Me siento en frente de él y tomó aire, no sé cómo empezar. Sin embargo él sí, se aclara la garganta y respira profundo, su mirada puesta en el suelo. La levanta tímidamente y mira por encima de sus lentes, tarda en empezar. Cuando lo hace, mis ojos empiezan a abrirse, la oscuridad empieza a irse y el hielo a derretirse. El fuego en su mirada penetra en las palabras que pronuncia. Su mano derecha acariciando suavemente la madera color caoba, las expresiones marcadas en sus cejas. De mis labios salen unas cuantas palabras y eso es suficiente para que se ría y mire hacia otro lado, trato de escuchar todo lo que dice pero no logro comprenderlo. Las palabras se vuelven borrosas y todo lo que puedo ver son sus lentes, su pierna cruzada, su corbata, diciéndome cosas que no puedo entender, cosas que me decepcionan y me alejan de la realidad.
Y no puedo enfocarme en nada más porque extraño esa sensación.
Porque ahora me siento desconocida para él, que me dice mil palabras y sólo logro atrapar unas cuantas. No entiendo todo lo que dice. Puedo escuchar el eco de su voz diciéndome que todo estará bien, es lo único en lo que pienso, en que todo se arreglará. Sólo su mirada me acompaña, su voz me tranquiliza y su sonrisa me hace sentir en casa. Me dice que aunque esté lejos de mi hogar, todo estará bien.
Y le creo.
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Trinos de atardecer
PoetryMe inspiro cuando la lluvia canta o los pájaros trinan, cuando las olas rugen o el viento silba. Me inspiro cuando estoy cansada de vivir la misma vida todos los días, cuando me aburre caminar bajo el mismo cielo y el mismo sol. Me aburre el ruido d...