Capítulo 32

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No me quedaría con esa duda. Hablaría claro con Aldo. Me había prometido que no habrían más secretos y eso era lo que estaban haciendo.

No asistí al entierro porque me sentía sin fuerzas.

Mi esposo, se había hecho cargo de todo.

Llegó con su madre a la casa y ella, le dio un beso a Ally. La pequeña me miró sorprendida y se escondió entre mis piernas.

Mi suegra miró mi vientre y sonrió. -Ese hombrecito será muy grande.

Le mostré mi sonrisa sincera. Aldo me abrazó y se quedó allí, besando mi cabello y acariciando a su hijo por unos segundos.

Llevé a Raysa a la habitación que le habíamos preparado por esos días y cuando estuvimos solas, me dio las gracias.

-Gracias? Pregunté.

Ella asintió. -Si no estuvieras presente, mi hijo estaría muy mal. A pesar de todo, el quería a su hermano. Tomó mi mano. -Se que nunca me van a perdonar, pero me gustaría que mejoremos la relación.

-Eso es cierto. Pensé que enloquecería cuando se enteró de la noticia.

Me senté en la esquina de la cama y la miré seria. Mi hijo se movió como si no quisiera que pusiera aquel tema. -Quiero hacerle una pregunta. Le pido que me sea sincera, si desea que nuestra relación mejore.

Ella asintió.

-Se que el padre de Aldo no era el Padre legítimo de Dorian. Ella me iba a interrumpir y continué. -¿Qué pasó con el padre real?

Ella mostró desespero. -¿Por qué el tema Virginia?

La miré con determinación. -Cuando Dorian me secuestró, uno de sus hombres aprovechó de su ausencia y me llevó comida. Me dijo que fuera fuerte. Me atreví a preguntarle sobre porqué trabajaba con ese hombre si el era bueno. Me dijo sin dudar, que no trabaja para Dorian, si no para su padre.

Ella dejó caer el sombrero negro que tenía en las manos. -¿Qué? Tartamudeó.

-Eso fue lo que me dijo el señor. Tengo miedo. Está pasando algo y nadie me lo ha comentado...

Tocaron la puerta y era mi cuñada. Me dio un fuerte abrazo y después de unos minutos las dejé solas.

Había tratado de hablar con Aldo al respecto pero siempre surgía algo y no me decía nada.

Sin embargo, Irrael estaba yendo con más frecuencia a la casa y había triplicado nuestra seguridad.

Cuando Raysa estaba empacando para irse una semana después, entré a la habitación y cerré la puerta.

Me sonrió con los ojos rojos. -Estaba esperando que vinieras. Creo que Aldo notó que estábamos hablando y no te quiso dejar sola todo este tiempo.

Ella tenía razón. El podía llegar a ser el ser más sobre protector en la tierra. -Antes de que se vaya, le ruego que me diga qué pasó con ese hombre. Con su amante. Le repetí sin rodeos.

-Bien. Agregó dejando a un lado su lado fuerte. -Estuve con el por mucho tiempo, mi esposo nunca tuvo tiempo para nosotros y busqué refugio en el. Quedé embarazada de Dorian y creo que desde el momento en que lo vio nacer supo que no era suyo. A pesar de que el parecido con Aldo era mucho. Mi esposo, continuó alejándose de nosotros y yo hice lo mismo. Me enamoré perdidamente de su socio y de cómo el trataba al niño.

-Ahí decidió alejarse de sus otros hijos... Le afirmé con rencor.

Me miró sin palabras. -Nunca me alejé de ellos, solo quería proteger a Dorian. Si mi esposo se enteraba por fuentes oficiales de que no era suyo, nos mataría a los dos. Entonces, Rose siempre fue muy madura y desde que el nació empezó a alejarse. Por igual Aldo, siempre se sintió abandonado y tenía toda la razón. Pero, cuando yo lo veía, sentía que tenía en frente a su padre. Hacen unos tres años, aun sentía que hablaba con su padre.

¿CULPABLE?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora