Capítulo XX

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Fuimos a la habitación y decidí hablar sobre aquel tema. -Tu hermano estaba preso?

Respiró profundo. -Es necesario hablar sobre aquel tema?

Acaricié su hombro. -Si amor.

Abrió la ventana y se quedó allí. -Pues con ayuda de Rose logramos introducirlo en una clínica de rehabilitación para adictos. Se escapó y robó un auto dejando al dueño al borde de la muerte y lo metieron a prisión por intento de asesinato y robo. Se suponía que tardaría unos 10 años y ya está andando en las calles.

No supe que contestar.

-No me importa mi vida pero la de ustedes si.

Buscó desesperado su celular y marcó. -Rose, perdona la hora...pero tengo que decirte algo urgente. -Sobre èl mismo, acaba de aparecer en el restaurante donde estaba hoy, se paró en frente de nosotros y dijo que andaba buscando a Virginia.  No, no creo que lo estén ayudando, tu madre es la única responsable. Se apretó su propio brazo. -Estábamos a 40 minutos de mi casa, no tardará nada en descubrir donde vives o dónde estoy yo. -Ponme a mi cuñado ahora!

Empezó a hablar con su cuñado sobre medidas de protección para las casas y los niños. Verlo de tal forma me hacía sentir nerviosa. Había temor en sus ojos y rabia.

No supe cuando morfeo se apoderó de mi solo sé que la luz del sol me despertó. La música infantil se escuchaba en el primer piso y eso indicaba que la pequeña había regresado de su campamento.

Organicé todo en la habitación y me puse hermosa. Busqué un juguete que le había comprado a La Niña y bajé a por ellos.

Aldo estaba sentado con una taza de té rosada y Ally por igual.  Le di un abrazo a mi hombre y el me besó.

Pero algo llamó mi atención, la pequeña no me estaba mirando bien. No había corrido a saludarme como en los últimos días ni siquiera sonreía.

Me acerqué a ella y le entregué su juguete, de inmediato lo arrojó a la pared y se alejó de mi. -No te quiero.

Aldo la regañó. -Alanna, qué fue eso? Ve y pide perdón de inmediato.

La pequeña negó y corrió hacia su habitación. Aldo respiró profundo y caminó enojado hacia su habitación y me tomó de la mano. -Tranquila Amor, Ally nunca había mostrado una actitud así.

Estaba sentada en su pequeño escritorio y miró a su padre asustada.

-Las princesas se comportan como hacen unos minutos?

Negó. -Es que ella es mala! No la quiero aquí!

Aldo no supo qué decir y solo me apretó la mano. -Las personas malas no viven en mi casa. Nina te quiere mucho y no merece que la trates así. Cambia tu actitud y pide perdón para que no me veas enojado.

Caminé hacia donde ella y empezó llorar, le di un beso en la frente y dejé la habitación. Aldo se quedó hablando con ella y yo no sabía qué estaba pasando. Aquella parecía otra niña. Lo último que yo quería era ocasionar problemas en la vida de Aldo.

Minutos después mi hombre fue a nuestra habitación y me abrazó. -He hablado con su psicóloga, me ha dicho que la quiere ver la próxima semana.  Ella te quiere, solo está asustada.

Asentí para no preocuparlo más.  Tenía su equipaje listo y se iría hasta el domingo para otra ciudad.

Ayudé a organizar su traje. -Tengo el hombre más apuesto de la tierra.

Bufó. -Me alegra que ya tengas más confianza para decir lo que piensas, antes eras una adivinanza.

No pude evitar darle un abrazo y besarlo. Lo necesitaba tanto. El se quedó allí y me apretó aún más fuerte. -No quiero que te vayas a cumplir tus responsabilidades con esa cara preocupada. Yo soy fuerte amor, cuando la pequeña regrese del colegio hablaré con ella.

¿CULPABLE?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora