Capítulo 25

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El estaba allí arrodillado extendiendo un hermoso diamante. Estaba nervioso, tanto que toda su característica confianza estaba de paseo.

No pude mantenerme en pie y le hice compañía de rodillas.

-Claro que acepto mi amor. Respondí llorando como una magdalena.

El besó mi frente y luego mis labios.

Todo el prestigioso restaurante estaba de pie aplaudiendo y yo me había perdido en su mirada.

Colocó el anillo en mi dedo y nuestra pequeña corrió hacia nosotros.

Los hijos de Rose hicieron lo mismo y nos llenaron de besos.

Llegamos al hotel y Mark también estaba presente.

Aquello era un sueño realidad. Mi padre se reía en todo momento y yo no podía soltar a mi futuro esposo.

Nos sentamos todos en el área de la piscina y Camila empezó con su interrogatorio. -Cuándo será la boda cuñado?

Aldo se encogió de hombros. -En què fecha te gustaría? Quieres que seamos esposos mañana? Preguntó sin dejar de mirarme.

Negué de inmediato. -Tres meses creo que es suficiente.

-Pues claro mi niña, ustedes se merecen una boda hermosa!

-Yo me encargo de todo! Exclamó Rose emocionada.

Camila la miró con desagrado. -A dónde quedo yo?

Todos reímos.

-Podemos hacerlo juntas. Sugirió mi cuñada, a lo que Cami asintió de buen humor.

Aldo se llevó a La Niña en brazos que había caído rendida del cansancio.

Me despedí de mi familia querida y me fui con el a la suite que había alquilado.

Lo observé acostar a nuestra hijita y sonreí al ver su cuidado. Acarició por unos segundos su cabello y le quitó el vestido con delicadeza.

Abracé su fuerte espalda y acomodó su cabeza en la mía. -Dejaste a tus invitados por venir detrás del futuro esposo?

Se dio media vuelta. -Sin dudarlo lo haría miles de veces mi amor.

Me dejó ver su alegría y todo el deseo que había en sus ojos. -Hoy no te dejaré dormir...

Me alejé de el y busqué el pijama de Ally.

Con cuidado se lo puse y lo seguí hasta nuestra habitación. Lo que había allí me dejó sin palabras.

Aldo tenía dos copas en su mano y estaba sentado en la cama. La misma estaba cubierta por pétalos rojos que formaban en claro Mi Futura Esposa.

Era una sorpresa tras otra y ahora me sentía celosa.

El lo notó y se dirigió hacia mi. -Estás llorando de mala gana? No te gusta la habitación? Qué sucede? Estaba nervioso.

Lo miré con rabia mientras le señalaba la cama. -Eres demasiado para mi... no te merezco. Lo único que hago por ti es traerte problemas y tu cada día te comportas como el príncipe que siempre soñé. -Qué sorpresa te he dado?

Su rostro se relajó y tomó mi cara en sus manos. -Tú eres la mejor sorpresa! Tus gemidos cada noche son la mejor sorpresa! Tu mirada ingenua, enamorada y protectora es la mejor sorpresa! El amor que sientes por mi niña es la mejor sorpresa! Tú eres mi mejor regalo mi amor.

Lo abracé y no me importó que mis lágrimas mojaran su caro traje. Me levantó en sus brazos y me depositó con cuidado en la cama.

Me miraba con tanto amor que sentía que mi corazón se quedaría allí.

¿CULPABLE?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora