Aquel día, nada más despertar Ariana tuvo un mal presentimiento.
—todo irá bien— le dijo Aitor mientras se abotonaba la camisa blanca que vestía.
Ella parpadeo lento, después desvío su mirar para recorrerle lentamente el cuerpo, deteniéndose un poco en los jeans que mostraban el bien proporcionado trasero de Aitor.
—puedo sentirte viéndome Ariana— soltó divertido.
—No te estaba viendo— mintió sonrojada por ser descubierta.
Aitor se giró para verla , enarcando una ceja incrédulo. Solo que entonces Ella volvió a lucir preocupada.
—¿crees que Cata esté lista?— preguntó, Ariana, cambiando el tema.
Él la miro con ternura, se sentó en la cama al lado de donde ella estaba sentada.
Le tomo la mano y se la llevó a los labios depositando un casto beso en la muñeca acaramelada de Ariana.—Andrés la preparo, todo irá bien.— dijo en tono tranquilizador.
Ella deseo que sus palabras fueran verdad, pero algo dentro de si le anunciaba que Catalina corría peligro. Que algo iba mal, solo que no sabía que.
Al bajar de la habitación, descubrieron que
Elena, Andrés y Catalina aguardaban por ellos. Cuando su hermanita le sonrió con cariño, Ariana sintió que el pecho le rebosaba de amor. Todo iría bien, se dijo, todo debía ir bien, se repitió.—¡bien! Terminemos con esto— soltó Andrés abriendo la puerta para que salieran Elena y los demás.
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Al llegar al juzgado lo primero que Ariana vio fueron los rizos negros idénticos a los de ella y Catalina, ahí estaba la cómplice de su verdugo: su madre.
Marina esperaba en la puerta acompañada de un abogado.
Dio una mirada hacia sus hijas y Catalina se escondio tras su hermana. Al notar aquello Ariana se giró inclinándose buscando el rostro de la niña.—Cata, no pasará nada, mamá no puede hacerte nada— tranquilizó a la niña acariciando su mejilla.— yo no la dejaré— añadió.
Catalina miro a su hermana y pensó en cuanto le gustaban sus ojos grises, la boca rosada y las facciones delicadas de Ariana. Amaba tanto a su hermana y le creía, sabía que Ariana la protegería a costa de cualquier cosa y aquello le partió el corazón. Miro de reojo a Marina que tenía fija la mirada en ellas, Catalina quiso huir, quiso correr y escapar, pero no lo haría… está vez no podía.
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Horas más tarde, Andrés miraba con horror a la pequeña sentada frente a él, ahí declarando ante juez y testigos. No podía creer lo que Catalina decía.
¿Que coño estaba pasando?
Trato de recupera el semblante pero su voz fallo, carraspeó un poco y prosiguió.
—Catalina creo que quizás no me explique bien…la voz llorosa de la niña le interrumpió.
—He oído bien, y he dicho que quiero irme con mi mamá ¡quiero a mi mama!— lloro tan desconsoladamente que quienes la miraron no pudieron negar la decisión que tomarían.Andrés lo supo aún antes de que el juez dictaminará, aquel día había perdido por primera vez en su carrera laboral y por vez primera le falló a su hermano.
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Ariana, Aitor y Elena permanecían fuera no les habían permitido entrar, ajenos a lo que acontecía adentro trataban de animarse entre ellos.
—Iremos a por hamburguesas a Cata le encantan, necesitara un poco de mimos después de este mal rato— sugirió Elena sentándose al lado de Aitor.
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¿Puedo tomarte una foto?
RomanceAriana ha crecido rodeada de la belleza de las playas cálidas de su pueblo natal y, del miedo, la rabia, el dolor y, la violencia a manos de su propio padre. Desde sus escasos diez años ha vivido sumergida en su propio infierno personal sin poder...