que Harry y Ginny jugaban de escándalo y de que mi madre y Ginny habían jugado profesionalmente, James no quiso dejarles que nos ayudasen. Mi madre no había sido buscadora, ni Ginny tampoco y Harry lo había sido, pero no en un nivel profesional, así que prefería seguir con lo que estábamos haciendo. 

Charlie y Luke eran los nuevos perritos falderos de Jane. Estaban todo el santo día con ella y la defendían a muerte. Cada día esa chica me caía realmente peor.

Llegó el día de la prueba, y a pesar de que no éramos pareja y que era verano, madrugué para despedir a James, que se iría con el padre de Jane hasta el centro donde le recogerían. Él pareció alegrarse de verme allí, y me abrazó y me susurró que estaba muy nervioso y entonces yo le dije que los nervios se quedasen en el vestuario, porque además de nervios él tenía talento y eso era lo único que tenía que sacar allí fuera. Jane también estaba allí, pero a ella solo le dio las gracias y un corto abrazo de cortesía. Yo sonreí triunfante, ella podría mover los hilos que hicieran falta, que aquí lo que era su amiga y le importaba era yo. Jack se fue con él, le pidió el favor al señor Griffiths y le dieron un pase VIP para ver el entrenamiento y entrar en el vestuario. Estaba pletórico y me dijo que me lo contaría todo con lujo de detalles a la noche. Sí porque entrenaban por la mañana, comían y entrenaban físicamente por la tarde.

Pasé el día taciturna y eso llamó la atención de Malcom que decía que seguro que lo conseguía y que sino él hablaría con su tío. Pero yo sabía de sobra que lo iba a conseguir, por el amor de las pantuflas de Morgana, es James Sirius, él superó el récord de su padre en el colegio y solo él había sido capaz de volver a batirlo. No le hacía falta enchufe, como yo bien le dije, tenía talento y estaba dispuesto a trabajar lo que fuera necesario para conseguir su sueño, que era jugar en la liga profesional. Aunque evidentemente la inglesa era mucho más fuente que la americana, hay que empezar desde el suelo para rozar el suelo. El caso, que me voy por las ramas, es que si lo cogían él se quedaría aquí, lejos de mí. Se quedaría con Jane y no con Sam y todo mi esfuerzo para no decirle nada y a la misma de vez todo mi corazón acabarían en la basura.

Nada más vi llegar el coche salí corriendo hasta el coche, a la espera de la respuesta. Jack venía muy contento y contando tantas cosas que no dejó hablar a James hasta que llegamos a la casa. Y entonces allí se me vino el alma al suelo:

- ¡Me han cogido!- gritó él.

Todo el mundo le abrazaba. Coreaban con él y yo tuve que retirarme a la cocina con mi pena y mis ganas de llorar. Allí coincidí con el señor Potter que estaba buscando una hidromiel para brindar. Al verle, no pude resistirme.

- Por favor, señor Potter, no le deje quedarse. Es menor de edad, si usted dice que no, no se quedará.- se me escaparon dos lágrimas, las demás pude contenerlas.

- ¿Por qué quieres que no se quede?

- Porque le quiero.- en ese momento estaban llegando los demás a la cocina, porque el señor Potter estaba tardando demasiado en la cocina. James me miró con los ojos abiertos de par en par, al igual que mis hermanos. Tragué con dificultad.

- Según me dijo el padrino de Albus, cortasteis a finales de este curso.- dijo él y entonces todo se fue a la mierda.

La señora Potter y mi madre comenzaron a pelear. Mis hermanos discutían con mi padre, que les reprochaba no habérselo contado. James intentaba llegar hasta mí pero huí y me encerré en el baño.

Estuve llorando un poco, hasta que me dije que llorar no me iba a solucionar nada. Pero entonces James llamó a la puerta y me hice presa del pánico. Entró aire por la ventana y entonces decidí que huir era mi mejor opción.

Andrea 🐙

After HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora