Capybara

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"Capybara" lo llevaba en la mente, no quería que se le olvidara para poder escribir algo sobre eso y convertirlo en su próximo éxito editorial. Pensaba en él cuando tomaba un atajo a su casa y en esa extraña última palabra que habían compartido sin saber que no se volverían a ver. Tomó un atajo a su casa. No sintió cuando alguien se le acercó, ni cuando la vida se le escapó de las manos. Sólo sabía que estaba pensando en él, en la última vez que hablaron: no hace mucho. Los gritos provenientes de su garganta se fueron desvaneciendo junto con la imagen de él en su mente. Lo nítido se convirtió en borroso y la luz en oscuridad.

––¿Cómo se dice chigüiro en inglés? ––pregunta ella, casi dando por finalizada la conversación que han mantenido durante dos horas.

––No sé, déjame revisar ––él busca en el computador que tiene al frente y dice la respuesta en voz alta––, "capybara".

––Gracias, tengo que irme ––ella toma su bolso, cierra la cremallera de su chaqueta y se dirige hacia la puerta principal del centro de idiomas.

––¿Te veré mañana? ––pregunta él desde la recepción.

––¡Sí! ––exclama ella mientras cruza el marco de la puerta.

Llega la hora de cerrar, él se quita su corbata azul, plateado y roja. Suspira y va a buscar su chaqueta, pensando aún en ella.

Acomoda los computadores y pone los audífonos en su lugar. Cruza la avenida principal y llega al parque cerca de su casa. Guarda su corbata y se ajusta el cuello de su camisa azul claro, toma el celular y busca su número. Recibe una llamada pero decide no contestarla de inmediato, la devolverá en cuanto llegue a su casa. Estira el cuello y se acomoda el pelo, revisa que todo esté apagado antes de alcanzar su maleta y dirigirse hacia la salida. Cruza el parque pero al ver que oscurece, decide tomar el atajo para llegar más rápido. Guarda el tapete de la entrada, le echa un ultimo vistazo al pequeño centro de idiomas, apaga la luz principal y cierra la puerta de vidrio. No se da cuenta de que alguien le sigue y que cada vez se acerca más. Pone el candado, se aparta un flequillo que se le ha venido a la cara y se aleja caminando por la acera. Siente una presión en su cuello y todo empieza a verse borroso. "Capybara" se repite a sí mismo con una sonrisa. Sus latidos se detienen. Aumentan cuando llega a su apartamento y verifica que no recibe una respuesta o una llamada de su parte. Yace en el piso, sin vida. Teclea su nombre en el computador y mira por la ventana, sonríe: la verá mañana.


Trinos de atardecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora