Decisiones
Camila se había marchado y me había dejado con dudas.
Increíblemente estaba pensando en mi y eso era una sorpresa. Nina nunca se detenía a pensar en ella. Es algo más de lo que debo agradecer a ese ángel.
Recordé mi conversación a solas con Camila:
-Piensas irte con Aldo? Veo en tus ojos que amas a ese hombre, pero el sentirá lo mismo? Las puertas de mi apartamento están abiertas para ti y allí tienes una habitación. Creo que debes conocerlo mejor Nina.
Al final agregó con lágrimas. -No quiero que sufras más, no lo mereces.
Organicé el baño y como una maniática tomé un boxer que el había dejado. Miré la marca y suspiré. Somos dos mundos diferentes. Nunca podría llegar a su nivel. Millonario y yo tan pobre.
Fea, desaliñada y con una mente tan débil.
La imagen de Valery apareció en frente de mi. Me sonrió pícara. -Pensando en el hombre...?
La miré furiosa. -Deja de molestarme con el tema.
-Vendrá esta noche. Qué le dirás? Aceptarás irte con Cami?
Me encogí de hombros. -El no me ha pedido que me mude con el.
Batió sus pestañas. -Cierto. Y si lo hace?
-Si lo hace, quedaré como mantequilla expuesta al fuego.
Dio saltitos. -Mi hermana está sonrojada.
La voz de mi madre me atacó. -Crees que te pedirá semejante cosa? A una loca desquiciada como tú? Tuvo varias oportunidades hace dos días y al final, hizo lo de siempre, irse.
Por primera vez la voz de mi madre me causaba risa. -Hoy es la última vez que te permito dominar mi mente. No te tengo miedo.
Como por arte de magia dejé de oírla y mi hermana aplaudió.
Hizo el gesto de limpiarse una lágrima. -Espero a que me eches o me echo yo misma?
Las lágrimas habían adornado mis ojos. -Val, se libre. Gracias por ser un ángel en este oscuro caminar. Te amo.
-Yo,
-Puedo,
-Sola.
Asintió mostrando su hermosa sonrisa. -No dejes perder a ese hombre. Es tuyo. Te amo más Virginia.
Desapareció de mis ojos y una rica brisa se paseó en todo la habitación.
Era hora de luchar por mi, con mis propias fuerzas.
Pedí una libreta y pasé toda una semana trabajando en lo que amaba desde niña. Las charlas y vivencias cada vez eran más y más profundas. Lo extrañaba tanto. Las flores habían cesado y mis ansias por el todo lo contrario.
Llegó el domingo y me sentía nerviosa. No entendía el porqué pero en el fondo sabía que era porque quizás lo vería.
Busqué el pijamas más presentable y esperé al altavoz.
Se activó pero en esta ocasión no era la enfermera, era él.
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¿CULPABLE?
RomanceNina Adams Se despertó desnuda al lado de un extraño y la desesperación la dominó. El atractivo hombre que había visto la noche anterior en un evento, la miraba como si la conociera. El la había violado y no le importó ni disimular que por lo menos...