Un nubarrón gris

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Corriendo bajo un nubarrón gris se encontraba él, las gotas caían apresuradamente como si estuvieran compitiendo para mojarlo. No había traído sombrilla aunque su esposa se lo hubiera recordado antes de salir. La calle estaba casi vacía y la lluvia apretaba torrencialmente. Sus zapatos se empapaban con cada charco que pisaba y el agua salpicaba en su traje de gala.

Ningún taxi quería parar ya sea porque iban ocupados o porque iban deprisa. Se quedó parado en la acera, dejando que el aguacero lo bañara de pies a cabeza. En un momento, miró hacia arriba y se encontró con el enojado nubarrón gris. Lentamente, sintió que el cielo se apoderaba de su interior, sintió perderse en el triste gris de nubarrón. Por algunos segundos el tiempo se pausó, el sonido de la lluvia torrencial se opacó y él se quedó parado mirando hacia el cielo.

En ese momento sintió que el nubarrón lo envolvía por completo, sintió ser parte de aquella nube enfurecida que había quedado en el olvido y trató de recordar. Sus recuerdos lo llevaron hacia lo más remoto de su mente y logró ver a la que antes había sido la dueña de su corazón, a la única mujer que había logrado ocupar su memoria. Encerrado en el significado de ese nubarrón que había estado en los momentos más felices de su vida, permaneció inmóvil. Completamente fuera de sí, olvidó el frío que hacia y lo empapado que estaba, todo para ir a la dimensión que le hacía falta recorrer.

Trinos de atardecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora