Tres canciones

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Tres canciones se escuchan desde su ventana a estas horas de la noche, pacíficamente se mezcla el trío de melodías que a todos fingen encantar. La noche se le pasa rápido escuchando esas tres voces aullar y la compañía de la música que trata de arrullar. Las campañas tintinean al ritmo de esas tres canciones que intentan comunicar al mundo mil palabras. No escuchan detrás del trío, lo que intentan decir, no quieren ver el compás de la música flotando en el aire, ni aquella canción que los trinos de tres pequeñas aves quieren interpretar.

En la ventana de al lado, una mujer arrulla a su hijo siguiendo la letra del bello compás. Poco puede imaginar lo que su tarareo significa o lo que sus oídos aún no pueden llegar a escuchar. La cuna del niño se mece suavemente, acompañando a la dulce voz de su madre. Tres canciones empiezan a hablarle a eso de las ocho de la noche, cuando la hora de dormir ha llegado. Tres cartas le son susurradas al oído, tres fantasmas que vuelan a su alrededor cuando por error se queda dormida mientras calma a su hijo, tres suplicas justo frente a sus ojos, acostadas a sus pies.

Tres canciones quieren agotar la oscuridad de la noche, tocando sus dulces melodías, trinando bajo la luna ligeras canciones de cuna. Quieren alejar la soledad con letras de amor, encender velas de llama fina, apagar problemas imposibles de lidiar. Tres lindas pero rebeldes canciones que se van, se escapan de la ventana, dejan ya su jaula, su prisión y se aventuran en la lejanía, llevando enseñanzas a todas partes. Rogando para que nunca despunte el alba, queriendo jamás regresar.

Trinos de atardecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora