Capitulo 25

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Días después en una agradable noche, un impaciente Aitor paseaba de un lado a otro ante la mirada divertida de catalina . 

—Vas a dejar hueco de tanto pasar por el mismo lugar— bromeó la chiquilla recostandose en el sofá de la sala donde ambos esperaban. Catalina llevaba el cabello revuelto y una pijama de conejos en rosa perlado, por el contrario Aitor estaba vestido elegantemente con un traje sastre negro hecho a la medida, a pesar de sus marcados músculos le sentaba bien, llevaba una camisa azul cielo bajo el saco que resaltaba los zafiros que tenía por ojos, y una corbata de seda negra a juego, paro de caminar ante el comentario de Catalina y en su lugar empezó a golpear el suelo con la punta de sus zapatos negros en gesto impaciente. 
La niña puso los ojos en blanco, era ridículo Aitor impaciente y su hermana  nerviosa arriba arreglándose: «es solo una tonta exhibición de fotos» pensó aburrida. 

Estaba a punto de molestar a Aitor con una broma cuando noto que él había dejado de moverse inquieto, estaba paralizado mirando las escaleras hechas de cristal y madera en forma de caracol. 
Tenía las negras cejas arqueadas casi hasta el nacimiento del cabello, los ojos abiertos de sorpresa y la boca abierta en una boba mueca de fascinación, sin duda estaba gratamente sorprendido. 

Catalina no ocupo preguntar que le pasaba, basto fijar su vista en la escalera, ahí donde su hermana bajaba acompañada de una Elena que miraba con orgullo la expresión de su hijo, ya que ella había arreglado a Ariana para la inauguración de la exhibición de fotografías de Aitor. 

Ariana sintió como unos ojos azules le recorrían desde los zapatillas negras de fino tacón, deslizándose por sus piernas cubiertas de medias negras perdiéndose en un vestido azul que enmarcaba su pecho y cintura quedando suelto y libre bajo la cadera, sintió claramente como su mirar le acariciaban los hombros expuestos cubiertos finamente por unos tirantes trenzados tan gruesos como un dedo, se ruborizó al sentirlo por fin poner atención a  su rostro, Elena le había maquillado de un modo discreto resaltando el gris de sus ojos y llevaba los rizos sujetos en un elegante moño, dejando algunos rizos sueltos enmarcándole la cara y el cuello. 
—bella com un àngel— murmuró en catalán, sin poder  apartar la mirada de la chica de ojos grises que lo acompañaría.

—¿Qué has dicho?— preguntó Ariana mirándolo sonrojada al notar lo apuesto que se miraba vestido con traje. 

Aitor parpadeo rápidamente saliendo de su embobamiento, y sonrió ampliamente mostrando sus dientes blancos, solía insultar en catalán pero lo hablaba también cuando algo lo dejaba sin palabras.  Carraspeo un poco apenado ante la mirada divertida de su madre que le guiño un ojo. 

—He dicho ¿que si puedo tomarte una foto?— respondió, mintiendo apenado, por las espectadoras de  sonrisa traviesa que tenían: su madre  quien sabía que me mentía, y Catalina. 

Ariana sonrió ante su respuesta terminó de bajar las escaleras y se acercó a él ojiazul que la miraba con devoción. 
Él se acercó a ella lo suficiente como para sentir su respiración nerviosa, le tomó un rizo con un dedo jugando con el, a la vez que se inclinaba sobre ella acariciandole su mejilla con la nariz, para después susurrarle al oído. 

—Estás preciosa— 

Ariana trago saliva nerviosa, era increíble cómo con un contacto tan inocente y dos palabras en el oído Aitor causaba en ella, descargas eléctricas y llamaradas de fuego recorriendole la piel. Se sonrojó hasta las orejas y sonrió tímidamente a los ojos profundos azulados que derrochaban amor por ella. 

Elena los despidió con un gesto cómplice sentándose en los sofás con Catalina, pasaría la noche viendo películas de princesas con la chiquilla. 

Al llegar a la galería los nervios afloraron en Ariana, jamás había estado en un evento así, y verse rodeada de gente le daba pánico a pesar de que ahora toleraba el contacto con más personas, el toque de Aitor era el único que le resultaba agradable. 

¿Puedo tomarte una foto?  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora