Capitulo 24

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Ariana salió de la galería furiosa, llevaba a Catalina de la mano. Con Aitor había conocido el amor, la pasión y la ternura ahora conocía por primera vez los celos. 

—¡Ariana!— gritó justo detrás de ella, Aitor. 

Respiro ruidosamente tratando de acelerar el paso, pero Catalina había decidido no cooperar y se quedó quieta sin caminar, Ariana miro a su hermana con reproche, no obstante la chiquilla pestañeo inocentemente fingiendo no darse cuenta que se había parado y lo que ocasiona al hacerlo. Antes de que pudiera reñir a Cata una mano la tomo por el brazo, no necesito ver quien era, ahí estaba la chispa de calor que producía Aitor al tocarla. 

—¿piensas dejar que te explique siquiera?— preguntó recuperando el aliento, tan cerca del oido de Ariana que ella se tenso al instante, las sensaciones que él  producía en ella eran embriagantes. Recordo entonces  los labios carmín estampando contra los gruesos labios de Aitor y los celos volvieron, esta vez más fuerte. 

—¿te ha besado?¿Querías que permaneciera ahí observándolos?— se quejo, su voz sonó aguda, furiosa y dolida. 

Aitor soltó el brazo de Ariana y la giró lentamente por la cintura haciéndola quedar de frente a el. Los ojos grises que el amaba lo miraban heridos. 

—no tengo idea de porque me ha saludado tan efusiva, Laura es solo una amiga, te lo prometo, si volvemos dentro lo verás, Ariana estoy contigo. 

La voz de él sonaba sincera y en sus ojos azules brillaban la preocupación de que le creyera. Fue por eso, que tras tomar aire ruidosamente por la nariz y dejarlo salir por la boca se calmo, dejando que el mal rato pasará y con el los celos.

—¿es ella importante para ti? ¿es …te gusta?— preguntó tímidamente con miedo a las respuestas que recibiría.

Un suspiro de alivio salio del pecho de Aitor, ella le hablaba sin furia,y eso era algo bueno sin duda. 

—Laura es importante como cualquiera de mis amigos, pero no me gusta ni es tan importante para mí como lo eres tú— aseguro, le Levanto la barbilla con dos dedos, inclinándose sobre ella le dio un casto beso en los labios. Haciendo que la seguridad volviera a ella, quien lo premio con una tímida sonrisa.

—No crean que no me emociona verlos arreglarse, pero quiero ver la galería— interrumpio Catalina con gesto travieso, camino dando brinquitos regresando a la galería, haciendo rebotar sus rizos al avanzar. 

Al volver a entrar a la galería los ojos verdes de Laura evalúaron con descaro a Ariana, una sensación de fracaso le lleno el pecho, sin embargo fingio con una sonrisa. Se acercó a ellos con una pena que no sentia—Lamento tanto lo ocurrido, extrañaba tanto a Aitor y no medí mis actos, lo siento.—su voz infantil resono en la galería. 

—No parece que lo lamentes — intervino Catalina mirando con Ojos entrecerrados a la mujer que miraba detenidamente a su hermana. 

.Laura parpadeo—perp lo siento— alegó, tratando de disimular lo que la chiquilla le molestó al intervenir.

—seguro— mascullo incrédula, Catalina.
—Cata— advirtió Ariana, lanzando una mirada de reprimenda a su hermana.

—solo evitemos los saludos tan efusivos— advirtió firme, Aitor sin apartar los ojos de Laura. Era su amiga no podía haber actuado de mala fe, pensó. 

Tras mostrarles la galería y las fotos que serían exhibidas, habían dejado el mal rato atrás.

Laura observaba como Aitor tomaba de la mano a Ariana, las sonrisas que ambos intercambiaban, la manera en que él le explicaba cada foto, no hizo más que aumentar el despecho que sentía, por lo que concentro en Ariana  toda su rabia. 

—me imagino que traeras a Adriana a la inauguración de la exhibición de tus fotos— la voz infantil de Laura sono inocente pero Catalina no terminaba de aceptar bien a la chica que no dejaba de mirar a su hermana,sumándole que habia confundido el nombre de Ariana cada vez que la nombraba durante el rato que llevaban ahí.

Los ojos grises de Ariana buscaron la mirada de Aitor, este a su vez suspirl frustrado mirando a Laura con el ceño fruncido. 

—Muchas gracias Laura, pensaba invitarla hoy, era sorpresa y por cierto su nombre es Ariana— respondió molesto por la sorpresa arruinada.

Laura  fingio una sonrisa a manera de disculpa, había pensado que Aitor no traería a Ariana a la exhibición y saco el tema pensando en incomodarla, ahora estaba disgustada él iba en serio, la pueblerina lo tenía muy bien atrapado, se dijo.

—¿te acompañaré a la exhibición?—pregunto Ariana con tono nervioso, jamás había estado en un lugar así y menos en una exhibición temía avergonzar a Aitor. 

—claro, a menos que no te apetezca— respondió abrazándola por la espalda. 

El contacto de él, le daba valor así que asintió mostrando que aceptaba acompañarlo, Catalina sonrió al ver el gesto de desagrado en Laura al observar como Aitor abrazaba a su hermana. 

En México en ese momento. 

Andrés miraba sorprendido a la mujer, que lo esperaba en el lobby de el hotel. 
Se acercó con cuidado como quien tiene frente a una víbora tratando de evitar la mordida. Sonrio amable y tomo asiento frente a la mujer de ojos negros y rizos idénticos a los de Ariana. 

—¿en que puedo ayudarle señora torres?— pregunto sin dejar de mirar a Marina quien lo observaba con desagrado. 

—necesito que me devuelvan a mi hija, puede decirle a Ariana que ella puede hacer lo que quiera pero Catalina es mía.— su gesto era frío, trato de parecer angustiada pero Andrés miraba a traves de ella. 

—Es curioso, señora. los hijos no son propiedad por el contrario podría unirse a ellas y alejarlas de el señor torres, tengo entendido que es muy peligroso—, respondió con total calma.

Marina lo miró con furia, las manos le temblaron y lo señaló con su dedo índice. 

—Es bueno juzgando ¿eh? Ariana los tiene engañados, ella es la culpable de todo este problema—la voz se le quebró, sin embargo  continúo hablando— ella y solo ella, es una mentirosa — escupió venenosa. 

Andrés la miro con pena cerró los ojos y resoplo frustrado, era obvio que perdía su tiempo, se  levantándo dando una mirada a Marina. 

—a veces señora torres es mejor culpar a los demás de nuestros fallos y errores que aceptar la culpa de lo que hicimos o no hicimos… busque ayuda—aconsejo sincero, para después retirarse dejando a marina mirándolo resentida. 

Tras calmarse un poco, marina saco su viejo teléfono y marco un número grabado en el. 

—Tenía razón está de el lado de ella, acepto el trato quiero su ayuda —dijo a la persona que se encontraba de el otro lado de la línea.

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