Un borrador elimina la nitidez de las imágenes sin piedad alguna. Arriba un tejado azul y abajo una alfombra verde. Siluetas de diferentes colores caminan a su lado y sin saber a quien, saluda a izquierda y derecha. Va caminando confiando en su oído más que en sus ojos. Después de las manchas que dejó el borrador al pasar, vinieron los garabatos escritos por una voz familiar pero una figura irreconocible. Miró hacia ambos lados para descifrar el significado de los jeroglíficos pero todos entendían un lenguaje que le era imposible leer.
Salido de un atardecer, un girasol ciego giraba hacia la sombra. No lograba mantenerse en su tallo y constantes gotas de agua caían sobre pétalos que se arrancaban lentamente. Manchas rojas de una rosa destrozada salpicaban las páginas de su historia. Un corazón de espinas suplicaba sin saber que no llegaría ninguna respuesta y que los vidrios atravesados en cada suplica no podrían construir ventanas que le permitieran ver claramente. La vida corrió y nunca logró ver nada gracias a la venda que cubría sus ojos. La soledad visitaría su casa pronto para darle la mala noticia, consecuencia de su ceguera.
Los llamados de otra voz gritaban su nombre. No lograba ubicar el lugar del que provenía pero tenía una distorsionada idea del remitente. La noche quebró sin darse cuenta de que también quebraría los cristales maltrechos de un canto nocturno dramático. La vida se escapaba del lugar por culpa de los que allí no habitaban. El color se desvanecía en el aire con pigmentos de lo que nunca se pudo arreglar.
El ruiseñor parado en la rama más alta entonaba su canto hacia las nubes que se movían sin prestar atención. El pasto se inclinaba hacia el lado contrario y las orugas cerraban su capullo para convertirse en las mariposas que estaban destinadas a ser. Un canto dolido llenaba el viento de melancolía. Indescifrable, sin razón alguna e incomprensible para los que no se detenían a entender que unas simples notas musicales podían llegar a ocupar más que una escala.
Una burla, una risa, un llanto. La euforia de la vida se ve cubierta por una dificultad. Queda adivinar que vendrá después, sin la certeza de que la predicción será correcta y sin poder saberlo. Como la película en las ventanas de un carro, logramos ver hacia fuera pero somos incapaces de mirar hacia dentro. De hilos pende un futuro, acompañado de luces azules y borrosas que entran a través de una ventana pero que aún no logramos observar por nuestro grave caso de miopía.
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Trinos de atardecer
PoetryMe inspiro cuando la lluvia canta o los pájaros trinan, cuando las olas rugen o el viento silba. Me inspiro cuando estoy cansada de vivir la misma vida todos los días, cuando me aburre caminar bajo el mismo cielo y el mismo sol. Me aburre el ruido d...