Capítulo 10

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Catalina jamás olvidaría esa noche. Jamás olvidaría el modo tan cruel en que su padre trato a Ariana, aquella noche cuando su padre volvió a casa después de encontrarlas con Aitor, estaba distinto, ella lo vio temblar mientras insultaba entre dientes, sus manos apretadas en puños y, su rostro descompuesto por la rabia, pero su mirada, esa mirada la perseguiría siempre; tenia  los ojos endiablados, o así lo describiría ella a quien le preguntara.

Sintió tanto temor de él sin comprender el por que, que cuando su padre le ordenó  fuera a su habitación; no protesto, todo en ella le decia que hiciera caso que huyera al refugio de su cuarto y, por primera vez Catalina quería alejarse de él, así que de buena gana se fue a su recamara.

Estaba por entrar a la seguridad de su habitación, solo que entonces recordó a Ariana, no podía dejar a su hermana sola, no con su padre tan enojado que daba miedo. ella le ayudaría a salir librada de los castigos, se dijo, si este estaba molesto porque Ariana no les hubiera contado sobre Aitor, ella diría que también fue parte del secreto, para compartir el riño que le darían a su hermana mayor.

Salió vacilante, rezando en silencio por qué su padre volviera a ser el de antes.  se escondió en el pasillo que daba acceso a la sala y, a la cocina, de ahí podía ver la puerta principal, atenta a cuando su hermana llegará. Podía incluso ver a Marina su madre, parada justo al lado de la puerta, temblando con un trozo de cuerda en las manos, a Catalina le pareció raro pero no le dio más importancia. porque en ese momento la puerta se abría dejando que entrara su hermana.

En cuanto Ariana estuvo dentro, Cata fue consiente que su hermana no había advertido la presencia de su madre, solo hasta que su madre trato de pasar el pedazo de cuerda por el cuello de Ariana, ella se giró para evitarlo tratando de defenderse, su madre seguía queriendo sujetarle el pedazo de cuerda por el cuello, era una escena horrible, tanto que Catalina se mordió una mano para no gritar de miedo, no obstante, eso no fue lo que más asusto a la niña, si no, la mirada y,  sonrisa de su padre que observaba con gesto complacido la escena.

Y lo que le provocaría pesadillas a Catalina cada noche sería; su padre acercándose tan lento a las dos mujeres, como saboreando cada paso.

Una vez estuvo frente a ellas, su hermana no tuvo oportunidad de nada, él la tomo del cabello y, la azoto contra la puerta, Ariana se doblo un poco por el dolor,  tratando aún de sacarse del agarre de su padre, entonces él la jalo del cabello aún más fuerte y, la aventó con crueldad sobre el duro suelo de lozeta .

Ariana hizo un sonido tan lastimero al caer que ella sintío su dolor como propio. Catalina juraría que, incluso en la mano de su padre; había mechones del cabello de su hermana.

Fue entonces cuando notó que su hermana habia quedado como dormida, su padre la veía con esos ojos que daban miedo, su madre les dio la espalda, como si no quisiera ver a Ariana. Y Catalina dejo de morderse la mano llena de angustia.

Pudo ver a su padre acercándose más  con esos ojos endiablados fijos en su hermana, Catalina supo dentro de ella, que le haría daño, que le haría algo muy malo, que planeaba hacerle algo muy cruel, sus ojos se lo decían, su padre era un diablo, un monstruo de esos que ella temía hubiera bajo su cama y Ariana siempre le decía no existían.

Así que cuando lo vio desabrocharse el cinturón, ella no pudo quedarse allí sin ayudarla,  no sabía que le haría su padre pero presentia que era malo— ¡No, papi, no! — grito corriendo, protegiendo a Ariana con su pequeño cuerpo, extendió sus escuálidos bracitos para cubrirla de la vista de su padre aún teniendo miedo de su forma de mirar.

— ¡Catalina, vete a tu cuarto!— ordenó su padre y, Catalina tuvo tanto miedo, que rezo en silencio para que Ariana despertara y, la protegiera.

— ¡vamos Catalina!— la jalo su madre que pareció reaccionar a ella,  trato de quitarla de encima de Ariana, sin embargo Cata se negó.

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