El aire salió de los pulmones de Aitor como si la pasión de Ariana le hubiera golpeado. Con los ojos grises brillandole como mercurio líquido se abrazo a el cuello de Aitor besándolo de nuevo, un beso ligero un suave roce de labios. Aitor cerro los ojos, tentado, finalmente con una mano le rodeo la cintura atrayéndola a él, con la otra le levanto la barbilla, besándola sin prisa, con cuidado dando tiempo a que ella se arrepintiera quizás. No obstante cuando el pecho suave de Ariana se repego más a él, se obligó a separarla un poco, tomándola por los codos con delicadeza, dio un paso atrás mirándo directo a esos ojos grises que le robaron el alma desde que los vio por vez primera, y que justo en ese momento le recordaron la luna llena.
—Sabes que no tenemos si no estás lista— musitó atento a cualquier mueca de miedo en su rostro. En respuesta ella volvió a lanzarse a sus brazos y le murmuró contra el pecho.
—no tenemos— estuvo de acuerdo, para después buscar sus labios y sobre ellos agregar:— pero de verdad quiero.
El corazón de Aitor dio un brinco ante las palabras decididas de Ariana. Tomo aire profundamente, para al fin corresponder el abrazo y beso que ella le daba —¿estas segura?—murmuro la pregunta, Ariana estaba tan pegada a él que sintió su voz vibrar a través de su duro pecho.
—si, lo estoy— respondió levantando el rostro, sonrió ante los ojos azules que la veian llenos de amor, sintió latir su corazón tan fuerte, que temió que se le saliera de el pecho. Los labios de Aitor le cubrieron la boca con un beso dulce, lejos de querer transmitirle pasión, deseaba hacerle saber que era amada.
Las manos de Ariana se deslizaron hasta el cabello negro de Aitor tirando de el ligeramente, un gruñido escapó de la garganta de él, haciendo que el beso se volviera apasionado, demandante. abandono los labios de Ariana, para llenar de pequeños besos su rostro, hasta llegar a su oído y morderle el lóbulo de la oreja mandando escalofríos placenteros en el cuerpo de ella, quien hizo que sus dedos abandonaran el cabello de él, para deslizarse hasta su duro pecho desabrochando con manos tremulas cada boton, aquel temblor no paso desapercibido para Aitor, fruncio el ceño agarrandole las muñecas para detenerla.
—Ariana, estás temblando— murmuró preocupado, deslizó una mano hasta su rostro acunando una de sus mejillas. La vio sonreír tímida.
—no son temblores de miedo— afirmó, sonrojándose. Se puso en puntillas para buscar de nuevo unir sus labios. Él suspiró, profundizó el beso para después tomarla en brazos llevándola sin prisas a la habitación.
La recámara estaba iluminada por la escasa luz de la luna, que entraba por unos amplios ventanales, justo en medio del lugar la cama llamándolos a fundir sus cuerpos. Él deposito suavemente a Ariana en la cama ella se sento, levantando ambos brazos haciendo una invitación a quitarle la blusa de seda.
Las manos de Aitor deslizaron la blusa de su cuerpo ,y se deshicieron de la falda que estorbaba en el proceso.
—quiero tocarte—murmuro Ariana y él sonrío asintiendo .
—soy tuyo Ariana, puedes tocarme, besarme morderme hacer de mi lo que quieras.
Ariana ahoga un gritito de emoción y deslizo sus manos sobre el pecho de Aitor terminando de desabotonor la camisa negra que cubria el musculoso cuerpo , le acaricio los pectorales recorriendo con los dedos su torso.
Tras quitarle la camisa y llenarse de su imagen, sus dedos titubearon antes de dirigirse a la cinturilla de el pantalón.
Sin embargo era la primera vez que deseaba estar así, así que libero a Aitor de los pantalones y ropa interior.
un cosquilleo le recorrió, jamás en su vida Ariana se creyó capaz de desear tanto a un hombre y frente a ella tenía aún Dios griego que la miraba con amor.Aitor la recostó suavemente entre caricias y besos, desabrochando el sostén de Ariana, acariciando con delicadeza sus senos, besando el cuello, mordiendo despacio su clavícula y el hombro.
el suave pecho de Ariana subia y bajaba rápidamente presa de la excitación.
Cuando Aitor se coloco sobre ella deslizando fuera las finas pantaletas que quedaban de barrera, Ariana aparto la mirada, cerrando los ojos tratando de no dejar que la inundaran los recuerdos de Ricardo, solo que Al Aitor notar esto
Apoyo el peso en sus antebrazos se deteniéndose.—Ariana mírame— pidió con firmeza.
Ella temió abrir los ojos y arruinar todo que le pasara lo mismo de nuevo, que los ojos azules de Aitor se transformarán en los ojos negros crueles y perversos de Ricardo.
— Ariana mírame por favor, si dices no, te prometo que paramos— la voz de Aitor sono comprensiva y amorosa, fue eso lo que la hizo abrir los ojos y darse cuenta que frente a ella solo había dos estanques azules que la veian con total preocupación… y amor. y es eso lo que le da el valor de seguir, no más Ricardo arruinando su dicha, no más Ricardo grabado con dolor en su cuerpo. No más.
los besos y caricias tiernas de Aitor se quedaron grabadas en su piel borrando todo el sufrimiento pasado. Con un beso profundo le demostro que lo deseaba,que en verdad quería que pasara y al corresponderle él se hundió dentro de ella, uniendo sus cuerpos y sanandole el alma.
Cuando Ariana supero la incomodidad de el miedo y estuvo segura que Aitor solo la tocaba porque ella se lo permitía, porque si quería podía detenerlo, porque aquello no era un acto salvaje y a fuerzas,si no tierno y amoroso pudo al fin liberarse de culpas. Renació en los brazos de él hombre que le hacia el amor, que poseía su cuerpo por primera vez con consentimiento de su parte, sin rudeza sin dolor, cuando alcanzo el éxtasis junto al ojiazul que la embestía con ternura, lágrimas salieron de sus grises ojos.
Por primera vez había gozado de un contacto placentero, se había entregado y había sido amada.
Recuperando el aliento Aitor le limpio las lágrimas con una mano al notar que ella lloraba. —¿te he hecho daño?—preguntó preocupado.
Ella le sonrio abrazándose más a el.— Por el contrario me has curado.
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¿Puedo tomarte una foto?
RomanceAriana ha crecido rodeada de la belleza de las playas cálidas de su pueblo natal y, del miedo, la rabia, el dolor y, la violencia a manos de su propio padre. Desde sus escasos diez años ha vivido sumergida en su propio infierno personal sin poder...