Capítulo XIII

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Lo que había dicho me había dejado desorientada.

Continuó con su técnica de desorientación. -Pensé que no me abrirías o que sencillamente te había pasado algo en el baño, estaba a punto de llamar a la policía.

-Qué? Cómo sabías que estaba en el baño?

Señaló como si fuera lo más normal del mundo a mi celular. -El me indica dónde estás.

Respiré profundo. -Es ilegal eso.

Se acurrucó en la manta y atrapó mi mano.

ALDO'S POV

Su pequeña mano a diferencia de la mía estaba caliente y la admiré. Estaba transformada. Las ojeras habían desaparecido de su rostro y sus jugosos labios estaban como fresas.

Notó la forma en la que la observé y se sonrojó. -Te extrañé tanto Virginia...

Me maldecía por la inseguridad que mis palabras traían a esos hermosos ojos azules.

Sin decir una palabra me guió hacia una habitación.

-Estás helado todavía, ven acuéstate aquí.

Le hice caso y la traje hasta mis brazos.

Su cabello estaba rizado, recién lavado y amé más su olor.  Hice que me mirara pero insistió en no hacerlo. -Qué es lo que quieres Aldo?

Aquella pregunta había salido con toda su ternura y desespero. -A tí.

Se dejó caer en mi pecho y dejé que derramara esas lagrimillas, porque ya eso no volvería a suceder, no por mi culpa.

-Quiero que me mires y que dejes de esconderte, dime todo lo que quieras decirme, no me temas por favor, es lo último que quiero hacerte sentir.

Acaso era Aldo López el que estaba hablando?

Respiró y colocó sus dos bellas manos en mi cara. Esta mujer es mi perdición, mi debilidad. -Te necesito tanto Aldo, no quiero seguir sufriendo. Necesito que te vayas o te quedes. Llevó mi mano a su corazón... -El ya no quiere más juegos y solo late por...

-Mi?  Aquello había sido como un balde de agua fría.

-Y tu reacción me acaba de convencer de que siento lo equivocado.

La abracé tan fuerte solo para que ella entendiera un poco a Aldo. Mi modo de ver la vida y que sintiera como latía mi corazón por ella, sabiendo que no es adivina y que como siempre, el océano de pensamientos que tengo en la cabeza se quedarán allí, ocultos.

-No se por qué decides entregarle tu corazón a alguien como yo... no me debes nada Virginia.

-Te debo demasiado y desde que consiga un empleo recibirás ese cheque.

Ahora mismo había dejado escapar de mis manos ese río de ternura que ella me había entregado.

Quería besarla, rendirla allí mismo y no dejarla nunca más. Su lugar es a mi lado. Qué Diablos tiene que ver Camila en nosotros!

-Aldo... es difícil mantener una conversación contigo.

-Lo sé.

Me senté y le pedí que se acurrucara allí, en el medio de mis piernas.

Lo hizo nerviosa y la apreté a mi. -Mírame pequeña...

Sin que lo esperara rocé nuestros labios y las descargas me recorrieron.

Qué poder tenía esta mujer! Solo con un roce y me hacía sentir perdido...

Llevé mi mano a su cabello y la acerqué hasta mi boca. Sus ojos azules miraron los míos y abrió su boca. -Te voy a besar Virginia.

¿CULPABLE?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora