Salió de la ducha en un pantalón de pijamas y la toalla en su cuello. El olor de su jabón me hizo estornudar y sonrió. -Huele mal?
Negué anonadada con el y se acostó en la cama. -Qué incómoda es! No te has quejado?
-Para mi es perfecta, no tiene nada de incómoda.
Nos quedamos callados y me acosté. No quería molestarle y me quedé en la esquina. Me giré con cuidado para ver si se había dormido y estaba equivocada. El estaba acostado en mi dirección por lo que quedamos frente a frente. -Estás muy cansado. Le susurré.
Acariciando mi cara asintió. -Te aseguro que verte recuperada le quita una carga a mis hombros. Quieres que te abrace?
-Duermo terrible. Lo has notado?
-Creo que lo importante es con quien duermas no como duerma esa persona.
Toda la sangre se fue a mi cara y me abrió sus brazos. Temerosa me acerqué y acosté mi cabeza en su todavía frío pecho.
Aquello que sentía era nuevo, me sentía protegida y no sabía qué hacer.
-Estás tensa, no te haré daño Virginia, algún día confiarás en mi?-Eres en la única persona que confío es solo que... no creo que estés aquí conmigo y que no tengas miedo de dormir con alguien como yo...
Respiró profundo y besó mi hombro. -Duerme bien.
-Tu también Aldo. Dios te bendiga.
Minutos después decidí mirar su cara para confirmar si dormía y así era. Nos arropé y como si fuera un milagro la alegría que albergaba mi corazón en ese momento y su tranquila respiración, me durmieron.
Desperté y allí estaba. Sentado a mi lado con su computador.
Lo observé por unos segundos y admiré a ese dios. Sus labios rosados y su cabello despeinado hacia atrás tan negro como la noche que se acababa de ir, esos ojos pequeños y maravillosos.
Quisiera poder besarlo y nunca regresar a la realidad.
Estornudó y me miró. -Wow! Buen día Virginia, amaneces preciosa.
Cerré los ojos y sonreí. -No te burles!
Sonó el teléfono, se activó el altavoz de inmediato. Gruñí y el lo escuchó divertido.
-Virginia buen día, estás tarde para el desayuno. Te esperamos en 15 minutos.
Me levanté de prisa y escuché su risa.
Me duché y me cambié en el mismo baño. Salí como pude y me hice un recogido. Pinté mis labios, algo que era nuevo en mi y fui a buscarlo.
Seguía en la misma posición y me senté a su lado. -Debes cambiarte o me tocará el peor desayuno.
-Es una orden?
Negué y como si quisiera hacerlo a propósito caminó como un caracolito hasta el baño. Salió 5 minutos más tarde y se había puesto una ropa en lino. Duró unos 15 minutos arreglando su cabello y su ropa. Lo peor y gracioso del caso era que lo estaba haciendo a propósito.
Sonó el altavoz. -Virginia, tu hora de desayuno ha concluido. Te espera tu cita con el doctor.
Buscó en su bulto un jugo pequeño. -Desayuna con esto.
Lo miré al borde de la rabieta y rio. -A veces tardo en arreglarme.
No le contesté y me ayudó a destapar el jugo. -Vamos.
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¿CULPABLE?
RomanceNina Adams Se despertó desnuda al lado de un extraño y la desesperación la dominó. El atractivo hombre que había visto la noche anterior en un evento, la miraba como si la conociera. El la había violado y no le importó ni disimular que por lo menos...