Nada más entrar a casa de sus padres Aitor pegó un respingo .
—¿pero qué cojones?— soltó inclinándose a sobar el lugar donde había sido golpeado.
Catalina lo miraba furiosa.
—¿puedo saber por qué me has pateado?— preguntó a la furiosa chiquilla que se había plantado frente a él de brazos cruzados fulminandolo con la mirada.
—Has salido solo con mi hermana y ha pasado la noche en el hospital, no la cuidaste — lo reprendió furiosa, le temblaba el labio superior de rabia y aún con el dolor en la espinilla tras la patada de Catalina, Aitor apretó los labios para reprimir la risa que le causaba la furia de la niña.
—¡Catalina torres Mendiola!— Catalina se encogió de hombros y cerró los ojos al escuchar a su hermana, se había dejado llevar por el enojo olvidando que su hermana entraba a la casa justo al lado Aitor.
—¿qué te he dicho sobre golpear, Catalina?— siguió reprendiendo su hermana mayor.
La chiquilla, miró con ojos suplicantes a su hermana, quien no se compadeció, elevó una ceja en señal de advertencia y Catalina dejó caer la cabeza derrotada.
—Lamento haberte golpeado— dijo entre dientes, y Aitor le alboroto el cabello divertido ante la chiquilla que era de armas tomar al defender a su hermana.
—No hay cuidado Cata, lamento no haber cuidado bien a tu hermana—respondió él con mirada divertida y Catalina lo compenso con una gran sonrisa.
***
Lejos de ahíAndrés revisaba con mucho cuidado los documentos sobre el avance del caso de su hermano y Ariana, sonrió feliz de que el proceso fuera tan lento, con Ricardo preso y el caso estancado podría regresar a España por fin.
***
Días después en España.
Ariana miraba a su hermana sentada en la biblioteca de la casa familiar donde ahora vivían, había sido idea de Aitor que tomara clases particulares un tiempo, antes de que volviera a la escuela, por seguridad había dicho él y a ella le parecía buena idea.
Las sesiones con el psicólogo que le daba terapia le habían ayudado a liberar parte del peso que ella cargaba sin saberlo, la vida era buena, solo la sombra de lo ocurrido en la galería le atormentaba por momentos, sin embargo rápidamente desechaba los oscuros pensamientos no permitiría que nada le arruinara la felicidad que gozaba. No ahora que estaba lejos de todo daño.
Aitor regresó frustrado de la galería tenía pensado revisar los vídeos para dar con el hombre que drogó a Ariana pero los videos fallaron justo a la hora de la inauguración de la exhibición no había absolutamente nada, Laura trató de ayudarle pero no habían conseguido mucho. Al entrar a casa de sus padres su mirada se desvío; recargada contra el marco de la puerta de la biblioteca la silueta esbelta de rizos alborotados de Ariana le hizo dar un vuelco en el corazón.
Se acercó silencioso.
Y la abrazó por la espalda ella respondió recargando su cuerpo contra su pecho.
Los recuerdos de una Ariana aterrada cuando la tomó por la espalda en el cine en su primera cita le llegaron como un lejano suceso, la chica de ojos grises que tenía entre sus brazos era otra, más feliz, sin ojos tristes y siempre con una sonrisa en sus bonitos labios.
Le movió delicadamente los rizos de la oreja, y le susurró al oído.
—estas preciosa—
Ariana se sonrojo y se mordió el labio inferior ante el cosquilleo que causaba Aitor en su cuerpo. Se giró entre sus brazos y quedó de cara a él se puso sobre las puntas de sus pies y le planto un beso en la boca, él sonrió y la abrazó más fuerte.—¿saldrías conmigo?— pidió con un brillo travieso en sus ojos azules,
Ariana sonrió sonrojándose asintió en respuesta.—Es difícil concentrarse en lo que hago si los tengo en la puerta espiando y besuqueandose— refunfuño catalina, lo cierto es que había estado feliz hasta que comenzó a recibir clases de nuevo.
***
Lejos de ahí pero aún en Madrid, Laura envolvía una caja con un papel dorado.
“«un presente»pensó y río por lo que ella consideraba una travesura.
—¿de verdad enviaras eso?— una voz varonil burlona sonó a su espalda.
Laura lo miró por encima de su hombro como si la respuesta fuera obvia.
La torcida sonrisa de el hombre apareció había maldad en él, si Laura hubiera prestado atención a él en lugar de la caja que tenía en manos se habría dado cuenta que su cómplice a diferencia de ella era peligroso.
***
Más tarde.
Cuando Aitor y Ariana salieron dejando a Catalina con Elena una visita inesperada llegó, envuelta en un vestido rosa y tacones altos, Laura saludó a Elena y entregó una muñeca a Catalina.
Catalina no confiaba en Laura pero Elena la trataba bien y los amigos de Elena eran amigos de ella se dijo, aceptó la muñeca y terminó hablando con Laura en el patio, le habló de su pueblo, de sus padres y de la playa que extrañaba.
—¿Por qué se fueron?—preguntó y sonrió con fingida ternura, Catalina a pesar de todas sus dudas sobre Laura no dejaba de ser una niña así que le confío lo que ella creía que pasó.
—papá golpeó a mi hermana, no quería que estuviera de novia con Aitor— murmuró y sus manitas abrazaron la muñeca con fuerza al recordar los ojos endiablados de su padre.
Laura sintió un extraño gozo al imaginar a Ariana golpeada a manos de su padre.
—¿no extrañas a tus padres Catalina?— sus ojos verdes miraban con fingida simpatía a la chiquilla que asintió rebotando sus rizos luego negó rápidamente al recordar a su padre con el cinturón alzado sobre ella.
—¿ellos saben que estás aquí?— preguntó acariciando los rizos de Catalina.
Antes de que la chiquilla contestara la voz de Elena las interrumpió.
—no quiero ser grosera Laura, pero me pareces muy mayor para jugar a las confidencias con catalina— los ojos castaños de Elena miraron con sospecha a Laura a diferencia de su hijo ella siempre había dudado de lo confiable que era aquella muchacha que pasaba persiguiendo a todos lados a su hijo.
—creo que mejor que te marches— Con una sonrisa amable pidió que se retirara. —Estoy algo ocupada y dudo que Catalina pueda serte divertida será mejor que busques a Aitor. solo en la galería—los ojos castaños amables de Elena miraron fríos a Laura y esta se puso de pie fingiendo estar apenada.
Dentro de ella una idea se había encendido así que no le dio importancia a las palabras de Elena después de todo jamás se habían llevado bien.
Solo salir de casa de los padres de Aitor le llegó un texto al abrirlo sonrió aún más.
«ya, va a España» se miraba reflejado en la pantalla de su celular aquellas cuatro palabras la hicieron sumamente feliz.
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¿Puedo tomarte una foto?
RomanceAriana ha crecido rodeada de la belleza de las playas cálidas de su pueblo natal y, del miedo, la rabia, el dolor y, la violencia a manos de su propio padre. Desde sus escasos diez años ha vivido sumergida en su propio infierno personal sin poder...