Aldo no dejaba de ver el reloj y de verla a ella. Con sus labios entre abiertos y con tantos moretones en todo su cuerpo y pequeñas heridas que podían ser incontables. Lloró y apretó su cabello. No quería volver a tenerla en un hospital, ella ha sufrido demasiado y el solo estaba empeorando su vida.
Su hija estaba muy preocupada por Nina. Tampoco estaba durmiendo, La Niña pedía a gritos que ella regresara y eso lo estaba volviendo loco. Pensó que la iba a perder en cualquier momento o que no la volvería a ver.
Llegaron a Los Angeles y la internaron de inmediato. Estaba muy débil y la fiebre estaba tan alta que podía morir.
Le pusieron sueros y le curaron casi todo el cuerpo.
Craig se acercó a el. Aldo no era estúpido, su amigo no traía buenas noticias. Tenía 4 estúpidas horas esperando y nadie lo dejaba pasar, así que decidió llamar a su amigo, el director de todo el hospital.
El doctor se sentó a su lado y observó el rostro de desesperación de su amigo de la secundaria.
Aldo lo miró con rabia. -Tienes un personal incompetente! Tengo 4 horas aquí y no me dejan ver a mi esposa. Reprendió con ira en los ojos. -Por favor...
Craig puso la mano en su hombro. -Tienes que tranquilizarte, nada resolverás gritándole a todo mi personal.
Asintió y respiró profundo, pero no pudo aguantar y empezó a pelear con Craig. -Que me tranquilice? Mi esposa está ahí y una de tus doctoras dijo que estaba muy mal, además yo la traje, yo vi su estado! Y quieres que me calme?
Su amigo lo miró con lástima. -Estamos haciendo todo lo posible por mantenerla estable. No te voy a negar que sigue muy débil, al parecer no había comido nada en varios días por lo que el trabajo es más difícil para nosotros. La fiebre está demasiado alta y eso no es todo. Tiene varios traumas en el cuerpo y hasta una pequeña fractura en el cráneo...
El magnate sintió que todo le daba vueltas y los brazos del doctor lo ayudaron a sentarse. Aldo lo miró como miraba a Rose cuando estaba pequeño. Ella era la única que podía ayudarlo y ahora su amigo era el único que podía contarle aquello que lo estaba volviendo loco. Sin saber cómo preguntar aquello, dejó que su perfecto léxico flaqueara por unos instantes. -El... ese desgraciado, el abusó de mi esposa?
Craig negó y Aldo sintió un poco de paz. Cómo podía verla a los ojos si ese desgraciado la hubiese abusado? Ella nunca lo perdonaría.
-Afortunadamente no, le hicimos los análisis y no hay muestra de eso. Respondió Craig mostrando alivio.
Irrael la había llamado. Le contó todo lo que había ocurrido con su cuñada y ella tuvo que sostenerse. Dorian había llegado a su límite. No podía creer lo que estaba pasando y temía que Nina no pudiera soportarlo.
Dejó a los 4 niños con Belly y Carmela y manejó como loca al hospital.
De lejos vio a su hermanito hablando con el doctor. Las lágrimas se deslizaban por su rostro sin ningún freno. Ella sufrió el mismo efecto y se detuvo hasta recomponerse para darle apoyo.
Se sentó al lado de su hermano y saludó al doctor que ya se despedía.
El la vio y con los ojos le hizo saber que las cosas no iban bien y la abrazó para poder llorar como cuando era un infante.
Ella buscó su pañuelo y le secó el rostro. Le arregló el cabello y lo miró con el corazón roto. -Aldito, lo siento mucho. Verás que tu esposa estará bien. Sabes lo fuerte que es esa mujer mi amor.
Negó. -Es mi culpa! Mi maldita culpa!
-Sh! No digas eso. El único culpable es ese loco y ya va a pagar todo. Intentó tranquilizarlo.
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¿CULPABLE?
RomanceNina Adams Se despertó desnuda al lado de un extraño y la desesperación la dominó. El atractivo hombre que había visto la noche anterior en un evento, la miraba como si la conociera. El la había violado y no le importó ni disimular que por lo menos...