Tercera persona
Había pasado un mes desde que Aldo le pidió matrimonio.
Aldo estaba en su estudio y escuchaba a lo lejos la risilla de sus dos mujeres favoritas. Rió como niño enamorado.
Estaba ansioso por terminar esa pila de trabajo para sentarse con ellas, pero esas eran las consecuencias de quedarse a trabajar en la ciudad y disminuir las visitas al exterior.
Su celular sonó y dudó en tomarlo hasta reconocer que era el ringtone que le había asignado a su cuñado Irrael.
-Irra! Qué tal? Contestó cansado.
Su cuñado respiró profundo antes de contestar. -Aldo buenas noches, estás ocupado?
-Ya sabes, en lo de siempre. Sucede algo? Preguntó un poco preocupado.
Irrael dijo un improperio bajo. -Estoy en mi oficina todavía, me imagino a tu hermana enojada pero...continúo rastreando los teléfonos de tu madre y ayer una persona extraña la llamó. Le pidieron información sobre ese maldito y ella dijo que no sabía nada.
Aldo apretó sus puños recordando lo que le había hecho a las mujeres que ama ese mal nacido.
-Irra, ella nunca sabe de nada. Lo tiene escondido bajo su falda. Jim aún no encuentra nada?
-No. Dorian está cerca de nosotros Aldo. Dijo esto con sigilo.
El magnate se peinó hacia atrás su negro cabello. -He hablado con Nina sobre mudarnos a Inglaterra, si ellas están bien creo que estoy tranquilo.
-Deja de ser idiota, preocúpate por ti también. Mandaré a mi esposa y a mis hijos con mi familia hasta encontrarlo. Deberías tomarte unas vacaciones y trabajar desde casa hasta que lo encontremos. Tu hermano es más inteligente de lo que creemos. Y ese alguien que le ayuda lo está poniendo cada día más fuerte.
Aldo miró la cámara y las vio acercarse. Su amada mujer venía en una pijama de conejos al igual que su hija y cada una traía uña bandeja.
-Irra, mañana iré a tu oficina. Vete a tu casa, conoces a mi hermana!
Aldo colgó de prisa y bajó la cabeza para parecer concentrado en su trabajo.
Virginia estaba desesperada por verlo y llevarlo a la cama y junto a Ally entraron al despacho.
Ally corrió hacia el dejando casi caer las frutas que traía. Aldo con rapidez le ayudó y la levantó hasta hacerle el avioncito.
Las carcajadas de su hija eran divinas y tocaban su corazón.
El tomó la mano de su mujer y ella lo abrazó.
Virginia lo vio preocupado y le pidió que se sentara.
-Ally te ha hecho esta cena. Te gusta?
La pequeña lo miró intrigada y el rió. Esas dos personas llenaban su corazón por completo.
Virginia lo vio comerse las frutas y se sentó a su lado.
De vez en cuando le gustaba ver los documentos de su esposo y ayudarlo a organizar todo.
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¿CULPABLE?
RomanceNina Adams Se despertó desnuda al lado de un extraño y la desesperación la dominó. El atractivo hombre que había visto la noche anterior en un evento, la miraba como si la conociera. El la había violado y no le importó ni disimular que por lo menos...