Nada más pisar Madrid a Aitor le cambio la cara, respiró hondo llenando sus pulmones como saboreando el aire de su madre patria. <<Estoy en casa>> pensó con una sonrisa fugaz bailando en sus labios.
A su lado, ambas hermanas lo seguían, una con cansancio y otra admirando el lugar que las acogía.
—Ari— Catalina halo a su hermana de la falda del vestido para que le prestará atención. No obstante Ariana miraba las afueras del aeropuerto con asombro. Amanecía al llegar lo que daba un aire de cuento de hadas a la aventura de un lugar nuevo que jamás soño visitar.
— Ari— volvió a insistir un poco molesta, Catalina. Solo entonces su hermana mayor parpadeó saliendo de su embobamiento, para darle una mirada a la demandante niña.
— ¿Quéue pasa Cata?— preguntó a la irritada chiquilla que le dedicó un mohín enorme.
— Se supone que debería ser de noche—se quejo— tengo sueño—sollozo— aquí ya casi amanece y quiero dormir— uso un tono quejumbroso que Ariana reconoció, era el mismo que usaba su hermana pequeña cuando estaba cansada o hambrienta.
Ariana abrió los labios para responder a su hermana, sin embargo fue Aitor quien habló.
—Dormiras, Cata— sonrió y volteo a verlas caminando de espaldas para ir mirandolas a la cara. — lo de que aquí sea casi de día, se debe a que entre Madrid y México hay 7 horas de diferencia por eso aquí no es de noche.—solto un suspiro emocionado y sus ojos azules brillaron con ilusion de aventura—pero a donde vamos podrás descansar—prometio.
A Catalina la promesa le supo a eso promesas, ella deseaba dormir y quería dormir en ese instante así que refunfuñó un poco, y se abrazó a su hermana.
—Permite que la lleve yo—pidio él— es normal que este agotada— sonrió de nuevo. Retiro con cuidado a la pequeña del regazo de Ariana y siguió hablando.— Las llevaré a recorrer toda la ciudad—indico—cuando termine con ustedes jamás querrán irse de aqui— aseguró—, de Madrid al cielo— guiño un ojo al usar la célebre frase de los madrileños.
Ariana lo miro divertida ante la alegría que mostraba por estar en su hogar, en brazos de Aitor; Catalina se limitó a refunfuñar que solo quería descansar.
Con ayuda de un mozo, llevaron el poco equipaje a un taxi. Cuando el auto s epuso en marcha , conforme avanzaban el camino, Ariana tuvo la sensación, de que no solo dejaban atrás el aeropuerto sino: México en definitivo y con el todos sus años de tormento. Dejaba todos los problemas atrás, y Madrid se abría a ellos lleno de promesas de sueños y días de risas y besos.
—iremos a la puerta del sol—Escucho decir a Aitor que seguía emocionado— tenemos que ir a Callao, y la gran vía— su voz sonaba entusiasta, lo que hizo reír a Ariana. Catalina por otra parte dormía placidamente en el regazo del fotógrafo español.
—llevaremos a Catalina al retiro— comentó emocionado
— ¿El retiro?— preguntó Ariana confusa.
— Es un parque precioso les va a encantar…— aclaró Aitor. antes de seguir hablando sus ojos brillaron ante una idea.
— La rosaleda— dijo triunfal.
— ¿la rosaleda? — preguntó de nuevo Ariana, Aitor le miro con ternura y bajo la mirada a los labios de la chica a su lado.
Se imaginó entonces besando a Ariana en la rosadela. Un marco perfecto de rosas floreciendo tal como ella lo hacia. se sonrojo ante la visión que le regaló su imaginación.
— Es un lugar hermoso te voy a llevar tenemos que tener nuestra siguiente cita ahí; en la rosadela— dijo con firmeza y emoción.
Los ojos grises de Ariana le vieron con curiosidad, pero también con confianza así que asintió a lo que él decía.
— Es la ciudad más bonita que he visto, apuesto que para ti también lo es ¿eh?— comento desviando su mirar a la ventanilla del taxi, aprecio las calles que pasaban como desfile ante sus ojos.
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¿Puedo tomarte una foto?
RomanceAriana ha crecido rodeada de la belleza de las playas cálidas de su pueblo natal y, del miedo, la rabia, el dolor y, la violencia a manos de su propio padre. Desde sus escasos diez años ha vivido sumergida en su propio infierno personal sin poder...