Capítulo 30

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Etapa Culminante

Intenté sentarme con esfuerzo en la camilla. La enfermera al verme me ayudó de inmediato. Tenía 4 días allí y no habían sido días fáciles. Busqué a mi esposo y lo vi casi en el suelo, no sabía dormir en lugares pequeños. Necesitaba salir de aquí rápido o mi amor enloquecería o haría renunciar a todas las enfermeras.

La que me estaba asistiendo vio mi cara de preocupación. -Se siente mal? Bueno, se que si, pero la puedo ayudar en algo?

-¿Podría disculpar a mi esposo? Es que, no le gustan los hospitales y menos tenerme aquí. Por eso se comparta tan rígido a veces.

Ella me sonrió. -Descuide, ya nos hemos acostumbrado a el, por eso he decidido ponerle los medicamentos cuando el sale de la habitación.

Tuve que reír un poco y lo observé por un largo rato. No se alejaba de mi a ninguna hora, solo cuando iba a ver a mi hija y regresaba en menos de 30
Minutos.  Lo amo tanto.

Miré mis brazos y respiré profundo. Tardaría un largo tiempo en recuperar mi color de piel. Aunque en realidad, me importaba más que se marchara el dolor que sentía hasta en los cabellos. Camila me contó que Dorian había sido trasladado a prisión y que podrían echarle unos 40 años por todas las cosas que había hecho.

El frío había llegado otra vez y eso dificultaba mi salida. Las fiebres no se iban ni de día ni de noche y aquel dolor en mi cabeza era insoportable.

Sin embargo, Virginia López es una mujer muy fuerte. He soportado cosas peores y me he  mantenido en pie. Tuve que cerrar los ojos cuando se agudizaba el dolor en mi cabeza.

Oí a mi amor levantarse del sofá y abrí los ojos con esfuerzo. Me sonrió y se acercó preocupado. -¿Tienes dolor?

Quería mentirle pero el me conocía. -Solo un poco.

Me abrazó y me dio un beso suave en los cortados labios. -Ya pasará mi amor.

Asentí para tranquilizarlo. -Ve y date una ducha. Luego sales y comes algo. -No me mires así-. Lo regañé al ver cómo negaba. -Si no lo haces, pediré que te saquen de mi habitación?

El sonrió y besó mi frente. -Le recuerdo que este hospital es de mi amigo Craig.

-Amigo que no le ha sacado de aquí porque estuvieron juntos en la secundaria.

Aldo no pudo contener la risa y amé más a Dios. -Tenías días sin mostrarme esos dientes tan pequeños. Le confirmé y levantó sus brazos rendido.

-Te amo mi Virginia López.

Le indiqué que se fuera al baño y cuando escuché la ducha, toqué el botón de la enfermera. Ella entró de inmediato. -Me duele mucho la cabeza y creo que tengo fiebre otra vez.

Me revisó y me aplicó un medicamento. Rose abrió la puerta y trajo desayuno. Mi amor salió del baño y se veía un poco más descansado.

Besó en la frente a su hermana y luego me sentó en sus piernas. Desayunamos los tres juntos y no supe cuando Morfeo o los medicamentos se apoderaron de mi.

Una semana después Craig me dejó ir a la casa y no aguanté las lágrimas al ver a mi pequeña y a Carmela. La menor me abrazó con cuidado para no lastimarme y eso me hizo amarla más. -Mami te extrañó cada día que estuvo lejos de ti. Las llamadas no eran suficientes mi pequeña.

¿CULPABLE?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora