Capitulo 31

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Cuando ambos hermanos terminaron de ponerse al día se dirigieron a alcanzar a Ariana, Cata y Elena. Las dos últimas permanecía en medio del jardín, Cata daba volteretas para ganarse la atención de Elena quien le aplaudía maravillada.
Sin embargo en un rincón alejado, Ariana permanecía alejada, sentada abrazando sus piernas solo observando.

Una punzada de angustia lleno el pecho de Aitor, no podía evitarlo, no cuando 
ahí estaba de nuevo su chica de ojos tristes, antes de que se acercara a ella Andrés lo detuvo, por un breve instante intercambiaron una mirada, Aitor asintió ante la petición muda de su hermano, y paso de largo al lado de Ariana dirigiendose a unirse a Elena y Catalina. Solo entonces  Andrés observo a la chica de risos alborotados, tenia los hombros encorvada como quien lleva el peso de una vida encima, y él sabía que eso era más fácil que cargar con el daño y mal que otro marco en piel y alma, un nudo se formó en su garganta por un momento recordó a un niño rubio en la misma posición, en el mismo lugar, el mismo dolor.  Se pasó las manos por el rubio cabello dejandolo más despeinado finalmente se sentó al lado de Ariana. 

Ella lo miro de reojo después volvió a mirar al frente a Aitor  que ahora jugaba con Catalina mientras Elena les reía las gracias que hacían. Escucho al rubio respirar hondo, queriendo llamar su atención, prefirió seguir ignorandolo.

Solo que, al parecer él no le aceptaría un no— ¡hey!— saludo golpeando juguetón el hombro de Ariana con el suyo. 
Ella le sonrió, no obstante  la tristeza seguía en sus ojos. —¿sabes que es lo que veo?— preguntó y aún con su tono risueño sonó serio.

Ariana lo miro de reojo sin comprender se encogió de hombros a manera de respuesta. 

—te veo Ariana y me veo a mi — dijo al fin, y en sus ojos chocolate un atisbo de pena relucio— te veo observar  a los demás ser felices pero tú solo miras, dejas de tratar alcanzar la felicidad ante cada tropiezo. 

Ella giró la cara para verlo sorprendida por las palabras de Andrés, quien miraba al frente como si le acabara de hablar de el tiempo. Antes de que los labios de Ariana protestaran, el rubio siguió hablando. 

—y te entiendo se lo duro que es creer que la felicidad no está hecha para alguien que ha estado sumido en el infierno, pero lo está porque tú al igual que yo, no hicimos nada para merecer el calvario por el que nos tocó pasar. —Los ojos achocolatados de Andrés se cerraron con un gesto herido como si recordara algo muy doloroso. 

Ariana dejo de abrazar sus piernas y se giró de cara a él observando el perfil de el rubio despeinado que le abría su alma. —lo intento....de verdad lo intento— susurró con lágrimas asomándose en sus ojos grises. 

Andrés abrió sus ojos y siguió mirando al frente tomando su tiempo en responder—lo se, yo sé que lo intentas, y voy a darte mi secreto Ariana — ofreció solemne—algo que no me enseñó ningún psicólogo algo que aprendí yo solo—se giró a verla y en su mirar  chocolate asomó un toque de sinceridad. 

Ella  lo vio expectante, Andrés le sonrió  en ese momento, del mismo modo amable que lo hacía Aitor, igual que sonreía Elena, sonreía cálido y sincero.—para salir de toda la mierda que nos tocó, debes tomar el control, sé lo que has pasado no porque Aitor me lo comentara, no porque lo leyera en el expediente del caso, si no porque en tus ojos miro el terror el mismo  que habito en mi—, tomó aire y siguió hablando. —toma el control Ariana, Ricardo y cualquiera que te haya hecho daño sólo podrá causarte miedo mientras tú les permitas seguir haciéndolo, no les concedas el poder de seguir arrastrándote a la oscuridad, aferrate a lo bueno de tu vida—con una sonrisa señaló con un movimiento de cabeza a Aitor y Catalina. —Y te daré lo que necesitas, más allá de el amor de mi hermano, necesitas alguien que escuche que comprenda y te diga que entiende toda la mierda que te atormenta, necesitas un amigo, y al igual que Aitor fue mi amigo cuando yo caminaba sumido en la desolación, yo seré tu amigo y te indicare el camino—finalizp guiñando un ojo.

Una lágrima escapó de un ojo gris de Ariana y Andrés la atrapó con sus dedos, le sonrió sincero ladeando la cabeza. 
Una sombra de diversión apareció en su rostro, se levantó de un salto y halo a Ariana levantándola de las manos. 

Ella lo seguía mirando asombrada. 

—¿sabes cual es la mejor manera de esperar a que algo malo nos pase?— preguntó con su sonrisa ladeada coronando sus labios.

Ariana negó con la cabeza. 

—la manera de esperar a que lo malo nos alcance es divirtiéndose, lo malo pasará te diviertas o no, así que ante lo jodido de la vida responde siempre con una sonrisa. 

Ariana soltó una carcajada ante la actitud de su nuevo amigo. 

Aitor miro hacia ellos al escucharla reír, suspiro aliviado estaba en deuda con su hermano. 

Una sonrisa iluminó el rostro de Andrés y anuncio.

—Ariana torres Mendiola tú no sabes lo que es el significado verdadero de diversión si no has salido de fiesta con los hermanos Sabido.  

En ese momento Aitor se acercó a ellos curioso, al pasar por el lado de Andres lo golpeó juguetón en el hombro para después acercarse a Ariana rodeando su cintura con los brazos. 

—¿Qué traman?— pregunto sin apartar la mirada de su hermano quién tenía de nuevo su gesto despreocupado. 

—saldremos de rumba está noche—informo Andrés.

—No creo que Ariana quiera salir a pasear esta noche— refutó, Aitor, con una negra ceja alzada ante el despreocupado rubio que ahora bostezaba.

Curiosamente Ariana se sentía animada por las palabras de Andrés. —tienes razón no me apetece, pero me apetece mucho menos seguir encerrada asustada de Ricardo, así que vamos de rumba— pidió adoptando el tono despreocupado de Andrés. Ganándose una mirada de interés de Aitor.

—ante lo jodido de la vida—dijo Andrés encogiéndose de hombros

—una sonrisa—completo la frase Ariana.

La sonrisa encantadora de Aitor apareció al escucharlos y agradeció tener de vuelta a su hermano, él  siempre trataba de reír y hacer fiesta ante todo, «quizás era lo que necesitaba Ariana para recuperar​ la confianza que llevaba ganada y dejar el miedo atrás de nuevo» Pensó. 

—Entonces saldremos ¿eh?—soltó dándole un beso tierno en la nariz a Ariana, quien le sonrió en respuesta.

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