Capítulo 34

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Despierta mi querido esposo

El doctor me pidió que lo esperara en la habitación y regresamos allí.

Cuando entró no me vio con buena cara. -Señora López.

Tomó mi presión y me pidió que me acostaran de inmediato. -Recuerda que tiene un embarazo de alto riesgo? Debería estar acostada hasta que el bebé nazca. Entienda que la vida de los dos está en riesgo.

Rose me miró perdida pero no añadió nada. Sin embargo, se trataba también de la vida de mi esposo. -Usted lo que es un inconsciente. ¿No entiende que mi esposo está en cuidados intensivos? Solo! Sin su esposa. Yo tengo que estar ahí con el. El nunca me ha dejado sola. No lo entiende!

El se acercó a mi y colocó algo en el suero. -Yo la entiendo señora, pero tenga pendiente que muerta no podrá acompañarlo. No quiero ser duro con usted pero si continúa con ese descontrol en la presión, es candidata a un ataque. Si eso ocurre, no podemos hacer nada.

Se marchó.

Rose y Camila me abrazaron. -El tiene razón. Aldo no está solo, Raysa no lo ha dejado solo ni un segundo.

-Dime qué es lo que tiene. Solo eso. Se que le dispararon, ese desgraciado le dio dos disparos.

Ellas asintieron. -Si. De los dos, uno lo mantiene un poco débil. Pero los doctores dicen que tardará un tiempo en sanar y que a pesar del peligro, el está respondiendo bien.

Rose lo dijo muy seria. -No te mentiría respecto a mi hermano.

-¿El no ha preguntando por mi? La esperanza llegó a mis ojos.

Camila sonrió débil. -Te aseguro que desde que despierte será lo primero que hará.

El no había despertado. Lloré.

Acaricié a mi hijo y le pedí perdón. -Perdona a tu madre. Soy una egoísta.

Camila limpió mis lágrimas. -Alexander sabe que su madre solo está desesperada por ver a su papá. El también lo extraña.

Las miré sin alma. -No se imaginan cómo me siento. Yo no pude hacer nada por el. Lo vi desangrarse y aún así, defenderme. Me dijo que estaba bien sin poder hablar, hasta que cerró los ojos...

Camila salió de prisa de la habitación y Rose besó mi frente. -Intenta dormir. El doctor te ha puesto un calmante y ya deberías estar dormida. Entiende que no resolverás nada de esta forma.  Entre más rápido se normalice tu presión, más rápido estarás con ellos. Ally te necesita mucho.

La enfermera entró y verificó el suero. Lo puso más rápido y sentí mis ojos pesados.

Desperté y sonreí al ver mi visita. Jim tenía unas flores en sus manos. Estaba sentando junto a mi padre con una pierna enyesada y varias rupturas en la cara.

Me levanté con cuidado de la cama y me senté a su lado. -Hola Jefe! Le mostré respeto.

-Me alegra verla sonriendo. Me entregó las flores. Eran blancas como las que enviaba mi esposo todos los miércoles.

Besé la frente de mi padre para disimular la sorpresa.

-Muchas gracias.

-Son de parte del señor. No quiero que cuando despierte me reclame por romper la costumbre de las flores.

Le di un abrazo y se sonrojó. -Gracias por hacer tanto por nosotros. Aldo te quiere mucho y nosotros por igual. Le señalé a mi barriga.

Asintió y lo miré serio. -¿Fue el, verdad?

¿CULPABLE?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora